Septiembre del 2010
Publicado en De Otros. el 30 de Septiembre, 2010, 20:25
por MScalona

Es allí adonde voy
Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí adonde voy.
La punta del lápiz el trazo.
Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí adonde voy.
En la punta del pie el salto.
Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí adonde voy.
¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Te espero. Es allí adonde voy.
En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé dónde ni cuándo. Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver que? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre.
Es hacia mi pobre nombre adonde voy.
Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa.
En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.
Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto.
Oh, cachorro, ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente.
¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.
CLARICE LISPECTOR,
Bra, 1920-1977
Este relato está en el libro "SILENCIO" Ed. Grijalbo
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Publicado en Aguafuerte el 30 de Septiembre, 2010, 19:21
por MScalona
MANUEL RIVAS
Los Bling Bling

Utilizada en sus inicios por los raperos más enjoyados, Bling Bling es la popular y onomatopéyica denominación que recibe el estilo dominante en la actual derecha francesa. Alude a la ostentación, la presunción y la jactancia. En realidad, la política tintineante del Bling Bling se extiende por Europa. Es un populismo trucho, tramposo, practicado por élites que, en el fondo, desprecian al pueblo al que adulan. Prueba de ese desprecio son los instintos que azuzan: el odio y el miedo. Si respetasen de verdad a su nación, no la enlodarían con la indiferencia ante el dolor ajeno, con el desprecio al “otro”, con episodios que pasarán a la historia de la infamia. En un cuento tradicional, Viviane Reding sería el espejo que dice la verdad. Por eso la comisaria de Justicia europea se ha quedado sola, mientras los Bling Bling que hoy gobiernan Europa van colocando gasas negras en todos los espejos para la gran operación que se ensaya con la expulsión de los gitanos: la Expulsión de la Verdad y la puesta en marcha del Estado de Coerción Permanente. El operativo está funcionando con éxito ejemplarizante. La comisaria se ha tenido que cortar la lengua y Sarkozy se la ha comido estofada. Alguien se ha comido, de paso, la instrucción canalla que explicitaba el objetivo étnico de la gran redada. En la expulsión de la verdad, juega un papel esencial la producción de eufemismos. Eso de lo que alertaba Walter Benjamin: presentar como documentos de civilización lo que tiene un envés de barbarie. Así, la expulsión se convierte en “devolución” (Sarkozy), y la persecución de un pueblo en “orden” (Rajoy). Hablando de eufemismos, días atrás encontré en el cajón desastre de Internet una página en la que miembros de la PIDE, policía política de la dictadura de Salazar, trataban de lavar la imagen de tan ilustre corporación. Así, a la tortura la denominaban “ausencia de confort”. ¡Bling, bling!
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Publicado en Fotitos. el 30 de Septiembre, 2010, 14:36
por MScalona

300 PERSONAS asistieron a la Jornada Inaugural donde presentó su libro MIGUEL GRINBERG de Edit. ROSS.- Se exponen obras plásticas de JORGE PATETTA, están los stands de HOMO SAPIENS, ROSS, CIUDAD GÓTICA y la REVISTA EN VOZ ALTA.

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Publicado en Ensayo el 29 de Septiembre, 2010, 11:42
por MScalona
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EL PORTADOR
Reseña crítica
Por Alma Maritano
1) En los 3 primeros renglones queda mostrado, no solo el protagonista, sino el clima que tendrá la novela y el tono en que estará narrada: una primera persona que se describe buscando su "suerte" a través de la ventana, como si por la ventana pudiese aparecer la "suerte" de alguien. Esa ambigüedad, esa actitud de búsqueda en el vacío, en la u-topía y no en un lugar determinado, es la actitud que sostendrá a lo largo del relato de sus peripecias. Al mismo tiempo, la precisión con que esta búsqueda a tientas está formulada, "estoy perdido – me dije, estoy perdido", también define la potencia y el dramatismo con que se desarrollarán esas peripecias. Este solo párrafo enlaza al lector para ya no soltarlo.
2) También desde el primer párrafo nos topamos con la trama lingüística utilizada hasta el final. Una trama en la que argentinismos como guita se mezclan a imágenes plásticas (un color armónico sobre el que improvisar), y a un léxico personal (a la manera de Arlt: bifurcadas, titileaba, "hablando alto, fuerte, continuo"), sin volutas innnecesarias que distraigan de la acción, netamente delineada: "Eran las cuatro de la tarde, mi bufete estaba desierto, el teléfono mudo y el fax, ciego. Hacía un mes que haraganeaba frente al computador."
3) "Me llevaba por delante el desasosiego. Estaba perdido si dejaba ese caso y estaba perdido dejando a mis personajes." La disyuntiva caracterizará uno de los temas centrales: la unión de ficción y realidad, el choque, la lucha entre vida y literatura, la parodia de una y otra: "Yo tenía que elegir entre dos embauques, una demanda o una novela." Y así como antes mira por la ventana, este personaje /parodia "prende" (qué lindo leer: "prende") el televisor, buscando, otra vez, "no sé qué suerte".
4) Entonces, siempre en el primer párrafo, el otro cruce: la ficción dentro de la ficción: la película de Thompson, titulada (por supuesto, no casualmente) "La Fuga", y la reflexión consecuente: "por cosas como ésta me estaba perdiendo, definitivamente."
Cuando en una primera página uno se encuentra ante un autor que maneja desde el principio con tal claridad y firmeza los hilos de una historia y define (sin definirlo explícitamente nunca, claro) a su protagonista en un simple bosquejo (caricaturesco, a lo Fontanarrosa), mostrándolo "perdedor" y no "héroe", presentimos (y luego comprobamos) una novela contemporánea, que nos es próxima, que nos involucra, que invita a ser leída con "afecto".
Ésa es para mí una – tal vez la más importante, la que valoré inmediatamente sobre las demás – de las cualidades mayores del relato: la carga de "afecto" puesta en la escritura. De haber podido disponer de más tiempo, es en este aspecto fundamental en el que hubiera querido detenerme. Me parece reconfortante y esperanzador, encontrar otra vez, después de muchas lecturas de autores contemporáneos argentinos, una pieza arriesgada, verdaderamente comprometida, en el mejor de los sentidos. Comprometida con la palabra porque hay pasión del autor por la palabra. Con las psicologías de los personajes, porque al autor sin duda le interesan sus personajes y también por ellos se apasiona. Esto es sin duda, y de un modo esencial, lo que aparta a esta novela de un policial convencional. Los protagonistas son individuos y no arquetipos. La trama se multiplica polifónicamente, no enmarcándose en los cánones tradicionales del género, y los personajes terminan actuando por sí mismos, sin que las riendas con que los sujeta el narrador se nos hagan visibles.
La ausencia de sentimentalismos o efectismos la aparta también, en todo caso, de lo que desde la noción de "género" (por más esfumados que hoy por hoy estén los límites o lineamientos generales del concepto), llamamos "novela romántica". Sin embargo, es rotundamente "romántica", desde mi punto de vista. Tomando, claro, el calificativo, en su verdadero sentido: "revolucionario". Este relato revoluciona felizmente la actitud encorsetada de autores maduros que no pueden quebrar convenciones, y de autores jóvenes que no se atreven a hacerlo, y prefieren observar una cautelosa línea escrituraria, en donde aparecen como los mayores logros el plano simbólico conceptual, las prosas impecables, el léxico pulido y poco manoseado, los contenidos grávidos de ideas, una neutralidad, en fin, una corrección de saco y corbata que suelen aburrirnos por un lado, y dejarnos impávidos por otro. No se ha producido nada dentro de nosotros, olvidamos inmediatamente lo que hemos leído. El autor no ha logrado modificar nada de los que constituía nuestro yo antes de abrir esos libros inocuos.
No ocurre eso en esta historia, donde resultan risibles o conmovedores, repelentes o fascinantes, desde el primero al último de los personajes, desde los secundarios hasta los cruciales. Algo más, que solo ocurre en privilegiados textos: los protagonistas nos resultan inolvidables. Nos parece haber conocido personalmente, no solo a Pereda y Furlet, sino a Baldassini y a don Atilio, y hasta la gata Oful, deliciosa por su aspecto y por su nombre.
Otro mérito del texto: dije "secundarios" y "principales". No. No los hay, todo aquí es "principal", nada ha sido merecedor de un tratamiento "liviano", "fácil", "superficial". Todos los detalles del "cuerpo" de la novela" han merecido el mismo apasionado y cuidadoso trabajo de pulido, construcción, armado, montaje. Un micro universo, "El Portador", "portando" literatura de la buena, de la que importa, de la que mueve, conmueve, y no se olvida. De un "realismo romántico", abarcador, se mueve entre las utopías de nuestra historia y las pasiones de un autor que exprime la vida en las palabras, que extrae de las palabras toda la vida que tantos correctos autores robots suelen desperdiciar.
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Publicado en De Otros. el 28 de Septiembre, 2010, 19:33
por MScalona
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Héctor Viel Temperley, Bs. As. 1933-1987
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El Nadador
Soy el nadador, Señor, soy el hombre que nada.
Soy el hombre que quiere ser aguada
para beber tus lluvias
con la piel de su pecho.
Soy el nadador, Señor, bota sin pierna bajo el cielo
para tus lluvias mansas,
para tus fuertes lluvias,
para todas tus aguas.
Las aguas como lonjas de una piel infinita,
las aguas libres y las de los lagos,
que no son más que cielos arrastrados
por tus caídos ángeles.
Soy el nadador, Señor, soy el hombre que nada.
Tuyo es mi cuerpo, que hasta en las más bajas
aguas de los arroyos
se sostiene vibrante,
como en medio del aire.
Mi cuerpo que se hunde
en transparentes ríos
y va soltando en ellos
su aliento, lentamente,
dándoselo a aspirar
a la corriente.
Soy el nadador, Señor, el hombre que nada
hasta las lluvias
de su infancia,
que a las tardes crecían
entre sus piernas salpicadas
como alto y limpio pajonal que aislaba
las casonas
y desde sus paredes
celestes se ensanchaba.
Soy el nadador, Señor, el hombre que nada
por la memoria de las aguas
hasta donde su pecho
recuerda las pisadas,
como marcas de luz, de tus sandalias.
Y recuerda los días cuando el cielo
rodaba hasta los ríos como un viento
y hacía el agua tan azul que el hombre
entraba en ella y respiraba.
Soy el hombre que nada hasta los cielos
con sus largas miradas.
Soy el nadador, Señor, sólo el hombre que nada.
Gracias doy a tus aguas porque en ellas
mis brazos todavía
hacen ruido de alas.
Es muy difícil superar el tono elegíaco, espiritual (sagrado en realidad), epifánico, prístino, de la belleza del agua, de sus consonancias de pureza, de vida, de origen, de inmensidad. Creo que solamente JUANELE ha podido concebir algo así con el agua.
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Publicado en Aguafuerte el 28 de Septiembre, 2010, 17:11
por MScalona

¿Currículum? No, gracias
Por Esteban Peicovich (*)
| 27.09.2010
La humanidad se divide entre gente que tiene currículum y gente que no. Son muchos los equívocos que forman, como hojaldre, la historia del hombre. Uno de ellos es el currículum. Nace de la idea cada día mas devaluada de que el individuo es primordial para la humanidad. En principio, es una afirmación que va contra la justicia del relato del mundo.
Cada vez que un único hombre quedó al timón de un fragmento de la historia sucedió una catástrofe. Atila que no dejó pastura sin depredar. Nerón que incendió Roma y más. Hitler que aplastó Europa. Bush 1 y Bush 2 cuyas barbaries aun no se pueden detener.
Algunos achacan estas hecatombes a la especie entera. Y no es justo. Son desastres perpetrados por gente con currículum. ¿Cómo puede ser que de Waterloo solo prevalezca la frase feliz (o infeliz) de Wellington? Que conmovido por la cantidad de cadáveres dijera "Hay algo peor que la derrota. Es la victoria", no lo convierte en filósofo. Los 60 mil sin currículum que dejaron sus huesos en el barro no obtuvieron otra relevancia que la de ser oportuno relleno de esa frase.
Las grandes obras (pirámides, catedrales, el canal de Suez o el Golden Gate) no tienen un solo autor. Las van haciendo esos muchos cuyos nombres se borran hasta quedar subsumidos en el ingeniero más genial que dio la especie: el Anónimo. Ese que descubrió el fuego, pintó Lascaux, Altamira, inventó la rueda, la palanca, el engrudo, la tarta de manzanas, el pelapapas. Claro que es poco concebible un currículum de los seres que se han roto el alma desde el neolítico hasta aquí. Sería infinito.
La inutilidad del currículum la demuestra como nadie el Yeti, aquel "Abominable Hombre de las Nieves" que alcanzó la celebridad siendo que nadie lo llevó a la televisión ni tampoco pudieron capturar un mínimo renglón de su existencia los hacedores del "Quien es quien" (que es como el Gotha del currículum). Tampoco existen datos constitutivos del ser y quehacer del Golem o del Hombre Invisible. Y los hay aún más inasibles. ¿Puede alguien pedirle el currículum a Zelig? (En este caso (habrá que decirlo) existe una inbancable excepción, y es la biografía del inefable canciller local)
En verdad, habría que preguntar "Dime si tienes o no currículum y te diré quien eres". Hay gente que lo usa como declaración de supuestos bienes y otra que lo blande como afiche o pagina de publicidad. También está quien empalagado de su ego suma al triste documento lo que debiera olvidar. Juro haber leído en un currículum que un tal sujeto local se había desempeñado en el exterior como "director de la revista "El Ratón" (sic). Confesión que confirma que el deslenguado prefirió inmolarse antes que dejar algo sin decir de sí mismo.
El invento del currículum coincide con el de la hiperinflación del ego. Occidente es así. Para afirmarse necesita amplificar su Yo y fotocopiarlo cuantas veces sea. Donde vaya se lo pedirán. Por eso abundan.
En Oriente, en cambio, dejan su yo al albur de la adivinación. Para ellos no es la imagen sino el silencio el que vale por cien palabras. Nosotros somos capaces de poner el pie del Yo en la Luna. Ellos, de que la Gran Muralla sea la única obra humana que puede ser vista desde el satélite. Aun así, ningún emperador chino cometió la cursilería de infatuarse escribiendo en la lista de sus acciones "Siglo tal al siglo cual: concluyo la Gran Muralla" Tampoco lo hicieron Buda o Cristo. Quienes se ocupan del Nosotros no necesitan de un currículum.
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WWW.PERFIL.COM
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Publicado en Sugerencias. el 27 de Septiembre, 2010, 19:41
por MScalona
Viernes 1º de octubre, 22 hs. en la Feria del Libro de Cañada de Gómez,
Sociedad Suiza, calles Irigoyen y Rivadavia.-
————
Presentación de la novela EL PORTADOR, de Marcelo Scalona,
Ed Homo Sapiens, acompañarán al autor los escritores
VERÓNICA LAURINO, EDGARDO JUÁREZ y JORGE COHEN (*).-
———————-
Verónica Laurino es poeta y narradora, ha publicado “25 malestares y algunos placeres”,
“Ruta 11″ y en colaboración con Carlos Descarga, “Comida china” (poesía),
ha obtenido la beca provincial “GRELA”, y el premio municipal de narrativa Rosario
por la novela “Breves fragmentos”.-
Edgardo Juárez es narrador, fotógrafo, diseñador artístico y publicista. Obtuvo en 2009 en concurso de cuentos del Sindicato Argentino de Actores.- Junto con el fotógrafo Emiliano
Juárez diseñaron el arte de la novela EL PORTADOR.-
Jorge Cohen, escritor y periodista argentino, fue Jefe de Prensa de la Embajada de Isarel en Argentina, sobreviviente al atentado terrorista que destruyó dicha sede diplomática en marzo de 1992. Fue periodista del diario EL CRONISTA COMERCIAL. Ha publicado el libro de cuentos BAJO LOS ESCOMBROS y la novela EL BARCO.-
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Publicado en De Otros. el 26 de Septiembre, 2010, 18:57
por MScalona
Tess Gallagher – EE.UU 1943
Dejo de escribir el poema
para doblar la ropa. Sin que importe quién vive
y quién muere, sigo siendo una mujer.
Siempre tengo muchas cosas que hacer.
Pongo juntas las mangas de su camisa.
Nada puede detener
nuestra ternura. Volveré
al poema. Volveré a ser
una mujer. Pero por ahora
hay una camisa, una gigantesca
camisa en mis manos, y en alguna parte
una niña pequeña de pie junto a su madre
observando para aprender cómo se hace.
—
El cuarto infinito
Tras haber perdido el futuro con él
ahora estoy en condiciones de amar a aquellos
que no ofrecen futuro cuando el futuro
es la manera en que el corazón se proyecta
en el tiempo. El me dio todo, hasta
el último instante marmóreo,
/y no como un exceso,
sino como si una intención cumplida fuera
un arroyo junto al camino
al que podía acercar mis labios y saciarme
recordando. Así ahora el amor en un cuarto
puede lograr fácilmente que me pierda
como una niña que se apresura por llegar a casa
es la oscuridad, con miedo de que la casa
esté vacía. O sólo con miedo.
Dime otra vez que esto sólo pasará
mientras dure. Quiero ser
frágil y sincera como alguien que extiende
el momento con su muerte intacta,
con el corazón demasiado sabio
limpio del escombro que llamamos esperanza.
Sólo entonces puedo volver a ese último momento
y saber con la salvaje exactitud
de una ventana destrozada lo que quiso decir
ya sin tiempo
cuando dijo "Te amo".
Ahora ofréceme otra vez
Lo que creías que era nada.
———–
En el lugar de la tristeza
Tomo una foto del Buda de piedra
que contempla desde su momento eterno
todos los cuerpos erosionados de cientos
de Budas del tamaño de un niño. Hombro contra
/hombro,
dicen algo sobre que no se le ofrece
a la muerte otro camino. Los espíritus
de los que no tienen parientes que los lloren,
/una entidad
que impulsa las lágrimas hacia adentro, de modo
que el rostro sólo muestra la ráfaga,
la implosión del dolor.
A través del rojo estrellado de las hojas de arce:
/un hombre
semi-visible con camisa blanca y corbata negra
alzado a la misma altura del Buda de piedra –uno
en su inmovilidad viviente, el otro más-que-vivo-
da un paso hacia mí
cuando aprieto el disparador
y miro hacia arriba,
como un muerto
a quien le dieran la tarea de demostrar,
con dos piedras idénticas,
la diferencia entre
un espíritu y un cuerpo.
———-
A la manera de los chinos
Al romper el día un viento norte ha desprendido
la nieve de las ramas del abeto. Ningún disfraz
dura mucho. ¿Creíste que no había viento
bajo tierra? Mi caballo tártaro prefiere
el viento norte. ¿Creíste que un poco
de tiempo y muerte me detendrían?
¿Acaso no me elegiste por la postura terca
de la cabeza, por mis ojos verdes que desanimaban
a charlatanes y vendedores que llamaban a la
puerta?
Dejé marcado un sendero, un círculo ahuevado
alrededor de tu tumba para mantener el calor
mientras te hablo. Soy la única
en el cementerio. Elegiste bien. Nadie
es tan terca como yo, y mi caballo tártaro
prefiere el viento norte.
———————————-
Tess Gallagher fue la compañera de Raymond Carver y estos poemas son un contrapunto a los que él publicara como despedida, antes de morir, en 1988 en su libro "Un nuevo camino a la cascada ", Ed. Visor.-
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Publicado en Sugerencias. el 26 de Septiembre, 2010, 12:37
por MScalona
¿ Algo que lamentar ?
Esa burbuja
o el dulce asunto,
envés de qué,
un gesto quedo
como una mala traducción: qué de lamentar
si uno no sabe lo que da,
si uno apenas dice o calla.
Reparar, dice, reparar
lo ido o lo deshecho,
la simple necesidad perdura
o el corazón se acaba.
————–
IRENE GRUSS lee esta noche, domingo 26 de septiembre en el cierre del XVIII Fest. Internac. Poesía Rosario, a las 20 hs en el Teatro Príncipe de Asturias del CCPE:
del libro LA MITAD DE LA VERDAD, pag. 339, Ed. Bajo la luna
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Publicado en Sugerencias. el 25 de Septiembre, 2010, 5:25
por MScalona
PILAR ALMAGRO PAZ |
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Nació en Rosario en 1973.Asistió al taller de Marcelo Scalona y participó como invitada en ciclos de lectura de poesía en Rosario y Entre Ríos.Publicó una serie de poemas en la antología Poetas del Tercer Mundo (Ed. Ciudad Gótica, Rosario, 2008). Es coatura de la novela colectiva Apucheta, crónicas del barro, de próxima publicación. Tiene inédito Veraneo, poemas. |
——————————-
- Ser pez
quisiera que fueran escamas posar los dedos rozando una por una a contrapelo levantar el polvo que se escurre entre los ojos tiesos frescos vivos
pero
la noche se deja morir en los intentos
y nado.
5.
tenía una idea acerca de perder esperaba suponía que perder era decir ya no estás y puedo
pero no pude
y perder fue lo más parecido a salir del mar una tarde, la última tarde del último día de vacaciones.
detrás
insisto en apoyar la cabeza sobre el vidrio, sentir el frío
más tarde es apenas mi frente elevar una mano y abandonarla al lado de la cara
el aliento bosqueja una figura empañada
algunas veces me acuerdo de respirar sólo para percibir extrañada la sorpresa de las figuras
cuando pienso en una ventana siempre es la misma ésta y añoro el verano lejos
existen tantos caminos para morir y quiero hacerlo observando detrás del vidrio
en el edificio de enfrente miran televisión
deciden morir sentados.
Pilar lee hoy sábado 25 a las 17 hs. en el Teatro Príncipe de Asturias
del CCPE:, Sarmiento y el río Paraná.- |
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Publicado en relatos el 24 de Septiembre, 2010, 14:58
por MScalona
El campanazo
Por Ariel Zappa
Dice que no sabe. El cura de sesenta y pico de años venido de España, dice que no sabe. Pregúntenle al director de la escuela, grita, agitando ademanes que se deshacen en el aire. Que tampoco le interesa saber, dice. Y pone cara de ogro: “No me pregunte más, señorita, por favor”. Y quiere dar por terminado el diálogo cerrando la puerta de madera con herrajes de antaño. Pero no puede cerrarla porque la periodista del canal local de cable, prepotente, de cruda belleza, le pide que espere, quiere hacerle otra pregunta. Y mete el pie y aguanta la estocada del cura que, con sólo un cuarto de cara asomando por el hueco que deja la puerta entornada, le ordena que se retire, que lo deje en paz.
Es en ese hueco que deja la puerta entornada donde ella mete el micrófono, y le pregunta si es verdad que al salir la ley de matrimonio igualitario sonaron las campanas de su iglesia celebrando la noticia. El cura le empuja el micrófono y le lastima la cara, gesto que lo único que logra es redoblar la apuesta de la cronista que le inquiere, con sorna considerable, si forma parte del sector progresista que se está aggiornando a los signos de los tiempos que corren o si está a favor de adoptar una actitud similar a la iglesia británica, cobrándoles a los fieles que quieran ver al Papa algo así como unos treinta euros por persona, porque según afirman, las arcas del Vaticano están necesitadas. Y el cura, ahora sí, empuja la puerta con vehemencia, logrando vencer la resistencia de la periodista que se desploma en la vereda llevándose puesto al camarógrafo.
Detrás de ella, aprovechando el momento de incertidumbre que reina en la escena, el grupo de alumnos que le gastó esa broma haciendo sonar la campana en la madrugada y que, al día siguiente, difundió la noticia con video incluido en Facebook, Youtube, Twitter y Flickr, sale del colegio al grito de: ¡cam pa na zo!, ¡cam pa na zo!
Mientras el camarógrafo y la periodista se recuperan de la caída, un sacerdote joven, quizás aún seminarista, con pelo corto y peinado con raya al costado, de sotana tableada y planchada que le llega hasta los pies, zapatos acordonados y lustrados, llega hasta la puerta de la parroquia. Sin recibir respuesta, golpea incesantemente queriendo ingresar hasta que desde el interior de la misma, la voz desencajada del cura de sesenta y pico de años, asoma por encima del bullicio que se amontona en la vereda: ¡fuera de mi parroquia, arpía, prostituta, hija del demonio! ¡Voy a llamar a la policía!
El joven sacerdote trata de hundir más y más su cara en la madera añosa de la puerta parroquial y ni se le pasa por la cabeza mirar hacia los chicos que desbordan la vereda gritando: ¡a bri le al cu ra, la puta que te parió!
Al descubrirlo, la periodista atropella al joven sacerdote que se pela los nudillos golpeando la puerta con preguntas tales como: ¿tuvo algo que ver con el campanario? ¿Qué opinión le merece la ley que permite el casamiento entre personas del mismo sexo? ¿Usted y el otro sacerdote son los únicos dos hombres que comparten la casa parroquial?
Y el sacerdote joven, quizás aún seminarista, transpira y la hilera de gotas de sudor arma una larga cadena que llega al piso. Y, desde allí, copiando la pendiente que tiene la vereda fruto del levantamiento de las baldosas por las raíces, ingresa por debajo de la puerta mezclándose con las lágrimas del cura viejo que está adentro. No sabe muy bien porqué, pero llora. Lo hace de la peor forma que hay para llorar: en silencio. No grita ni putea, se muerde los labios. El, justamente él, que hizo de la persecución su bandera y de la delación una insignia. Por eso llora. Porque sabe.
Y el sacerdote que lo espera afuera también sabe pero es joven, y le falta ese ingenio que tienen los curas longevos como él. El que está afuera no conoce los códigos. Y teme que, al dejarlo solo, afuera, se le suelte la lengua. Que la periodista bífida lo someta a un interrogatorio del cual no sepa cómo salir. Que mancille la institución, que publique una infamia imposible de doblegar y su superior lo llame. Y se lo reproche de mala manera.
¿Pero en qué quedamos?
Perdónelo monseñor, es muy joven -replica el viejo cura.
Si sucede algo voy a hacerlo responsable.
Aún no sabe cómo manejar sus impulsos…
¿Quiere que seamos el blanco móvil de la prensa?
No, monseñor.
¿No le fue suficiente con las denuncias de abuso infantil?
Le ruego lo disculpe.
Es la última vez que lo perdono -y le apunta con el índice.
Le estaré eternamente agradecido, monseñor.
Dígaselo claramente a su protegido.
Lo haré.
Y ahora, vaya.
La puerta se abrió de golpe. Un brazo decidido lo tomó de la solapa del saco y, literalmente, devoró al joven sacerdote hacia el abismo oscuro de la parroquia.
En medio del griterío de los pibes, la periodista creyó escuchar una frase desvergonzada que iba dirigida hacia ella. Sonrió socarrona. Se quitó los restos de tierra de su campera zamarreándose los hombros, encaró al camarógrafo y le dijo:
Apagá la cámara, Cachete, que la nota ya está. Y metele que hay que llegar al canal antes de las siete de la tarde. Al llegar al auto, el camarógrafo se detuvo.
¿Qué pasa? -se fastidió ella.
¡La puta que los parió! Los pibes nos desinflaron las dos gomas de atrás.
———————
aazappa@hotmail.com
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Publicado en Sugerencias. el 22 de Septiembre, 2010, 16:08
por MScalona
TOMÁS BOASSO
Nació el 11 de septiembre de 1984 en Rosario. Asistió al taller literario de Marcelo Scalona, tuvo una beca de poesía en el Centro Cultural Parque España con Verónica Viola Fisher y actualmente cursa la Escuela de Poesía con Daniel Durand. A fines de año, editorial Sigmar publicará una novela infantil titulada Vergüenza, escrita conjuntamente con Verónica Laurino. Toca en la banda Cool Confusion. >
Poemas
El hombre llega a su casa
Inclina la cabeza, se saca el sombrero.
Lo deja en la mesa.
Parece un barco.
La mesa es de madera plastificada.
El plástico es color madera.
La cargaron en camiones, la trabajó un carpintero.
Le puso patas de metal y creó una mesa cómoda
y simple para comer y estudiar,
para dejar sombreros.
El viejito que lo hizo ahora está muerto,
un sombrero hecho a medida.
Vida útil: cuarenta años.
Pero habría que ver si al hombre no le crece la cabeza,
en todo caso materiales elásticos.
La cabeza del hombre es armónica como una banana.
El hombre se quita la campera, la casa es cálida.
Su gato huele el sombrero, el hombre lo advierte.
Entonces toma el sombrero de la solapa,
lo da vuelta. Ahora parece un sombrero al revés
en una mesa de madera.
El gato se introduce: se llama Capitán.
Al hombre le gusta esa imagen,
prende un cigarrillo.
El cigarrillo mata los minutos.
Matan el sol y las altas caídas.
El gato es elástico y puede caer desde lo alto levantarse
como si nada. Capitán se durmió.
El sombrero navega en aguas calmas.
El hombre piensa que si de repente diera vuelta
el sombrero Capitán no tendría tiempo de reacción.
Lo ahogaría contra la mesa.
Pero no va a matar a su gato.
El hombre apaga el cigarrillo a la mitad,
va a la cocina busca el alimento balanceado.
Capitán despierta. Salta. El sombrero cae el piso.
Debajo de la madera hay más madera.
El hombre guarda el sombrero en el armario.
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TOMÁS LEE A LAS 19 HS. EN EL TEATRO PRÍNCIPE DE ASTURIAS
DEL CC.PARQUE ESPAÑA, mañana jueves 23 de septiembre
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Publicado en De Otros. el 22 de Septiembre, 2010, 9:39
por MScalona
Juana Bignozzi nació en Buenos Aires en 1937
SOLO MATA EL ENGAÑO
Consagré y consagraron mi vida
a tareas que se cumplirán sin mí
no veré morir a mi madre
no conoceré el delirio por un hombre
no viviré en la revolución
YA ME HE DADO CUENTA…
Ya me he dado cuenta
sólo son escenarios
particulares e invisibles
hay un único lugar personal
para cada puñalada trapera de la vida
mi corazón sabe que no hay olvido ni ruptura
ésos son triunfos ajenos
siempre miraremos por una ventana
cómo se están llevando a alguien
ÉRAMOS FELICES Y HEMOS APRENDIDO
La serena charla de la madurez
ha sido cancelada con una ráfaga
las calles amplias y sus árboles
ya nunca tendrán la alegría de aquella promiscuidad
adiós juventud adiós
nos hemos despedido con suavidad consideración
cadáveres
y el gusto de estar vivas
sólo nos salvó no haber pactado
adiós juventud
sólo tus fantasmas son personas
sólo aquella dispersa manera de vivir
devuelve el amor
me acerca a mí misma
disimula el extravío por tierras de indignidad
y me reúne con los diálogos permanentes.
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Publicado en Sugerencias. el 21 de Septiembre, 2010, 11:14
por MScalona
Una semana dedicada a la pluma y la palabra
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Desde hoy y hasta el domingo más de 50 poetas de todo el mundo se reunirán en el XVIII Festival Internacional de Poesía, que se celebra en Rosario. Esta edición estará dedicada al poeta santafesino Juan Manuel Inchauspe (1940-1991). Recitales, obras de teatros, maratón de poemas, entrevistas públicas, entre otras actividades |
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Una semana para tomar la palabra. Desde este martes y hasta el domingo 26 más de 50 poetas de todo el mundo se reunirán en el XVIII Festival Internacional de Poesía, que se celebra en Rosario. Esta edición estará dedicada al poeta santafesino Juan Manuel Inchauspe (1940-1991), cuya obra reeditada se presentará en el festival.
Entre otros, estarán los peruanos Rodolfo Hinostroza y Julio Ortega, el chileno Clemente Riedemann, el venezolano Igor Barreto, el danés Thomas Boberg y la polaca Krystyna Rodowska, así como los argentinos Sergio Bizzio y Washington Cucurto. Además de las tradicionales lecturas, habrá una maratón de poesía, debates, entrevistas públicas, un ciclo de cine y poesía y una clínica de escritura a cargo de la argentina Irene Gruss.
“Este festival es lo que algunos invitados han calificado como ‘festival de cámara’. Es decir, a diferencia de Medellín u otros encuentros, los poetas aquí se explayan mucho sobre su obra, hablan de las cosas específicas que hacen vinculadas a la poesía, como traducción, ensayo, crítica o antologías. De modo que ese es un poco el espíritu: aprovechar a cada invitado”, explicó Pablo Makovsky, uno de los curadores del festival, que tuvo su origen en 1993 y tendrá como sedes el C. C. Parque de España y el C. C. Bernardino Rivadavia.
La inauguración contará con un recital que el valenciano Paco Ibáñez ofrecerá desde las 21 en el Teatro Príncipe de Asturias, al que le seguirá un ciclo musical con la participación de Fernando Cabrera, Liliana Vitale y Alberto Muñoz.
A modo de cierre habrá una puesta en escena de “Mujeres terribles”, con dirección de Lía Jelín, sobre textos de las escritoras argentinas Silvina Ocampo y Alejandra Pizarnik, cuyo fallecimiento se conmemora el próximo sábado. Todas las actividades del festival son de acceso gratuito.
El miércoles 22 habrá una maratón de poesía con recitales de la cantante uruguaya Ana Prada y de Fernando Cabrera.
El Festival tendrá como sedes el Centro Cultural Parque de España y el Centro Cultural Bernardino Rivadavia y también desarrollará actividades en otros espacios culturales y en los centros municipales de distrito de la ciudad. Asimismo, habrá un ciclo audiovisual sobre poetas en el Cine El Cairo.
El Festival Internacional en los barrios
Escuelas primarias y medias, vecinales, bibliotecas públicas y centros culturales de los seis distritos de Rosario son otras tantas sedes del Festival Internacional de Poesía.
En recintos relativamente más pequeños y sencillos que los auditorios del centro, los invitados extranjeros y del interior del país se encuentran con alumnos de las escuelas, de los talleres municipales y con lectores y escritores de todas las edades.
• Poetas en El Cairo Como en las ediciones anteriores del Festival, se incluyen actividades no específicas, tratando de ampliar el radio de su alcance y de ganar para la poesía un público afín, como el de las salas de cine. Este año, el programa incluye un ciclo de proyecciones en el cine público El Cairo: documentales sobre Juan Gelman, Premio Cervantes 2007, sobre el legendario editor de poesía José Luis Mangieri y sobre el poeta minero sanjuanino Leonidas Escudero; el largometraje Animalada de Sergio Bizzio y el mediometraje Historia de un amor con final anunciado, protagonizado por el poeta nicaragüense Héctor Avellán. Luego de las proyecciones, Bizzio y Avellán, invitados del Festival, son entrevistados respectivamente por Leandro Arteaga y Leonel Giacometto.
• Clínica de poesía y entrevistas públicas Contra el secreto profesional, los poetas argentinos Arturo Carrera y Roberto Raschella, el chileno Clemente Riedemann y el francés Yves Di Manno revelan gajes del oficio de poeta en entrevistas de las que participa el público. Paralelamente, Irene Gruss da una clínica abierta en la Biblioteca Argentina, de tres días de duración, en los cuales se analizan poemas de los participantes y se discuten los fundamentos de la escritura y de su interpretación.
• Homenaje a Juan Manuel Inchauspe La edición corregida y aumentada de la Poesía completa de Juan Manuel Inchauspe refuerza el homenaje que el Festival le rinde al gran poeta santafesino, a casi veinte años de su muerte. Tres jóvenes escritores de Rosario y Santa Fe se refieren a su obra, en el umbral de ser reconocida y admirada por un público más amplio que el de de sus devotos lectores.
• Feria de editoriales Uno de los espacios más dinámicos del Festival es el Túnel 3 del C.C. Parque de España, donde se desarrolla la feria de publicaciones que convoca a las editoriales de poesía de todo el país y que cuenta con un stand especial para que los poetas invitados del exterior dejen sus libros.
• Fábrica de leer Algunos poetas del Festival Internacional se trasladan a la Isla de los Inventos, donde trabajan y juegan con los chicos a leer y escribir.
• Canciones con poemas Los versos, que ya tienen su música, son realzados por otra música en la voz de los cantantes. El Festival, abierto por Paco Ibáñez en el Teatro Príncipe de Asturias, donde tienen lugar la lectura de los 51 poetas invitados, se continúa al aire libre en la Plaza Montenegro con recitales gratuitos de Fernando Cabrera, Ana Prada y Adrián Abonizio y concluye con Alberto Muñoz y Liliana Vitale en la sala Cossettini del C.C. Bernardino Rivadavia.
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Publicado en De Otros. el 21 de Septiembre, 2010, 10:01
por MScalona
MANIFIESTO
(Hablo por mi diferencia)
No soy Pasolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defendiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acumulándose de enfermo
Por mala suerte
Como la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detracito el socialismo
¿y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿nos amarrarán de las trenzas en fardos
Con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte
Como en el balcón del general Ibáñez
Donde aprendimos a nadar
Pero ninguno llegó a la costa
Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas
Por eso las casas de caramba
Le brindaron una lágrima negra
A los colizas comidos por las jaibas
Ese año que la Comisión de Derechos Humanos
No recuerda
Por eso compañero le pregunto
¿existe aún el tren siberiano
De la propaganda reaccionaria?
Ese tren que pasa por sus pupilas
Cuando mi voz se pone demasiado dulce
¿y usted?
¿Qué hará con ese recuerdo de niños
Pajeándonos y otras cosas
En las vacaciones de Cartagena?
¿el futuro será en blanco y negro?
¿el tiempo en noche y día laboral
Sin ambigüedades?
¿no habrá un maricón en alguna esquina
Desequilibrando el futuro de su hombre nuevo?
¿Van a dejarnos bordar de pájaros
Las banderas de la patria libre?
El fusil se lo dejo a usted
Que tiene la sangre fría
Y no es miedo
El miedo se me fue pasando
De atajar cuchillos
En los sótanos sexuales donde anduve
Y no se sienta agredido
Si le hablo de estas cosas
Y le miro el bulto
No soy hipócrita
¿acaso las tetas de una mujer
No lo hacen bajar la vista?
¿no cree usted
Que solos en la sierra
Algo se no iba a ocurrir?
Aunque después me odie
Por corromper su moral revolucionaria
¿tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Como cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Que es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice:
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Súper- buena- onda
Yo acepto al mundo
Sin pedirle esa buena onda
Pero igual se ríen
Tengo cicatrices de risas en la espalda
Usted cree que pienso con el poto
Y que al primer parrillaza de la CNI
Lo iba a soltar todo
No sabe que la hombría
Nunca la aprendí en los cuarteles
Mi hombría me la enseñó la noche
Detrás de un poste
Esa hombría de la que usted se jacta
Se metieron en el regimiento
Un milico asesino
De esos que aún están en el poder
Mi hombría
No la recibí del partido
Porque me rechazaron con risitas
Muchas veces
Mi hombría la aprendí participando
En la dura de esos años
Y se rieron de mi voz amariconada
Gritando: y va a caer, y va a caer
Y aunque usted grita como hombre
No ha conseguido que se vaya
Mi hombría fue la mordaza
No fue ir al estadio
Y agarrarme a combos por el Colo Colo
El fútbol es otra homosexualidad tapada
Como el box, la política y el vino
Mi hombría fue morderme las burlas
Comer rabia para no matar a todo el mundo
Mi hombría es aceptarme diferente
Ser cobarde es mucho más duro
Yo no pongo la otra mejilla
Pongo el culo compañero
Y ésa es mi venganza
Mi hombría espera paciente
Que los machos se hagan viejos
Porque a esta altura del partido
La izquierda tranza su culo lacio
En el parlamento
Mi hombría fue difícil
Por eso a este tren no me subo
Sin saber dónde va
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subversivo que usted
No voy a cambiar solamente
Porque los pobres y los ricos
A otro perro con ese hueso
Tampoco porque el capitalismo es injusto
En Nueva York los maricas se besan en la calle
Pero es aparte se la dejo a usted
Que tanto le interesa
Que la revolución no se pudra del todo
A usted le doy este mensaje
Y no es por mí
Yo estoy viejo
Y su utopía es para las generaciones futuras
Hay tantos niños que van a nacer
Con una alita rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revolución
Les dé un pedazo de cielo rojo
Para que puedan volar.
PEDRO LEMEBEL
———————-
Nació en Chile en 1955
Del libro ESE LOCO AFÁN
NOTA:
Este texto fue leído como intervención en un acto político de la izquierda en septiembre de 1986, en Santiago de Chile.
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Publicado en Sugerencias. el 20 de Septiembre, 2010, 14:37
por MScalona

DONDE DICE MAIPÚ, debe leerse "MITRE",
y es mañana martes 21 de septiembre
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Publicado en Aguafuerte el 19 de Septiembre, 2010, 21:34
por MScalona

Occidente hace agua
La política es un fiasco
y solo la adrenalina anestésica del deporte
retrasa el cambio de época.
La BBC hace lo que puede pero la realidad no ayuda. The Queen y el Papa aparecieron estos días producidos por Monty Python. Ella delante, cansina, como volviendo cargada de la feria. El tieso, emburbujado, con zapatitos rojos de charol (que vaya a saber Dios qué diría Jesús) La imagen es histórica. Fija el estado de la religión y la monarquía en Occidente. Son temas que no dan para más, y la porfía por zafar, los convierte en goyescos. Al consorte de la reina le derrapan las neuronas y en pleno banquete va y pregunta a una invitada si sus bragas son lisas o con dibujitos. Y lo de Benedicto es de ¡cielo trágame! Por donde va, cartel (o grito) le exige fumigue la pederastia imperante en su reino de este mundo. El último escándalo de curas belgas deja a Calígula hecho un poroto. Abusaban de niños de dos años (sic). O atienden a San Agustín ("Estáte en lo que estás") o dejan los hábitos y vanse al puerto a comulgar marineros.
Por donde se mire, Occidente hace agua. Solo la adrenalina anestésica del deporte retrasa el cambio de época. Donde sea, la política es un fiasco. Al líder del país de la liberté, egalité, fraternité le dió por tirar gitanos por la ventana. Originario del país de la Razón, a Sarkozy su gen no le prendió. Emperrado (hay foto dando vueltas) se encastilló soberbio y mostrando jeta alzada estilo Berlusconi, que (visto está) a su vez le da por imitar a Mussolini perorando brazos cruzados en la Piazza dell Popolo. Europa está crispada. Resignar el ombligo del mundo provocó que la Vieja Dama Indigna entrase en pánico. La Unión ya no hace la fuerza y se teme que la magnitud de la crisis mundial haga volver a cada nación a su casita. Desde que el Mercado compró el ágora de Platón nadie sabe bien que pito toca. Acuerdos, plazos y cuotas se hacen trizas en el remolino de la globalización. Los imperios del Sol Poniente se "ponen" y los del Oriente retoman la posta. Japón lo hizo en los 80 pero le duró poco y frenó. Ahora es China la que va por más y toma el timón de una nueva cultura mundial. Mastican hamburguesas de perro. Cantan "Balada para un loco" en mandarín. Su pianista Lang Lang acaricia el Número 1 de Chopin y los polacos lagrimean en éxtasis. Y detrás viene el BRIC y Lanata como su portavoz local. ¿Estados Unidos? Mejor escuchar la banda de "Erase una vez América" de Ennio Morricone. Ni sí ni no. Perdieron Irak pero "no perdieron" Irak. Tras 7 años, no se sabe el total de civiles iraquíes muertos por la tríada Bush/Blair/Aznar. Es un misterio. Para el Pentágono fueron 106.348 (sic) Para Clarín, "casi medio millón" (¡Ah!). Y para la respetada revista británica The Lancet, "más de 600.000" (¡Oh!) Esto, en el siglo de mayor comunicación de la especie en toda su historia.
Como consuelo quedan el arte , la ciencia y los anónimos campesinos del mundo. Brota tanta maravilla de la galera genética que ya resulta humano imaginar (en pocos siglos más) se llegue a obtener inmortalidad en cómodas cuotas. A un anuncio glorioso sigue otro. Mientras asombros de todos los colores humean en las probetas de los laboratorios, los templos de todas las religiones no consiguen modernizar sus milagros. No es que fallen sus dioses (de haberlos) sino sus monaguillos (que haylos). Igual impotencia muestra lo social para darse un proyecto común. Fuera y dentro. Aquí jadeamos, vacíos. Solo hay cuerpo. Falta espíritu. Somos un país Frankestein que vaga, clama y busca solitario su destino en Palacio de Tribunales que siempre está de Feria.
(*) Especial para Perfil.com
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Publicado en De Otros. el 18 de Septiembre, 2010, 22:10
por MScalona
El milagro de las langostas
Jorge Fernández Díaz LA NACION
Sábado 18 de setiembre de 2010 |
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Vea usted: teníamos todo para perder aquel día, pero igual nos moríamos de ganas por salir a degollar. Todavía no había amanecido, y el general iba y venía dando órdenes en lo oscuro. Cualquiera de nosotros, la simple soldadesca de aquella jornada, sabía que nuestro jefe no tenía ni puta idea sobre táctica y estrategia militar. Que era hombre de libros y de leyes, pero que había aceptado obediente el reto de conducir el Ejército del Norte y pararles el carro a los godos. También sabíamos, de oídas, que al enemigo lo manejaba con rienda corta un americano traidor: Pío Tristán, nacido en Arequipa e instruido en España; nos venía pisando los talones con 3000 milicos imperiales y habíamos tenido que vaciar y quemar Jujuy para dejarles tierra arrasada. Muy triste, vea usted. Fue en los primeros días de agosto de 1812. Y el general les ordenó a los pobladores que tomaran lo que pudieran y destruyeran todo lo demás. Le digo la verdad: el que se retobaba podía ser fusilado sin más trámite. No había muchas alternativas. Ayudamos a arrear el ganado y a quemar las cosechas. Yo mismo lo vi con estos mismos ojos, señor: al final cuando no quedaba nada ni nadie Belgrano salió a caballo de la ciudad y se puso a la cabeza de la columna. Ibamos en silencio, con sabor amargo, y tuvimos que cruzar tiros cuando una avanzada de los españoles jodió a nuestra retaguardia a orillas del río Las Piedras. El general mandó a la caballería, a los cazadores, los pardos y los morenos. Meta bala y aceros. Y al final, a los godos no les daban las piernas para correr, señor, se lo juro. Sospechábamos que nos habían atacado con muy poco, pero nosotros veníamos de capa caída: darles esa leña y salir victoriosos fue un golpe de orgullo.
Voy a decirle la verdad: cuando Belgrano se hizo cargo éramos un grupo de hombres desmoralizados, mal armados y mal entretenidos. Y al llegar a Tucumán no crea que habíamos mejorado mucho, aunque marchábamos con la moral en alto. Ahí lo tiene a ese doctorcito de voz aflautada: nos acostumbró a la disciplina y al rigor, y nos insufló ánimo, confianza y dignidad. Aunque en las filas no nos chupábamos el dedo, señor. Pío Tristán nos perseguía con legiones profesionales, sabía mucho más de la guerra y caería sobre nosotros de un momento a otro.
Nos enteramos por un cocinero que incluso el gobierno de Buenos Aires le había dado la orden a Belgrano de no presentar batalla y seguir hasta Córdoba. Pero el general había resuelto desobedecer y hacerse fuerte en Tucumán. Adelantó oficial y tropas con la misión de que avisaran al pueblo que ya entraban para conquistar el apoyo de las familias más importantes y también para reclutar a todo hombre que pudiera empuñar un arma. Había pocos fusiles, y casi no teníamos sables ni bayonetas, así que cuatrocientos gauchos con lanzas y boleadoras pusieron mucho celo en aprender los rudimentos básicos de la caballería. Nosotros los mirábamos con desconfianza, para qué le voy a mentir. “¿Y estos pobres gauchos qué van a hacer cuando los godos se nos vengan encima?”. La teníamos difícil, no sé si se da cuenta. Y estuvimos algunos días fortificando la ciudad, armando la defensa, cavando fosos y trincheras, y haciendo ejercicios. “Voy a presentar batalla fuera del pueblo y en caso desgraciado me encerraré en la plaza para concluir con honor”, les dijo Belgrano a sus asistentes. La noticia corrió como reguero de pólvora. No tiene usted idea lo que es aguardar la muerte, noche tras noche, hasta el momento de la verdad. Le viene a uno un sabor metálico a la boca, se le clava un puñal invisible en el vientre y se le suben, con perdón, los cojones a la garganta. Uno no piensa mucho en esas horas previas. Sólo desea que empiece la acción de una vez por todas y que pase nomás lo que tenga que pasar.
El general finalmente nos puso en movimiento en la madrugada del 24. Avanzamos en silencio absoluto hasta un bajío llamado Campo de las Carreras y ahí estábamos juntando orina y con ganas de salir a degollar cuando apareció el sol y comprobamos que los tres mil imperiales nos tenían a tiro de cañón.
Miré por primera vez a Belgrano en ese instante crucial, señor, y lo vi pálido y decidido. Hacía tres días nomás le había enseñado a la infantería a desplegar tres columnas por izquierda mientras la pobre artillería se ubicaba en los huecos. Era la única evolución que habían ejercitado en la ciudad. Pero los infantes lo hicieron a la perfección, como si no fueran bisoños sino veteranos. El general ordenó entonces que avanzara la caballería y que tocaran paso de ataque: los infantes escucharon aquel toque y calaron bayoneta. Y antes o después, no lo recuerdo, dispuso Belgrano que nuestra artillería abriera fuego. Varias hileras de maturrangos se vinieron abajo. Volaban pedazos de cuerpos por el aire y se escuchaban los alaridos de dolor.
No puedo contarle con exactitud todos esos movimientos porque fueron muy confusos. Sepa nomás que los godos nos doblaban en número, pero que igualmente les arrollamos el ala izquierda y el centro. Y que su ala derecha nos perforó a los gritos y a los sablazos. Tronaban los cañones y levantaba escalofríos el crepitar de la fusilería. Todo se volvió un caos. Nos matábamos, señor mío, con furia ciega y no se imagina usted lo que fue la entrada en combate de los gauchos. Cargaron a la atropellada, lanzas enastadas con cuchillos y ponchos coloridos, pegando gritos y golpeando ruidosamente los guardamontes. Parecían demonios salidos del infierno: atropellaron a los godos, los atravesaron como si fueran mantequilla, los pasaron por encima, llegaron hasta la retaguardia, acuchillaron a diestra y siniestra, y se dedicaron a saquear los carros del enemigo. Eran brutos esos gauchos. Brutos y valientes, pero aquel saqueo los distrajo y los dispersó. Diga que los vientos estaban ese día de nuestra parte. Y esto que le refiero no es sólo una figura, señor. Es la pura realidad. Vea usted: en medio de la reyerta se arma un ventarrón violento que sacude los árboles y levanta una nube de polvo. Y no me lo va a creer pero antes de que llegara el viento denso vino una manga de langostas. De pronto se oscureció el cielo, señor. Miles y miles de langostas les pegaban de frente a los españoles y a los altoperuanos que les hacían la corte. Los paisanos más o menos sabían de qué se trataba, pero los extranjeros no entendían muy bien qué estaba ocurriendo. Dios, que es criollo, los ametrallaba a langostazos. Parecía una granizada de disparos en medio de una polvareda enceguecedora. Le juro que no le miento. Un apocalipsis de insectos, viento y agua misteriosa, porque también empezó a llover. Nuestros enemigos creían que éramos muchos más que ellos y que teníamos el apoyo de Belcebú. Muchos corrían de espanto hacia los bosques. Y con tanto batifondo, sabe qué, apenas nos dimos cuenta de que nuestra derecha estaba siendo derrotada y que armaban un gran martillo para atacarnos por ese flanco.
Nosotros, que estábamos un poco deshechos, nos encontramos entonces en el medio del terreno y haciendo prisioneros a cuatro manos. Unos y otros nos habíamos perdido de vista, y el general cabalgaba preguntando cosas y barruntando que las líneas estaban cortadas. Se cruzaba con dispersos de todas las direcciones y los interrogaba para entender si la batalla estaba ganada o perdida. Y todos le respondíamos lo mismo: “Hemos vencido al enemigo que teníamos al frente”. Belgrano permanecía grave como si nos hubiéramos vuelto locos o si le estuviéramos metiendo el perro. Ya no se oía ni un tiro, y mientras nuestro jefe regresaba a la ciudad, Tristán trataba de rearmarse en el sur. La tierra estaba llena de sangre y de cadáveres, y de cañones abandonados. Pero el peligro seguía siendo tanto que muchos patriotas debieron replegarse sobre la plaza, ocupar las trincheras y prepararse para resistir hasta la muerte. Creyendo aquel miserable godo que era dueño de la situación intimó una rendición y advirtió que incendiaría la ciudad si no se entregaban. Nuestra gente le respondió que pasarían a cuchillo a los cuatrocientos prisioneros. Ya sabían adentro que Belgrano venía reuniendo a la caballería.
Pasamos la noche juntando fuerzas, cazando godos, despenando agónicos y pertrechándonos en los arrabales. No tengo palabras para narrarle cómo fueron aquellas tensas horas. Una batalla que no termina es un verdadero suplicio, señor. Anhelábamos de nuevo que saliera el sol para que fuera lo que Dios quisiera. Era preferible morir a seguir esperando.
Al romper el sol, el general había juntado a 500 leales. No se oían ni los pájaros aquella madrugada del 25 de septiembre, y el jefe mandó entrar por el sur y formar frente a la línea del enemigo. Estábamos cara a cara y a campo traviesa. Eramos parejos y, después de tanta matanza, ahora el asunto estaba realmente para cualquiera. Fue Belgrano quien esta vez intimó una rendición. Les proponía a los realistas la paz en nombre de la fraternidad americana. Tristán le contestó que prefería la muerte a la vergüenza. Presuntuoso hijo de la gran puta, nos rechinaban los dientes de la bronca. “Han de estar nerviosos -dijo mi teniente-. Cuando un gallo cacarea es que tiene miedo.”
Miramos a Belgrano esperando la orden de carga, pero el doctorcito tenía un ataque de prudencia. Tal vez pensara que no estaba garantizada una victoria, y que no podía arriesgarse todo en un entrevero. En esos aprontes y dudas estuvimos todo el santo día, maldiciéndolo por lo bajo y agarrados a nuestras armas. Por la noche los españoles se dieron a la fuga. Habían perdido 61 oficiales. Dejaban atrás más de seiscientos prisioneros, 400 fusiles, siete piezas de artillería, tres banderas y dos estandartes. Y lo principal: 450 muertos. Nosotros habíamos perdido 80 hombres y teníamos 200 heridos.
Belgrano ordenó que los siguiéramos y les picáramos la retaguardia. Los realistas iban fatigados, con hambre y sed, y en busca de un refugio. Y nosotros los perseguíamos dándoles sable y lanza, y escopeteando a los más rezagados. No le cuento las aventuras que vivimos en esas horas, entre asaltos y degüellos, entrando y saliendo, ganando y perdiendo, porque se me seca la boca de sólo recordarlo, señor mío.
Regresamos a Tucumán con sesenta prisioneros más y muchos compañeros nuestros rescatados de las garras de los altoperuanos. Eramos, en ese momento, la gloriosa división de la vanguardia, y al ingresar a la ciudad, polvorientos y cansados, vimos que el pueblo tucumano marchaba en procesión y nos sumamos silenciosamente a ella. Allí iba el mismísimo general Belgrano, que era hombre devoto, junto a Nuestra Señora de las Mercedes y camino al Campo de las Carreras, donde los gauchos, los infantes, los dragones, los pardos y los morenos, los artilleros y las langostas habíamos batido al Ejército Grande.
Créame, señor, que yo estaba allí también cuando el general hizo detener a quienes llevaban a la Virgen en andas. Y cuando, ante el gentío, se desprendió de su bastón de mando y se lo colocó a Nuestra Señora en sus manos. Un tucumano comedido comentó, en un murmullo, que la había nombrado Generala del Ejército, y que Tucumán era “el sepulcro de la tiranía”. La procesión siguió su curso, pero nosotros estábamos acojonados por ese gesto de humildad. Había desobedecido al gobierno y se había salido con la suya contra un ejército profesional que lo doblaba en número y experiencia, pero el general no era vulnerable a esos detalles, ni al orgullo ni a la gloria. No se creía la pericia del triunfo. Le anotaba todo el crédito de la hazaña a esa Virgen protectora, y no tenía ni siquiera la precaución de disimularlo ante el gentío.
Nosotros tampoco sabíamos, la verdad, que habíamos salvado la revolución americana, ni que el cielo había guiado el juicio de nuestro estratega ni que Dios había mandado aquellos vientos y aquellas langostas. Recuerde: éramos la simple soldadesca y no creíamos en milagros. Veníamos de merendar godos y altoperuanos por la planicie y todo lo que queríamos en ese momento era un vaso de vino y un lugar fresco a la sombra. Pero mirábamos a ese jefe inexperto y frágil y lo veíamos como a un gigante. Y lo más gracioso, vea usted, es que a pesar del cuero curtido y el corazón duro de cualquier soldado viejo, a muchos de nosotros empezaron a corrernos las lágrimas por el morro. Porque Belgrano era exactamente eso. Un gigante, señor. Un gigante.
© LA NACION
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Publicado en De Otros. el 18 de Septiembre, 2010, 11:48
por MScalona
PRIMAVERA
I
Las calas, aros de Etiopía, abren su corola
blanca. Señalan un sol. La forma más simple
y perfecta.
Un aro de música para esta mañana.
un viento del oeste
y la decisión de sostener la vida
entre los brazos abiertos.
II
Un pato biguá
deja su estela de plata.
Ramón cruza a remo
como oficiando misa en el agua.
Él es el símbolo, la clave.
De espuma que se borra,
de espuma la canoa
donde el Mudo
despliega su canción.
———————–
Diana Bellesi nació en Zavalla en 1946. Vive en Bs.As.-
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Artículos anteriores en Septiembre del 2010
- RODOLFO HINOSTROZA - (17 de Septiembre, 2010)
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- XVIII Festival Internacional Poesía Rosario (13 de Septiembre, 2010)
- EL PORTADOR, Revista Veintitrés (10 de Septiembre, 2010)
- EDGARDO ZOTTO, "Buceo" (9 de Septiembre, 2010)
- CLARICE LISPECTOR (7 de Septiembre, 2010)
- MARÍA ELENA WALSH (6 de Septiembre, 2010)
- JUAN GELMAN (5 de Septiembre, 2010)
- el martes en Ocultos, MAYRA y FRANCISCO (5 de Septiembre, 2010)
- EL PORTADOR en ADN, Diario la Nación (4 de Septiembre, 2010)
- FERIA DEL LIBRO de CAÑADA de GÓMEZ (3 de Septiembre, 2010)
- Curso de Italiano del NANO (2 de Septiembre, 2010)
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- A Viajar al URUGUAY....!!!!!! (1 de Septiembre, 2010)
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