"Es necesario que se pregunte para que yo siga vivo, por que yo soy tan sólo su memoria". HAROLDO CONTI. Los caminos, homenaje.




EL PORTADOR, por ALMA MARITANO

Publicado en Ensayo el 29 de Septiembre, 2010, 11:42 por MScalona

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EL PORTADOR

Reseña crítica

Por  Alma Maritano

1)  En los 3 primeros renglones queda mostrado, no solo el protagonista, sino el clima que tendrá la novela y el tono en que estará narrada: una primera persona que se describe buscando su "suerte" a través de la ventana, como si por la ventana pudiese aparecer la "suerte" de alguien. Esa ambigüedad, esa actitud de búsqueda en el vacío, en la u-topía y no en un lugar determinado, es la actitud que sostendrá a lo largo del relato de sus peripecias. Al mismo tiempo, la precisión con que esta búsqueda a tientas está formulada, "estoy perdido – me dije, estoy perdido", también define la potencia y el dramatismo con que se desarrollarán esas peripecias. Este solo párrafo enlaza al lector para ya no soltarlo.

2)  También desde el primer párrafo nos topamos con la trama lingüística utilizada hasta el final. Una trama en la que argentinismos como guita se mezclan a imágenes plásticas (un color armónico sobre el que improvisar), y a un léxico personal (a la manera de Arlt: bifurcadas, titileaba, "hablando alto, fuerte, continuo"), sin volutas innnecesarias que distraigan de la acción, netamente delineada: "Eran las cuatro de la tarde, mi bufete estaba desierto, el teléfono mudo y el fax, ciego. Hacía un mes que haraganeaba frente al computador."

3)  "Me llevaba por delante el desasosiego. Estaba perdido si dejaba ese caso y estaba perdido dejando a mis personajes." La disyuntiva caracterizará uno de los temas centrales: la unión de ficción y realidad, el choque, la lucha entre vida y literatura, la parodia de una y otra: "Yo tenía que elegir entre dos embauques, una demanda o una novela." Y así como antes mira por la ventana, este personaje /parodia "prende" (qué lindo leer: "prende") el televisor, buscando, otra vez, "no sé qué suerte".

4)  Entonces, siempre en el primer párrafo, el otro cruce: la ficción dentro de la ficción: la película de Thompson, titulada (por supuesto, no casualmente) "La Fuga", y la reflexión consecuente: "por cosas como ésta me estaba perdiendo, definitivamente."

Cuando en una primera página uno se encuentra ante un autor que maneja desde el principio con tal claridad y firmeza los hilos de una historia y define (sin definirlo explícitamente nunca, claro) a su protagonista en un simple bosquejo (caricaturesco, a lo Fontanarrosa), mostrándolo "perdedor" y no "héroe", presentimos (y luego comprobamos) una novela contemporánea, que nos es próxima, que nos involucra, que invita a ser leída con "afecto".

Ésa es para mí una – tal vez la más importante, la que valoré inmediatamente sobre las demás – de las cualidades mayores del relato: la carga de "afecto" puesta en la escritura. De haber podido disponer de más tiempo, es en este aspecto fundamental en el que hubiera querido detenerme. Me parece reconfortante y esperanzador, encontrar otra vez, después de muchas lecturas de autores contemporáneos argentinos, una pieza arriesgada, verdaderamente comprometida, en el mejor de los sentidos. Comprometida con la palabra porque hay pasión del autor por la palabra. Con las psicologías de los personajes, porque al autor sin duda le interesan sus personajes y también por ellos se apasiona. Esto es sin duda, y de un modo esencial, lo que aparta a esta novela de un policial convencional. Los protagonistas son individuos y no arquetipos. La trama se multiplica polifónicamente, no enmarcándose en los cánones tradicionales del género, y los personajes terminan actuando por sí mismos, sin que las riendas con que los sujeta el narrador se nos hagan visibles.

La ausencia de sentimentalismos o efectismos la aparta también, en todo caso, de lo que desde la noción de "género" (por más esfumados que hoy por hoy estén los límites o lineamientos generales del concepto), llamamos "novela romántica". Sin embargo, es rotundamente "romántica", desde mi punto de vista. Tomando, claro, el calificativo, en su verdadero sentido: "revolucionario". Este relato revoluciona felizmente la actitud encorsetada de autores maduros que no pueden quebrar convenciones, y de autores jóvenes que no se atreven a hacerlo, y prefieren observar una cautelosa línea escrituraria, en donde aparecen como los mayores logros el plano simbólico conceptual, las prosas impecables, el léxico pulido y poco manoseado, los contenidos grávidos de ideas, una neutralidad, en fin, una corrección de saco y corbata que suelen aburrirnos por un lado, y dejarnos impávidos por otro. No se ha producido nada dentro de nosotros, olvidamos inmediatamente lo que hemos leído. El autor no ha logrado modificar nada de los que constituía nuestro yo antes de abrir esos libros inocuos.

No ocurre eso en esta historia, donde resultan risibles o conmovedores, repelentes o fascinantes, desde el primero al último de los personajes, desde los secundarios hasta los cruciales. Algo más, que solo ocurre en privilegiados textos: los protagonistas nos resultan inolvidables. Nos parece haber conocido personalmente, no solo a Pereda y Furlet, sino a Baldassini y a don Atilio, y hasta la gata Oful, deliciosa por su aspecto y por su nombre.

Otro mérito del texto: dije "secundarios" y "principales". No. No los hay, todo aquí es "principal", nada ha sido merecedor de un tratamiento "liviano", "fácil", "superficial". Todos los detalles del "cuerpo" de la novela" han merecido el mismo apasionado y cuidadoso trabajo de pulido, construcción, armado, montaje. Un micro universo, "El Portador", "portando" literatura de la buena, de la que importa, de la que mueve, conmueve, y no se olvida. De un "realismo romántico", abarcador, se mueve entre las utopías de nuestra historia y las pasiones de un autor que exprime la vida en las palabras, que extrae de las palabras toda la vida que tantos correctos autores robots suelen desperdiciar.

  
Autores
María Paula Cerdán, Francisco Kuba, Verónica Laurino, Marcelo Scalona, Caro Musa, Claudia Malkovic, Silvina Potenza, Marcela González García, Soledad Plasenzotti, Natalia Massei, Mónica M. González, Ariel Zappa, Cintia Sartorio, Cecilia Mohni, Silvia Estévez, Julia M. Sánchez, Matías Settimo, Marisol Baltare, Maximiliano Rendo, Matías Magliano, Andrea Parnisari, Roberto Sánchez, Alina Taborda, Nicolás Foppiani, Mayra Medina, Alfredo Cherara, María B. Irusta, Ale Rodenas, Laura Rossi, Germán Caporalini, Rosana Guardala Durán, Rosario Spina, Sergio Goldberg, Luisina Bourband, Alejandra Mazitelli, Tomás Doblas, Laura Berizzo, Florencia Manasseri, Beti Toni, Nahuel Conforti, Gabriela Ovando, Diana Sanguineti, Joaquín Yañez, Joaquín Pérez, Alvaro Botta, Verónica Huck, Florencia Portella, Valeria Gianfelici, Sofía Baravalle, Rubén Leva, Marcelo Castaños, Luis Astorga, Juan Pedro Rodenas, Esteban Landucci, Dora Suárez, Laura Cossovich, Alida Konekamp, Diego Magdalena, Franco Trivisonno, Gerardo Ortega, Roberto Elías, Facundo Martínez, Ariel Navetta, Graciela Gandini, Jimena Cardozo, Soledad Cerqueira, Juan Gentiletti, Sebastián Avaca, Emi Pérez, Adriana Bruniar, Mariano Boni, Flor Said, Elina Carnevali, Roxana Chacra, Lorena Udler, Nora Zacarías.-