"Es necesario que se pregunte para que yo siga vivo, por que yo soy tan sólo su memoria". HAROLDO CONTI. Los caminos, homenaje.




VALENTÍN GILARDONI

Publicado en Parodias el 7 de Septiembre, 2012, 0:39 por MScalona

Algo está por llegar

 

-

-

 

Adalberto, nacido el viernes próximo. Lo recibiremos inmiscuidos en las oscuridades reinantes. El 3 de septiembre no manifiesta una espera alegre, mas bien, su fecha final. Adalberto no sabe lo que será de él, más si ustedes, los fieles y privilegiados lectores de “El pronosticador”. 

Adalberto; 3,50 kg, piel oscura, ojos que miran mas allá pero no tanto. Nacerá en el sanatorio de la mujer siendo el primogénito de dos padres que no saben muy bien como sucedió todo. Antonio, futuro padre del niño, supo declararle a una de sus amistades más cercanas;

-Me resulta algo rara esta situación, porque yo nunca tuve relaciones sexuales con María. Nos hicimos cariños pero nunca llegamos a “eso” viste.

-¿En serio Antonio? ¡Es un milagro!

-¿Que, la llegada de Adalberto?

-No, tu mujer.

Antonio nunca fue de sospechar demasiado. Ni siquiera lo será al percibir el color de piel de su hijo, tan diferente al de sus padres. Es un hombre que tampoco busca demasiadas conexiones. El negro, su amigo, le regalará unos cuernos de mamut con el motivo de la llegada del primogénito a este mundo de tinieblas.

Adalberto vivirá sus primeros tiempos sin conocer demasiado  la tristeza, en una casita de Mendoza al 5000. Ya a los 5 años sufrirá su primer decepción al darse cuenta que él no era todo para su madre, ya que la misma sabrá comprarse un hámster al que apodará “El negro” y se dedicará exclusivamente a su cuidado, desatendiendo las necesidades de Adalberto. El niño buscará refugio primero en los dibujitos animados, que un par de años serán unos dibujos muy comprometidos políticamente. Así el niño se enganchara con uno titulado “Los caballeros del macrismo”. Pronto tendrá que abandonar esta válvula de escape y de identificación ya que la presidenta de los 45 millones de argentinos  (habremos crecido notablemente) tendrá un reality show de su vida, las 24 horas en vivo por cadena nacional. Se sabrán omitir las partes de los negociados turbios y los encuentros con Néstor, que como bien pronosticó Mirta Legrand en este mismo diario, sigue vivo disfrazado de Yabrán.

La llegada de su hermano menor al mundo lo hará huir definitivamente de la felicidad.  Antonio contento estará porque no harán falta ni siquiera las caricias esta vez. El milagro nuevamente. Judas nunca tendrá la aceptación de su hermano, que para esta época se dedicará a huir de la realidad escribiendo, vicio que mantendrá hasta sus últimos días. Sufrirá mucho Adalberto pero nadie lo sabrá más que sus cuadernos.

A la edad de ocho años matará a su padre suministrándole más heroína que la necesaria para olvidar la realidad que no supo aceptar. Nunca se le borrará de la memoria esa risita burlona que se dibujó en su boca al escuchar los últimos insultos paternos. A los 12 escribirá su primer novela titulada  “Todos la leyeron pero yo la escribo igual”, a la que presentará en el cilindro de Avellaneda aquella noche que Racing le ganará 2 a 0 a Quilmes, con goles del general, ambos de zurda.

Años adelante, masturbación mediante, Adalberto tratará de violar a la niñera de su hermano, una tímida joven  de ojos grises. La victima será declarada culpable de abuso de menores y condenada a ser feliz en Miami vendiendo escarapelas en el barrio uruguayo. Dicen que nunca pudo olvidar el sexo de Adalberto y que terminará ahorcándose con una bufanda.

Superando una indiferente adolescencia destinada a olvidar, nuestro héroe tendrá un encuentro que marcará sus días para siempre. Inmiscuido definitivamente en la melancolía de la época, teñirá su ser de un gris imborrable. Así llegará a este encuentro, en el invierno del 33, a sus 21 años. Él lo relatará en unos de sus cuadernos, ese mismo día. A continuación la transcripción, primicia de este diario;

“Frio. Frio de goce masoquista. O de dolor de existir. Frio y ventoso. El sábado por la mañana empezó a ser el único objetivo de toda semana. Esperar la mañana del sábado. La mañana media, nada de fanatismos. 10 am, café y al rio. Tenía un banco predilecto en el España. Era el tercero contando del sur para el norte. O de la  barbarie para la civilización. Cada sábado lo encontraba solito, como esperándome. Y efectivamente así era, él me esperaba. Los de al lado, que eran muchos, todos repletos. Pescadores, familias aun no divididas, parejitas tempraneras, perros disfrazados de libres. Pero él, vacío, esperándome. Si había algo que me esperara por aquellos años, eso era ese banco, el tercero. En él supe leer “El aleph”. Fue un sábado de agosto, si mal no recuerdo. Un barco nos miraba prisionero de histéricas aguas y fóbicos puertos. El aleph y cinema verite. Recuerdo ese aire. Un par de semanas después quise repetir el deseo con Arlt. Los dos en la misma mochila. Para que el banco no se bañe solo de madera de algarrobo. Y así resulta que iba mi cuerpo, como comiendo el aire, cuando lo distinguí. Era la mañana del sábado 3 de septiembre y una cabeza afloraba en mi banco. Me acerqué suponiendo confusión; primero mía, ese no debía ser mi banco. Conté rápidamente, sur a norte, barbarie a civilización. No había error. Luego pensé que el confundido era el poseedor de la cabeza que tibiamente se arrimaba por la mojada madera algarreboica. Me acerqué decidido a cuestionar su actitud . “Sentate”, escuche que imperaba el desconocido. Acepté sumiso hasta darme cuenta de su identidad. Era el “Otro”, sentado en mi banco del parque España. Un poco más viejo, los ojos mas saltones, con una barba de un par de semanas y una pipa entre su boca. Sus uñas pintadas de amarillo captaron mi atención. También su remera (a pesar del frio invernal) que llevaba una inscripción en francés. Pude traducirla a; “Yo es otro”. Él se apuró a tomar la palabra. Creí notarlo enojado. Comenzó preguntándome porque no había ganado aquella final de básquet contra zona sur hace dos años. Final en la que yo, o el, o los dos, habíamos errado el ultimo doble que hubiese significado el triunfo de nuestro equipo. Debo admitir que esto me tomó por sorpresa. No esperaba esa pregunta del Otro. Cuando quise contestar o abrir la boca para decir algo, inmediatamente me calló. Me increpó por no haber tenido sexo aquella noche con Marianela. Que yo era un débil, que mujeres así no se iban a aparecer más en mi vida. Que él ahora estaba condenado a pagar por sexo o a abusar de la inocencia de solteronas mayores. Que la carne jugosa de la juventud nunca mas. Y todo por ser un pito flojo. Así me dijo. Yo empecé a mirar para los costados, para ver si había alguien escuchando. Por ultimo, al ver los “Siete locos” entre mis manos, me ordenó que terminase con esas estupideces de Arlt y Borges y que me dedique a estudiar marketing o ingeniería agrónoma, que “ahí esta la pasta” ya que, según el Otro, no está para nada bueno llegar a los 60 con un par de libros y ni un peso en el bolsillo. Se levantó mientras me saludaba diciéndome que nos veríamos el próximo sábado en el mismo banco. Caminó un par de metros hacia el norte. Volvió. Me miró a los ojos y como resignado me dijo; “Nuestro padre es el negro. Engañó a nuestro antiguo padre. Deberás vengarte. Ah y no votes por los K, ciclo terminado. Adiós.”

Así concluimos la primer entrega de la historia de Adalberto, nuestro nuevo héroe, que estará naciendo el viernes próximo, alrededor de las 3 am en el sanatorio de la mujer, para todos aquellos que quieran presenciar su llegada a este mundo de incertidumbres angustiosas y partidos de futbol mal jugados. Hasta el próximo martes.                                  

VALENTÍN

  
Autores
María Paula Cerdán, Francisco Kuba, Verónica Laurino, Marcelo Scalona, Caro Musa, Claudia Malkovic, Silvina Potenza, Marcela González García, Soledad Plasenzotti, Natalia Massei, Mónica M. González, Ariel Zappa, Cintia Sartorio, Cecilia Mohni, Silvia Estévez, Julia M. Sánchez, Matías Settimo, Marisol Baltare, Maximiliano Rendo, Matías Magliano, Andrea Parnisari, Roberto Sánchez, Alina Taborda, Nicolás Foppiani, Mayra Medina, Alfredo Cherara, María B. Irusta, Ale Rodenas, Laura Rossi, Germán Caporalini, Rosana Guardala Durán, Rosario Spina, Sergio Goldberg, Luisina Bourband, Alejandra Mazitelli, Tomás Doblas, Laura Berizzo, Florencia Manasseri, Beti Toni, Nahuel Conforti, Gabriela Ovando, Diana Sanguineti, Joaquín Yañez, Joaquín Pérez, Alvaro Botta, Verónica Huck, Florencia Portella, Valeria Gianfelici, Sofía Baravalle, Rubén Leva, Marcelo Castaños, Luis Astorga, Juan Pedro Rodenas, Esteban Landucci, Dora Suárez, Laura Cossovich, Alida Konekamp, Diego Magdalena, Franco Trivisonno, Gerardo Ortega, Roberto Elías, Facundo Martínez, Ariel Navetta, Graciela Gandini, Jimena Cardozo, Soledad Cerqueira, Juan Gentiletti, Sebastián Avaca, Emi Pérez, Adriana Bruniar, Mariano Boni, Flor Said, Elina Carnevali, Roxana Chacra, Lorena Udler, Nora Zacarías.-