"Es necesario que se pregunte para que yo siga vivo, por que yo soy tan sólo su memoria". HAROLDO CONTI. Los caminos, homenaje.




BARTHES x PAULS

Publicado en Ensayo el 17 de Noviembre, 2011, 11:17 por MScalona

Durante cuarenta años Barthes no hizo más que sustraerse de todo: marxismo, semiología, estructuralismo, lacanismo, telquelismo… (¡Todos lugares a los que su nombre, por otro lado, quedaba asociado para siempre!) Suerte de Houdini epistemológico, Barthes siempre estaba yéndose de todas partes. Le gustaba fecundar (una disciplina, un saber, un campo) y huir. En ese sentido, la afiliación es la experiencia más álgida que podía tocarle enfrentar y la afirmación –operación básica del afiliado–, el modo de discurso más aterrador. Si afiliación y afirmación van juntas es porque comparten, para Barthes, un elemento profundamente nefasto –más por el tedio que inspira que por la amenaza que representa–: el factor dogmático, esa propensión a la adherencia que afecta a instituciones, saberes, lenguajes, paradigmas, estilos, condenándolos siempre a instalarse, cristalizar, “prender”. Lo único que desvela verdaderamente a Barthes –y cuánto le debemos a su insomnio– es quedar pegado. De ahí, a la vez, los “objetos malos” que rondan su obra (el poder, los sistemas, los lenguajes-ventosa, los códigos, el estereotipo, la estupidez, la imagen) y las estrategias que urde para conjurarlos, que van del chisporroteo erótico al zen: el flirteo, la deriva transversal, la abstinencia.
“La lengua es fascista”, proclamó Barthes en 1977. La frase es más que un slogan eficaz para conjurar fobias propias; suena como una de esas paradojas diabólicas que entretenían a los griegos (Miento…, etc.) y nosotros seguimos practicando para tantear el vértigo del lenguaje. Si la lengua es opresiva, dice Barthes, es porque “se define menos por lo que permite decir que por lo que obliga a decir”. Pero la lengua, entre otras cosas, también sirve para decir que la lengua es opresiva. Tal vez no alcance para desactivar su fascismo pero sí para problematizarlo y –en el mejor de los casos– burlarlo. Y Barthes siempre tuvo algo de burlador. El zigzagueo, los atajos, la ubicuidad, la capacidad para tener la cabeza siempre en otro lado: juntas, las clásicas actitudes barthesianas podrían componer un verdadero manual de donjuanismo teórico. El spleen de Barthes, como el de Don Juan, está hecho de promesas incumplidas, de traiciones, de insatisfacción; empieza en el hechizo, termina en el hastío y sólo reconoce una fuerza motriz: el miedo. “En el origen de todo, el miedo”, dice Barthes. La confesión hace juego con la cita de Thomas Hobbes que presidía El placer del texto (1973): “La única pasión de mi vida ha sido el miedo”. Pero del miedo, en Barthes, nace un método: se llama seducción y también –si limpiamos la palabra de todo el desdén que la aflige– histeria. Porque el Barthes que huía de las ventosas del mundo bien hubiera podido decir “quiero estar solo”. (Es lo que pedía Greta Garbo, a la que Barthes, por otra parte, consagra una de sus mejores mitologías.) Barthes quería lo imposible: estar solo y seducir. ¿Es un crimen? No, es mucho más y mucho menos: es una utopía. La utopía secreta del sujeto que escribe.

                                          ALAN   PAULS

  
Autores
María Paula Cerdán, Francisco Kuba, Verónica Laurino, Marcelo Scalona, Caro Musa, Claudia Malkovic, Silvina Potenza, Marcela González García, Soledad Plasenzotti, Natalia Massei, Mónica M. González, Ariel Zappa, Cintia Sartorio, Cecilia Mohni, Silvia Estévez, Julia M. Sánchez, Matías Settimo, Marisol Baltare, Maximiliano Rendo, Matías Magliano, Andrea Parnisari, Roberto Sánchez, Alina Taborda, Nicolás Foppiani, Mayra Medina, Alfredo Cherara, María B. Irusta, Ale Rodenas, Laura Rossi, Germán Caporalini, Rosana Guardala Durán, Rosario Spina, Sergio Goldberg, Luisina Bourband, Alejandra Mazitelli, Tomás Doblas, Laura Berizzo, Florencia Manasseri, Beti Toni, Nahuel Conforti, Gabriela Ovando, Diana Sanguineti, Joaquín Yañez, Joaquín Pérez, Alvaro Botta, Verónica Huck, Florencia Portella, Valeria Gianfelici, Sofía Baravalle, Rubén Leva, Marcelo Castaños, Luis Astorga, Juan Pedro Rodenas, Esteban Landucci, Dora Suárez, Laura Cossovich, Alida Konekamp, Diego Magdalena, Franco Trivisonno, Gerardo Ortega, Roberto Elías, Facundo Martínez, Ariel Navetta, Graciela Gandini, Jimena Cardozo, Soledad Cerqueira, Juan Gentiletti, Sebastián Avaca, Emi Pérez, Adriana Bruniar, Mariano Boni, Flor Said, Elina Carnevali, Roxana Chacra, Lorena Udler, Nora Zacarías.-