
18 años sin Bukowski
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En el verano de 1994 Heinrich Karl Bukowski murió de leucemia. Tenía 73 años. Había nacido en 1920 en Andernach, Alemania, pero pasó la mayor parte de su vida en Los Ángeles, Estados Unidos. Tuvo una infancia marcada por la violencia familiar, el ambiente patriótico norteamericano de la Segunda Guerra y una infección de acné que le dejó marcas en la cara para toda la vida. Su afición al boxeo, las bibliotecas y los hipódromos, se reflejó continuamente en su obra. Empezó a escribir cuentos siendo muy joven. Tras la primera publicación de uno de sus relatos en una revista durante 1944, se alejó de la literatura y cayó en el alcoholismo. Publicó poesías y relatos cortos en revistas underground hasta que, a los 49 años, después de haber trabajado los últimos veinte como repartidor en el correo, decidió dedicarse solamente a escribir. Su primera novela fue Cartero (1970). A ésta le siguieron otras cinco, protagonizadas por Henry «Hank» Chinaski, su alter ego. Obras que no tardaron en ser exitosas para convertirlo en un escritor de culto.
El lenguaje marginal y violento que caracteriza su escritura está fuertemente influido por la atmósfera urbana de Los Ángeles. Se lo vincula a los escritores de la Generación Beat por el parecido en el estilo y la actitud. Con más de cincuenta libros, incontables relatos cortos y poemas, es una referencia para muchos autores contemporáneos. A quince años de su muerte, Charles Bukowski es el representante más celebrado del realismo sucio.
Diez poemas de Charles Bukowski – 1920-1994
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me calentaba
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ella me calentaba, me calentaba tanto que no quería que nadie más la tuviera si yo no llegaba a tiempo ella se hubiera ido y yo no hubiera soportado eso me volvería loco... era estúpido, lo sé, pero estaba atrapado con ella, estaba atrapado.
repartí todas las cartas y después Henderson me puso a andar de noche en un camión viejo del ejército, una mierda que empezó a calentarse a mitad de camino, y la noche continuó conmigo pensando en cómo me calentaba Miriam y saltando dentro y fuera del camión llenando bolsas de correo. el motor seguía calentándose la aguja de la temperatura estaba al tope caliente, caliente como Miriam. saltar adentro y afuera tres envíos más en la estación esperando para que Miriam y yo entráramos y ella se sentara en mí con un whisky cruzando sus piernas y moviendo los tobillos. dos paradas más el camión parado por el semáforo, era el infierno patearlo de nuevo tenía que estar en casa a las 8, las 8 era lo máximo que Miriam toleraba hice el último envío y el camión media cuadra desde la estación... iba a arrancar, iba a arrancar... cerré las puertas, puse la llave y dejé la estación... tiré las llaves... el camión de mierda se detuvo por el semáforo grité corrí por el hall, puse la llave en la puerta, la abrí... estaba su vaso de whisky, y una nota:
hijo de puta: esperé hasta las 5 después de comer no me amás sos un hijo de puta alguien va a amarme estuve esperando todo el día
Miriam
me serví un trago y dejé correr agua en la bañera había 5.000 bares en la ciudad y yo recorrería 25 buscando a Miriam su osito de peluche violeta sostenía la nota apoyada en la almohada le di un trago al oso, uno a mí mismo y dejé que el agua me calentara.
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Algo para los revendedores, las monjas, los empleados de supermercado y para vos... -
tenemos todo y no tenemos nada algunos hombres lo hacen en iglesias otros rompen mariposas por la mitad y otros lo hacen en Palm Springs metiéndoselas a rubias con almas de Cadillac cadillacs y mariposas nada y todo, la cara se derrite con el último respiro en un sótano de Corpus Christi. hay algo para los revendedores, las monjas, los empleados de supermercado y para vos… algo a las 8 de la mañana, algo en la biblioteca, algo en el río, todo y nada. en el matadero algo llega corriendo colgado por un gancho y lo hacés balancear uno dos tres y así tenés $200 por la carne muerta los huesos contra tus huesos algo y nada. siempre es suficientemente temprano para morir y siempre es demasiado tarde, y el remolino de sangre en la pileta blanca ya no te dice nada y los sepultureros juegan póquer en el café de las 5 a.m., esperando que el pasto pierda la escarcha ellos no te dicen nada. tenemos todo y no tenemos nada días al borde del vaso y el olor imposible del musgo del río, que es peor que la mierda; días de ajedrez con ataques y contrataques, con un interés maricón: da lo mismo la derrota que la victoria; días lentos como mulas hoscas y barnizadas por el sol que trabajan con desprecio subiendo por un camino en el que un loco espera sentado entre jaulas de codornices y azulejos mientras huele un burro de piel escamosa. pero hay días buenos también días de vino, gritos y peleas en callejones, de piernas redondas de mujer abalanzándose sobre tus entrañas con sus gemidos, presagios en las plazas de toros que gritan Madre Capri como diamantes, violetas que brotan de la tierra para que olvides a los soldados muertos y a los malos amores. días en que los niños dicen cosas alegres y brillantes como salvajes que se comunican a través de sus cuerpos y corren de arriba a abajo sin límites ni cheques, ni ideales, ni posesiones, ni opiniones disparatadas. días en que podés llorar todo el día encerrado en un cuarto verde, días en que podés reírte del panadero porque sus piernas son muy largas, días para observar detrás de la cerca. y no hay nada, nada sólo días de patrones y hombres enfermos con mal aliento y pies grandes hombres como ranas, como hienas hombres que caminan como si la música no existiera hombres que piensan que es inteligente contratar y despedir empleados y amasar fortunas hombres con mujeres tan caras como 60 hectáreas de tierra fértil que presumen y se apartan de lo inútil hombres que te matarían sólo por hacer una locura y que se justificarían desde su propia LEY hombres que se asoman por ventanas de siete metros de ancho y no ven nada hombres con yates de lujo que navegan alrededor del mundo pero nunca se sacan las manos de los bolsillos hombres como caracoles, como anguilas, como babosas, pero ni siquiera eso. y no hay nada. cobrás tu último salario en el muelle, en la fábrica, en el hospital, en una armadora de aviones, en una feria, en una peluquería, en donde sea. no querés pagar los impuestos de renta, no querés enfermedades, servilismo, brazos rotos ni cabezas destrozadas, todo se va a la basura como una almohada vieja. tenemos todo y no tenemos nada algunos lo hacen bien por un tiempo pero después se rinden les llega la fama, el hastío la edad, una dieta balanceada, la tinta les quema los ojos, los hijos van a la universidad, aparecen coches nuevos se quiebran la espalda esquiando en Suiza aparecen nuevas opciones políticas, nuevas esposas o simplemente caen de manera natural en decadencia. el hombre que viste ayer enganchándose diez rounds o bebiendo tres días y tres noches en las montañas de Sawtooth, ahora está abajo de una sábana o junto a una cruz o una piedra o viviendo una decepción cargando una Biblia, unos palos de golf o un portafolio: cómo ceden todos esos que creíste que nunca cederían. días como éstos, como el de hoy. tal vez la lluvia en la ventana trate de decirte algo. ¿qué viste hoy? ¿qué es esto? ¿dónde estuviste? a veces los mejores días son los primeros a veces los de en medio, otras los últimos. los terrenos baldíos no están tan mal, las iglesias europeas que ves en tarjetas postales no están mal. las personas en los museos de cera congelándose hasta la esterilidad no están tan mal son horribles, pero no están mal la artillería, pensá en la artillería pesada. y las tostadas del desayuno, en el café bien caliente que hace que sepas que tu lengua sigue en su lugar. tres geranios en la ventana tratan de ser rojos tratan de ser rosas, tratan de ser geranios. no me importa que a veces las mujeres lloren, no me importa que las mulas no quieran subir la montaña. estás en un cuarto de hotel en Detroit buscando un cigarrillo. otro día maravilloso, un poco más de eso como cuando las enfermeras salen del hospital al terminar su turno, hartas, ocho enfermeras con diferentes nombres y diferentes destinos. cruzan el patio algunas quieren una taza de chocolate y papel otras un paño caliente, otras un hombre, otras apenas pueden pensar. es suficiente y no tanto. arcos y peregrinos, estrías de naranjas, helechos, anticuerpos, pañuelos descartables.
a veces en los momentos más amables y de sol hay un humo liviano que sale de las urnas y sonidos metálicos de los viejos aviones de combate y si entrás y pasás el dedo por el borde de la ventana vas a encontrar mugre y hasta tierra y si mirás por la ventana vas a quedarte todo el día, y como si envejecieras, vas a seguir mirando y mirando babeando un poco ah, no, quizá algunos lo hacen bien naturalmente otros de maneras obscenas en cualquier parte.
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El estilo -
el estilo es la respuesta a todo es el camino fresco para alcanzar un día aburrido o peligroso. hacer algo aburrido con estilo es mejor que hacer algo peligroso sin estilo. hacer algo peligroso con estilo, es lo que yo llamo arte. una pelea de toros puede ser arte. el boxeo puede ser arte. amar puede ser arte. abrir una lata de sardinas puede ser arte. son pocos los que tienen estilo. son pocos los que mantienen el estilo. he visto perros con más estilo que los hombres. sin embargo pocos perros tienen estilo. los gatos lo tienen en abundancia.
Cuando Hemingway se pegó un tiro en la cabeza contra la pared, eso fue estilo. para algunos vos tenés estilo. Juana de Arco tenía estilo. Juan el Bautista. Jesús. Sócrates. El César. García Lorca. En la cárcel encontré hombres con estilo. Encontré más hombres con estilo adentro de la cárcel que afuera. El estilo hace la diferencia, una manera de hacer, una manera de ser hecho. seis garzas quietas en un estanque o vos, saliendo del baño y sin mirarme.
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El genio de la multitud -
Hay suficiente traición y odio, violencia. Necedad en el ser humano medio como para abastecer cualquier ejercito en cualquier día. Y los mejores asesinos son los que predican en su contra. Y los que mejor odian son los que predican amor. Y los que mejor luchan en la guerra son al final los que predican paz. Los que hablan de Dios necesitan a Dios. Los que predican paz no tienen paz. Los que predican amor no tienen amor. Cuidado con los predicadores cuidado con los que saben. Cuidado con los que están siempre leyendo libros. Cuidado con los que detestan la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con los que alaban rápido porque a cambio necesitan que se los alabe. Cuidado con los que censuran rápido: tienen miedo de lo que no conocen. Cuidado con los que buscan constantes multitudes; no son nada solos. Cuidado con el hombre promedio con la mujer promedio cuidado con su amor. Su amor es vulgar, busca lo vulgar. Pero odian como genios odian de una manera tan perfecta como para matarte, como para matar a cualquiera. Al no querer la soledad al no entender la soledad van a intentar destruir cualquier cosa que difiera de lo suyo. Al no ser capaces de crear arte no van entender el arte. Van a considerar su fracaso como creadores sólo como un fracaso del mundo. Al no ser capaces de amar plenamente creerán que tu amor es incompleto y entonces te van a odiar. Y ese odio será perfecto como un diamante que brilla como una navaja como una montaña como un tigre como veneno Su mejor ARTE.
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La mujer japonesa -
el señor se inclinó, sonrió y dijo que las mujeres japonesas, las mujeres reales, no olvidaron cerrar las heridas que abrieron los hombres; pero las mujeres americanas van a matarte tal como rasgan la pantalla de una lámpara, las mujeres americanas valen menos que diez centavos ellas se descarrilaron ellas están demasiado nerviosas para hacer algo bueno: siempre frunciendo la cara, siempre con dolor de vientre, desilusionadas, sobrexcitadas; pero el señor dijo de la mujer japonesa: ella está, llegué a casa y la puerta estaba cerrada y cuando entré a la fuerza ella agarró el cuchillo del pan y me hizo permanecer debajo de la cama y vino su hermana y me mantuvieron abajo de la cama por dos días y cuando salí, por fin, ella no habló de abogados sólo dijo "no vas a hacerme mal otra vez" y no lo hice; pero ella sí, y muriendo, dijo "no vas a hacerme mal ahora" y lo hice pero, claro, me sentí aún peor que cuando ella vivía porque ya no había voz, ni cuchillo nada salvo esos apliques japoneses en la pared, toda esa gente chiquita por los ríos rojos con pájaros verdes volando y los saqué y los puse boca abajo en el cajón de mis camisas y me di cuenta por la primera vez que ella estaba muerta, a pesar de haberla enterrado, y que algún día iba a sacarlos todos, toda esa gente pequeña y bronceada felices entre puentes y chozas y montañas pero no justo ahora, no todavía.
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Amor -
me desperté a las 10:30 am en la mañana del domingo me quedé helado en la cama y dije "¡por Dios!" y ella dijo "¿qué pasa, Hank?" y dije "es el auto ¿te acordás adónde lo estacionamos anoche?" y ella dijo "no, no me acuerdo." y yo dije "bueno, hay algo raro en eso". me vestí y salí a la calle no sabía adónde estaba el coche y caminé por esta y por aquella calle sin encontrarlo. yo tuve amores arriba de mis autos y mientras más viejos son y más tiempo los tengo más los quiero. este fue un amor de muchos años. después de tres cuadras al oeste lo veo estacionado, muerto, en medio de una calle angosta la estaba bloqueando mi auto estaba quieto como un tanque desquiciado así que caminé, subí, puse la llave y arrancó. no había ninguna boleta manejé hasta mi calle para estacionarlo bien.
subí la escalera y abrí la puerta. ella preguntó “bueno, ¿el auto está bien?” “sí, lo encontré” dije “estaba…” "te preocupás demasiado por ese auto de mierda” dijo “¿tomaste una 7-up, alguna cerveza?”
me desvestí, me metí en la cama y puse mi culo gordo contra su panza gorda.
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La ducha -
nos gusta ducharnos después (a mí me gusta el agua más caliente que a ella) y su cara siempre está tranquila y llena de paz y ella me lava primero me extiende el jabón por los huevos los levanta los aprieta, luego me lava la verga: "¡ey esto sigue duro!" después me lava el vello de ahí abajo, el vientre, la espalda, el cuello, las piernas, yo sonrío sonrío sonrío, y después la lavo yo a ella... primero la concha, me pongo detrás, mi verga en sus nalgas suavemente enjabono los pelos de la concha, lavo ahí con un movimiento suave tal vez me detenga más de lo necesario, luego las piernas por detrás, el culo, la espalda, el cuello, la hago girar, la beso, enjabono los pechos, luego el vientre, el cuello, las piernas por delante, los tobillos, los pies, y luego la concha, una vez más, para que me dé suerte... otro beso, y ella sale primero, se seca, a veces canta mientras yo sigo ahí pongo el agua más caliente disfrutando los buenos momentos del milagro del amor luego salgo... normalmente es por la tarde y todo está tranquilo, y mientras nos vestimos hablamos sobre qué otra cosa podríamos hacer, pero el estar juntos resuelve casi todo, en realidad, lo resuelve todo porque mientras esas cosas estén resueltas en la historia de una mujer y un hombre, es diferente para el otro, mejor y peor para el otro... para mí, es tan espléndido como para recordarlo, tras la marcha de los ejércitos y de los caballos que pasan afuera por la calle, tras los recuerdos del dolor y el fracaso y la desdicha: Linda, vos me trajiste esto, cuando te lo lleves hacelo lenta y suavemente hacelo como si estuviera muriéndome en sueños en lugar de en vida, amén.
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Libertad -
tomó vino toda la noche del 28 y se quedó pensando en ella: la forma de caminar, de hablar, de amar la forma en que le dijo cosas que parecían reales pero que fueron mentira, y él supo el color de cada uno de sus vestidos y sus zapatos (él conocía la altura y la curva de cada taco así como la pierna a la que contorneaba)
ella otra vez estaba afuera cuando él llegó, y ella otra vez iba a volver con ese olor raro y así volvió ella volvió a las 3 de la mañana sucia como un cerdo come mierda y él sacó un cuchillo para carne y ella gritó retrocediendo hacia la pared de la pensión todavía hermosa, de alguna manera, a pesar de que el amor se iba. él se terminó el vaso de vino.
ese vestido amarillo, su favorito y ella gritó otra vez.
y él sacó el cuchillo se desabrochó el cinturón se arrancó la ropa frente a ella y se cortó las pelotas.
se las llevó en las manos como nueces para tirarlas por el inodoro y ella gritaba mientras el cuarto se iba poniendo rojo
¡DIOS OH DIOS! ¿QUÉ HICISTE?
y él se sentó ahí sosteniendo tres toallas entre las piernas sin preocuparse ahora si ella se iba o se quedaba, si se vestía de amarillo o de verde ni por cualquier otra cosa.
y mientras una mano sostenía las toallas la otra sirvió otro vino.
Historia real lo encontraron caminando en la ruta con todo rojo adelante. había agarrado un pedazo de lata oxidado y cortado su aparato sexual como si dijera ‘¿ves lo que me hiciste? bien podrías quedarte con lo que quedó’
y puso parte en un bolsillo y parte en el otro y así fue cómo lo encontraron caminando en la ruta.
lo llevaron con los médicos que trataron de coserle las partes de nuevo pero las partes ya estaban bien así.
pienso a veces en toda esa mierda vuelta hacia los monstruos del mundo.
tal vez fue su protesta contra esto o su protesta contra todo.
un hombre que nunca se emocionó por los conciertos grabados ni los resultados del baseball.
que Dios, o cualquiera, lo bendiga.
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Final -
Somos como rosas que nunca se molestaron por germinar cuando debimos haberlo hecho y es como si el sol se hubiera hartado de esperar.
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Selección de poemas y traducción Laura Dodyk
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