Memonro. 6-15 de Abril de 2010 – Con imagen adjunta.
Entre el material fotográfico en etiqueta Antiguas, y aún en proceso de clasificación, estaba la fotografía que envío en archivo adjunto. En la observación de dicho material se detectan aspectos que no corresponden para la inclusión asignada en principio. Por favor, tener en cuentaen los encuadres y ángulos la emergencia de elementos contextuales contemporáneos. Los datos técnicos que se estarían localizando indican que el nombre de la fotografíaes "loneliness of the goalkeeper" y si bien al principio consideré el nombre del autor como Aradura; su nombre en ruso seríaArseny Kosterin. Los datos de la web que más adelante detallo, aunque están en ruso podrían interpretarse como "final del verano, niños jugando al fútbol en un patio, un niño con muletas participa en el juego en igualdad de condiciones con los demás". Tengo dudas acerca de la fecha, si se considera 2007 ó 2009.
Les propongo analizar este tema en la próxima reunión y las páginas consultadas son las siguientes:
-¿Y esta foto? No me digás que sos vos el que viene con la pelota...
-Ajá. Fijate el dominio sobre el balón, eliminadas las marcas, mano a mano con el arquero…
-Forro. No me digás que le hiciste un gol a este chico que estaba con muletas.
-Podés creer que el gordito me la descolgó del ángulo.
-¡No podés ser tan forro! Pobre chico, si no se podía mover.
-Mucho más de lo que te imaginás.
Laura frunció un poco el ceño mientras inclinaba la cabeza como en diagonal, hacia abajo y al costado, y me miró medio de reojo, como hacía cada vez que trataba de entender si le hablaba en broma o en serio. Parecía el negrito de “Blanco y Negro” preguntándole al hermano: ¿de qué estás hablando Willis?
-Bueno, tampoco te voy a decir que era el Gato Andrada, pero se la rebuscaba bastante.
-Si, me imagino…
-Bue… si no me tienen fe!
Convencida de que se trataba de una broma, me tiró en el mismo tono:
-Y sí, puede ser, porque vos sos medio ojota, no servís para ningún deporte, así que a lo mejor el único modo de lucirte era con este chico en el arco.
-Ah, te salió la forrita de adentro, eh? Es al pedo, todas tienen una bruja que tarde o temprano…
-No empecés con eso de “todas” como si fueras “Don Experiencia”, y menos con ese arranque machista…
-Je je, no ves que sos como el Ford T, con media vuelta arrancás y empezás…
-Dale forro, ¿cómo fue esto de la foto?
-Fue genial. Un día maravilloso. Devolvéme el mate; me tomo uno y te cuento.
La pausa vino bien para traer a la mente aquel día, y aparte los mates estaban buenísimos, había que aprovechar antes que se enfriaran.
-El Faby se había agarrado la polio el año anterior, poco después de las vacaciones. Nosotros nos conocíamos de ahí, de San Clemente, donde mi viejo tenía la casita de vacaciones. Todos los veranos nos encontrábamos una banda, pero había un grupito que compartíamos un poco más, porque nos quedábamos más tiempo, a veces hasta dos meses; la ventaja de no pagar hotel. Y teníamos esa amistad de vacaciones. El Faby era de Capital. De Rosario estaban Pepu y el Lolo. Juancho y Mario de Córdoba; y el Pato y el hermano de Acebal. Nosotros habíamos ido a pasar Fin de Año, así que nos enteramos de lo del Faby antes de que llegara con su familia, después de Reyes. La noticia fue un mazazo. La polio había hecho estragos, y la vacuna recién en esa época empezaba. La “Sabin oral”, que en algunos lugares te la daban con un terrón de azúcar, porque era horrible. Y este loco se la agarró…
-¿Y cómo mierda?, preguntó Laura visiblemente afligida.
-Casi literalmente. Porque en esa época se sabía poco, y se contagiaba por vía oral, aunque el foco primario venía por las heces. Y yo me preguntaba lo mismo que vos, ¿cómo mierda? Si nadie come mierda…
-Boludo.
-Bueno, yo no sabía, era chico…
-Yo no me pregunté eso.
-Ni media vuelta. Vos te dás manija sola y arrancás…
-Dale, forro, contame lo de Faby.
-La cosa es que se agarró la polio y casi se muere. Estuvo internado un mes y pico. Zafó, pero las gambas no, sobre todo la izquierda. Encima de la desgracia de la enfermedad, la ignorancia de la gente. Vos porque sos más pendeja y no viviste esa época; naciste con la enfermedad ya erradicada. Pero en aquella época había como una psicosis, porque era contagiosa. Decí vos que mi tío era médico, el hermano de mi vieja, y le había comentado que el período de contagio duraba alrededor de un mes, pero muchos estaban aterrados.
-No es micrófono, cebame uno que a mí también me gustan calentitos.
-Ese día habíamos encarado la canchita, y no habíamos armado el picado todavía porque éramos siete, y la cancha nos quedaba grande, así que estábamos peloteando, a los centros y los jueguitos: la parabas de pecho, rodilla, y según como venía, tirabas al arco o dabas un pase, generalmente a la olla, buscando el cabezazo. No nos dimos cuenta cuando por la otra punta llegó Faby con el papá. El Faby se adelantó unos metros, y el padre aprovechó y encuadró la foto. En eso Pepu gritó, “Faby”, y salimos corriendo hacia él. Yo llevaba la pelota, claro, por eso de que la pelota busca al crack…
-La pelota no se mancha, pero se ve que a veces se equivoca.
-Otra vez la brujita, es al pedo.
-Dale.
-Fue emocionante, porque teníamos ganas de verlo, pero no nos imaginábamos cómo encarar, para no andar tirándole lástima al pedo… como si no tuviera bastante con la propia. Para colmo nuestros viejos nos hacían la cabeza con que era contagioso, que había que tener cuidado. Fijate que en la foto el Lolo se agarra la cabeza, y el Pato se quedó en el arco, duro como la momia. Pero fue un instante, porque fuimos todos como un malón a saludarlo. Cuando estoy llegando, le digo casi sin pensar: ¡Hola Faby! ¡Qué bueno que viniste! Somos siete, y la cancha nos queda grande para un partidito, pero si achicamos la cancha y hacemos cuatro de un lado con arquero, en el arco grande, y tres del otro con arco baby, vos podrías atajar… hacemos el arco un poco más grande y listo… Entonces el papá dice: -Sí, le marcamos un área, y tienen que patear desde afuera. Y ahí nomás agarró una rama seca que había tirada, avanzó unos metros hacia el medio de la cancha, y marcó la línea del arco y un área, como de dos por dos. Partió la rama por la mitad y las clavó a una distancia de un metro y pico una de otra, y dijo: -Listo. Este es el arco, y tienen que patear desde afuera del área. Formen los equipos.
-Dale, -dijo Faby, dirigiéndose a mí-, elijamos tres cada uno. Yo empiezo y elijo dos de entrada.
-Me cagó, se eligió a Pepu y el Lolo, y armamos el picadito. El Faby en el arco baby y el Pato en el arco grande…
-Qué es el “arco baby”?
-Un arco chiquito, de un metro, o menos, que se usa cuando se juega sin arquero, dos contra dos, o tres contra tres.
-Ah… y Faby tapaba el arquito…
-A-ta-ja-ba, porque lo hicimos un poco más grande, y el se las rebuscaba bastante con las muletas y la gamba derecha. Encima nosotros éramos pendejos y maletas, así que no era fácil embocarla, y tampoco queríamos patearle muy fuerte…
-Y claro, animal. Lo único que faltaba era que lo voltearan de un pelotazo.
-Eso fue lo que pensé al principio. Si no lo llamaba la madre a tomar la leche, lo recontracagaba a pelotazos, gordo puto. No pude meter ni una, yo la tiraba a colocar, tratando de no pegarle fuerte, y las primeras veces que me la rechazó, lo disfruté y todo.
-Eras de madera, jaja… ¿no le podías hacer un gol? Jajaja…
-Ahora que lo pienso, me parece que el área era más grande, tres por tres, o más.
-Sí, claro… eras un perro, jaja… ojota…
-La cosa que cuando nos metieron dos goles, empecé a pegarle un poco más fuerte… y nada. La paraba con la muleta o le pegaba en la gamba. En eso me le voy al humo y le zumbo el pelotazo. Faby giró un poco el cuerpo y le pegó entre el culo y la cadera, casi lo tumbo. Hubiera sido una sensación horrible, pero el muy forro, sabiendo que yo era canalla, grita con emoción: ¡Gironacci…! Menos mal que lo llamó la vieja, porque si no…
-Entonces se engancharon con el partido…
-Por eso te decía que fue un día maravilloso. No sé cuántos minutos jugamos, pero en ese momento pareció un montón. Era todo un espectáculo. Todos lo disfrutamos. Fue un momento mágico. El padre sacó varias fotos, terminó el rollito, y un día me regaló ésta, que la tendría que escanear para que no…
Un guacho el fotógrafo, mirá la foto que le fue a sacar. Seguro que lo mandó el Lechuga, para joderlo al Gordo. Si hasta lástima da, parece un lisiadito. Y encima con todos los pibes que se le vienen como para fusilarlo de un pelotazo. Seguro la va a hacer sacar en la revista del club, seguro... Está recaliente con el Gordo y así se las va a cobrar. El Gordo se va a morir de bronca, seguro… se va a poner colorado como el día que los del campito les robaron el gol; todo porque el viejo del Colorado lo había invitado con un asadazo al referí antes del partido. Con el vino que se había tomado, qué iba a ver si el 9 estaba adelantado o no. Un vivo el viejo también... Pero acá el que la tiene clara es el Gordo; seguro lo va a correr con las muletas hasta la china cuando vea la foto.
Es un guacho el Lechuga mirá vos lo que le va a hacer. Un maestro el fotógrafo, fijáte. Te da una mezcla de miedo y pena el pobre. Ja, pobre, pobre el Lechuga... El Gordo ya está aburrido de que su equipo le pase el trapo. La tiene clara, desde ahí parado los controla y con dos palabras los acomoda, el Gran DT le dicen en el club.
La noche de mi primera reunión de célula llovía mi manera de chorrear fue muy aplaudida por cuatro o cinco personajes del dominio de Goya todo el mundo ahí parecía levemente aburrido tal vez de la persecución y hasta de la tortura diariamente soñada.
Fundadores de confederaciones y de huelgas mostraban cierta ronquera y me dijeron que debía escoger un seudónimo que me iba a tocar pagar cinco pesos al mes que quedábamos en que todos los miércoles y que cómo iban mis estudios y que por hoy íbamos a leer un folleto de Lenin y que no era necesario decir a cada momento camarada.
Cuando salimos no llovía más mi madre me riñó por llegar tarde a casa.
Esta jornada tiene como objetivo desplegar un espacio de conversación metodológica respecto al espesor de lo comunicacional desde la perspectiva de la comunicación estratégica y compartir experiencias y proyectos institucionales en marcha. Es organizada por la CICE (Coordinación de Investigación en Comunicación Estratégica de INTA) en conjunto con la Universidad Nacional de Rosario.
La Jornada contará con la presencia de destacados referentes e investigadores en comunicación como:
Dr. Guillermo Orozco Gómez, (México) especialista en metodologías de investigación en comunicación y Catedrático UNESCO de Comunicación Social.
Dra. Sandra Massoni, coordinadora de investigación en comunicación estratégica del INTA y docente de la UNR.
Dr. Carlos Scolari Universitat Pompeu Fabra (España).
Dr. Alejandro Piscitelli, UBA, especialistas en ciberculturas y comunicación digital (Argentina)
Dr. Adrián Paenza del programa de TV “Científicos Industria Argentina” de Canal 7.
Lic. Juan Kirschenbaum del programa de TV "Entornos invisibles de la ciencia" de canal Encuentro.
La jornada es libre abierta y gratuita para todos los que deseen asistir (comunicadores, no comunicadores, etc), pero los cupos son limitados y se asignan por orden de inscripción.
Publicado en Ensayo el 23 de Abril, 2010, 12:46
por MScalona
Camille, FR, 1864-1943
Hay que imaginar a Augusto Rodin, desnuda su gran barriga confortable bajo el batín de terciopelo, calzado con enormes babuchas, y a su mujer arrodillada ante su imponente figura dándole de comer un cocido a cucharadas. El escultor estaba batido por las pasiones más primitivas, incluida la del genio, y con esta señora no tenía término medio: o se ponía tierno hasta la baba o de pronto entraba en tempestad, le daba una patada y echaba el plato a rodar. Pese a este carácter tan rudo no dejó nunca de estar sometido a esta esclava durante toda su vida. Se llamaba Rose Beuret. Rodin la conoció a los veinticuatro años cuando era una modistilla analfabeta, que cosía botones en la guardarropía del teatro Gobelins. Le servía de modelo, le limpiaba la casa, le preparaba la comida, le ponía cataplasmas y en la cama le remediaba el sexo abrupto, pero nunca le acompañó en cualquier acto público ni la sacó de fiesta con los amigos porque se avergonzaba de llevar al lado una mujer primaria e inculta, que ni siquiera en la ceremonia de su boda se peinó ni se dio polvos en la cara. Ante cualquier escena de celos Rodin le decía: "Rose, tú eres la que está en su puesto. Siempre serás mi preferida". En efecto, se casó con ella pocos meses antes de morir, después de vivir juntos medio siglo entre sucesivas tormentas, cuando ella tenía más de setenta años.
En el taller donde Augusto Rodin se enfrentaba al mármol como una fuerza convulsa de la naturaleza, un día de 1883 entró a trabajar la escultora Camille Claudel, una joven de 19 años poseída de una belleza delicada y llena de talento. Era hermana del poeta, dramaturgo y diplomático Paul Claudel; había estudiado arte en la academia Colarussi y aunque Camille sólo quería aprender del maestro, muy pronto quedó enredada en la pasión desordenada de aquel salvaje. Rodin la hizo suya y entre ellos se estableció una relación tormentosa, neurótica y excitante, que daba frutos de primera calidad. Camille le ayudaba a esculpir, le servía de musa y de modelo, trabajó en las figuras de su obra monumental Las Puertas del Infierno, le inspiró otros trabajos, que firmó ella en su nombre y entre los dos hubo una colaboración no exenta de celos, puesto que el talento de Camille Claudel pronto fue reconocido fuera del taller cuando Octave Mirbeau proclamó públicamente su genio. En la famosa escultura El Beso tal vez era la propia Camille Claudel la protagonista. Esta incipiente gloria de su discípula laceraba el ego de Rodin, quien al mismo tiempo admiraba su toque personal femenino como parte de su propia alma.
Con esta joven se presentaba Rodin en las fiestas, realizaba largos viajes, se coronaba a sí mismo en público como amante, pero en la cocina y en la alcoba estaba la otra, la que le daba de comer de rodillas, la que le aplacaba la carne rudimentaria. Pese a que Rodin se había comprometido por carta a casarse con Camille después de embarazarla varias veces sin resultado feliz, al final ella se dio cuenta de que nunca lograría retener a su maestro. Rose Beuret lo tenía agarrado por el lado más ciego y en esa zona oscura del subconsciente ella mandaba. Era madre de familia, criada, costurera, enfermera y aunque muchas veces esta rivalidad entre las dos mujeres llegó a las manos, también en la pelea era Rose Beuret la que arrastraba a aquella joven de los pelos por el suelo del taller. A Camille sólo le quedaba despedirse de su maestro esculpiendo su dolor en un mármol excelso, L"Age mûr, en la que aparece ella suplicante, con las manos tendidas hacia Rodin y a este dándole la espalda arrastrado por un ángel caracterizado de bruja.
Los últimos amores despechados con Rodin los compartió Camille con el músico Claude Debussy, pero esta vez también fue batida por otras mujeres domésticas. En 1899 Debussy estaba casado con Rosalie Texier, a la que abandonó cinco años después para unirse a Emma Bardac, cantante, ex esposa de banquero, que le dio un tormento de celos hasta conseguir que la hiciera su esposa. El músico jugaba a tres bandas. Camille Claudel trató de vivir esta nueva pasión contra todas las reglas de la sociedad burguesa a la que escandalizaba con su libertad, pero tampoco Debussy apostó por ella más allá de la siesta del fauno, que después daría título a una famosa pieza musical.
Con el doble fracaso del corazón se iniciaron en Camille Claudel los primeros brotes de sus crisis nerviosas, pero su esquizofrenia iba creciendo pareja al éxito de su trabajo, cada día más reconocido por la crítica. Mientras las revistas de arte celebraban su talento, una extraña pulsión la inducía a destruir su obra como ella se estaba destruyendo a sí misma. Durante la inauguración de cualquier muestra de sus esculturas, rodeada de admiradores, la emprendía a martillazos contra los mármoles que había esculpido con tanta sensibilidad y no cesaba de golpearlos hasta verlos reducidos a esquirlas. La familia creía que su neurosis se debía a su vida disoluta. Excepto su padre que la defendió siempre, todos pensaron que debía ser internada, pero al morir su padre en 1919, el único que se oponía, Camille fue ingresada primero en el sanatorio de Ville-Evrard y poco después encerrada en el manicomio de Montdevergues. Su hermano Paul, el poeta, acababa de convertirse al catolicismo, conmovido por el impacto estético que le causó el entrar de improviso una noche de Navidad en la Notre-Dame durante la misa del gallo. Ni siquiera esta descarga de luz celestial sirvió para que ejerciera la caridad de atender la llamada de su hermana, que en los momentos de lucidez atormentada, le reclamaba que la sacara de aquel infierno. Camille permaneció en el manicomio los últimos treinta años de su vida. La familia prohibió que recibiera visitas y nadie fue nunca a verla.
Treinta años en un manicomio con los ojos fijos en la pared de enfrente o atada a la cama son muchos años después de haber llevado una vida tan intensa. Puede que Camille hubiera olvidado su propia memoria, pero a veces las nubes que oscurecían su cerebro se abrían y por un momento veía bailar algunas figuras en las sombras. Tal vez podía vislumbrarse cuando de niña en la Champagne jugaba con el barro y modelaba a su hermano Paul y a la criada Helène. O aquel día en que en el taller de Rodin inspiró al maestro su obra titulada Huye el amor, al pie de cuyo mármol, que trabajaron juntos, él la poseyó en el suelo por primera vez. Recordaría el viaje que hicieron a Roma y el éxtasis que experimentaron ante las esculturas de Bernini en la plaza Navona, aunque las imágenes se solapaban y no lograba distinguir si el que le hablaba con palabras ardientes en el oído era Debussy en unos pasadizos secretos de Venecia.
Camille Claudel murió en el manicomio de Montdevergues en 1943; fue enterrada en una tumba sin nombre, bajo el número n392, en el pequeño cementerio del establecimiento. A la muerte de Paul Claudel, en 1955, se levantó el veto familiar que existía sobre la existencia de aquella mujer, que por lo visto servía de baldón para la buena fama del poeta católico. Cuando sus admiradores trataron de exhumar su cadáver para enterrarlo en un panteón de París y ofrecerle un homenaje público, en el manicomio contestaron que, debido a unas obras de ampliación del edificio, la tumba había desaparecido junto con la de otros pacientes olvidados por la familia.
Publicado en Ensayo el 23 de Abril, 2010, 11:49
por MScalona
Algo comenté el año pasado. La conocí a través de Yuyo Noé (Luis Felipe Noé). Me dijo: "es todo mérito de ella". De ese modo me presentaba a Amparo Ferrari, una artista argentina que vive en Venecia y que había sido la encargada de buscar el lugar para la muestra de Yuyo en Bienal. Un minuto después Yuyo se iba requerido por otros visitantes argentinos y me quedé conversando con Amparo. Me contó que estaba allí desde hacía un tiempo, que había ido por unos días pero que ya llevaba allí más de dos años y que ahora se estaba cansando. Hasta ahí lo que sé. No sé si aún seguirá en Venecia pero volví a visitar el blog que armó junto a su novio Sebastián Zabronski (www.conceptinprogress.com) y nuevamente me maravillé con sus trabajos. Esta foto no es representativo de todo lo que se puede ver, pero es representativo de la cabeza que tienen.
Nota:Perone publica regularmente en la contratapa de Rosario/12, hizo taller muchos años con Alma Maritano, fue finalista del Concurso de Poesía de Homo Sapiens 2004, con motivo del Congreso de la Lengua en Rosario, premio que quedó desierto (incomprensiblemente, ya que otros finalistas fueron María Paula AlzugarayyMiriam Cairo) por el jurado que integraban Rafael Ielpi, Sebastián Riestra y Reynaldo Siettecase.
Duermo unida de un hilo a mi consciente, atenta a tu respiración o movimiento, mientras sueño te observo, tengo tu olor en mis sábanas y en mis manos, tu imagen en mi cabeza que no me permite soñar con otra cosa.
Pasan los días y yo abstraída de toda rutina al lado tuyo, esperando, al lado de tu suave cuerpo que por momentos se agita y lo acaricio para que se calme mientras observo detenidamente tus almendrados ojos, los cuales me devuelven la mirada, deseando la contracción de tus pupilas.
Ya volverás a recorrer el patio de mi casa, de tu casa, volverás a tus rincones preferidos para dormir la siesta, al pasar por ellos y ver que no estás ahí, recuerdos me invaden por todos los sistemas de mi cuerpo, cuando pasan por mi corazón un dolor lancinante lo hace latir con más fuerza, luego se distribuyen en grandes, medianas y pequeñas arterias lo recorren entero alterándolo, descansan y se concentran en mi estómago para rápido subir como un vómito hacia los músculos de mi cara contrayéndolos, deformándolos en una sonrisa tetánica, logrando que los libere en un llanto.
Ahora tu cuerpo siente el mío agitado, te acercás de a poco, trastabillando. Te aliento, de una pata a la vez murmuro entre sollozos, tus largas y caídas orejas negras se elevan y mueven ante la vibración de mi voz, ahora sí estás bien cerca, escucho nítidamente tu respiración y es inevitable sentir el cosquilleo por tus bigotes rozando mi piel. Mis uñas rojas contrastan con tu pelaje blanco y negro, me lames y yo me río llorando aún y te toco la cola, que, supuestamente, trae suerte.
Volvería a la tríada del principio, al origen de mi investigación; una Persona Primera, nacida entre hordas de predadores, la descripción de una escena metafísicamente poderosa, como telón o dramaturgia; las formas ad intra de la voz interior. La aventura del primate en tránsito a convertirse en humano que es perseguido y capturado por las bestias; una teoría para una antropologíade la voluptuosidad y la guerra, que describa el sistema maníaco de Personas e Interconectadas que enciende irresistiblemente el Circuito de Voluntades… Mi teoría comenzaba a abrirse, como haces de materia explosiva desplegándose en supernovas. Podía asistir, en flashes, a un curioso resumen de la historia del mundo, una historia gramatical, donde cada yo se encuentra súbitamente en una jungla de vacío- hasta que algo lo despierta del sopor. Se da cuenta de que, al otro lado de la orilla del ser, grupo de Ellos juegan con sus semejantes. El Yo enloquece: quiere atravesar el río, llegar a Ellos, tocarlos. En la isla de las Terceras Personas, algunas mantienen un sistema de catalejos que les permite mirar del otro lado del río. “Ea, Tú, el de los pies dentro del agua”. El corazón del pequeño Yo se regocija: la vida existe y tiene sentido. De ahora en más hará lo que sea por mantenerse en el estatus de “tu”, por acercarse cardinalmente al que lo ha fascinado, por acortar la distancia de grados que lo separan de “él”. Elyo de las transmisioneses idéntico a los “puntos de vista” de Leibniz, ubicuos e individuales, conectados hacia el pasado y hacia el futuro con todos los hechos del universo-es decir, con todas las personas que los descerrajan, inflingen o padecen. Sea la gramática el modelo en cuatro dimensiones de lahistoria. La causalidad material que atraviesa las existencias depende de una Voz, de una revelación que viene s llenar una grieta en el cerebro. La revelación reviste la forma de una Tercera Persona que habla (opera) como el reverso de una voz preparándose para una misión, como Jesús habla en el interior de sus adláteres, activados en torno a él; como Angela da Foligno, que recibió instrucciones y es la patrona de aquellos afligidos por la tentación sexual; como Jeanne d´Arc recibió instrucciones para embestir a los ingleses; como Anselmo de Canterbury recibió en sueños su demostración de la existencia de Dios. Pues aquel que nunca a oído esas historias de dioses, héroes y santos, difícilmente quiera o pueda transformarse en un héroe o un dios. Ese dios más fuerte que yo, que al venir me dominará… ¿es él? La punta de mi lengua emprende un viaje de tres pasos hasta rozar el clítoris de mi paladar, tres veces, él-él- él. Sentíque seres privados de luz permanecían junto a mí en medio de sombras impalpables; que un hombre me miraba como sólo se mira a un predador. ¿Era éste el llamado?, inquirí en voz alta, acercando mi musa Blatella a las ícticas fauces de Yorick, que flotó hacia ella desde el fondo de la pecera.
Las manifestaciones transcendentales de mis pensamientos se mantuvieron opacas, en silencio. El miedo se cernía sobre mí nuevamente, ¡vale retro, maldito!, grité. Para distraerme puse volumen del televisor al máximo; al fin, rezos a diosa Kali mediante, di con una maratón de James Bond.
Paisano de Hobbes, la trayectoria del espía británico muestra que no existe obstáculo amatorio o político que no pueda solucionarse si se cuenta con la complicidad (la virtud incondicional) de quien diseña su plot. Apenas comenzaba El satánico Dr. No, balsámica aventura bondiana, comencé a revisar mis notas; ya para el minuto 52:05 de De Rusia con amor, al tiempo que James se disponíaa besar a la espía soviética (cuyo pícaro grado oficial era nada menos que Corporal of the State), yo lustraba el crucial inciso 2.1.2. El sueño ahogaba mis ojos, arrastrándolos hacia la noche inmensa. Entonces caí vencida, y tuve un sueño formidable.
Eran los primeros minutos de De Rusia con amory la gata blanca que acaricia Número 1, el cerebro de Spectre, se volvía progresivamente marroncito- para revelarse, de pronto, como mismísima Montaigne Michelle. La gata se dejaba acariciar por Número 1, algo perpleja, como preguntando: ¿Por qué alguien caería voluntariamente en una trampa? Porque leer correctamente la mentalidad enemiga muestra que una trampa siempre es leída como un desafió, responde Número 1, con más caricias. La gata entrecierra los ojos y Spectre acerca la boca rugosa a sus orejitas, susurrando: Una trampa es una oferta que no podrás rechazar. Spectre le habla a la gata, mientras observa una pecera donde nada una tríada de peces, idénticos a Yorick. Dice:
-Peces de riña siameses. Bravos, pero en definitiva estúpidos. A excepción de éste que tenemos aquí… espera que los otros dos peleen hasta que el sobreviviente quede tan exhausto que no pueda defenderse. Entonces, como Spectre, ataca del personaje Spectre, el cerebro de la organización, donde el Lector (un decodificador criptográfico) es la carnada. Sí recuerdo, con lucidez pasmosa, que yo era obscenamente consciente de que yo misma soñaba- y también, que en el reparto de papeles yo era (para mi soberana sorpresa) nada más ni nada menos que la mismísima Puella Bondinis en cuestión. No más dudas, no más noches en vela, murmuré quietísima, en penumbras. Éste era el llamado, la alborada que precede a la guerra voluptuosa. Copio debajo el ópalo que deslicé, a la mañana siguiente, bajo la puerta de la oficina augustaza. Versículos a la devoción que inspira la superioridad de fuerzas, semblanzas de apetitos univoco-carnívoros, traduzco del latín ego, velut linguam…) el parte de mi secreto encerrado en un sobre Manila, con una golosina de dátil seco.
Yo,
Como el lenguaje,
Soy en su boca el juguete de un monstruo.
¡Morituri te salutamus, Augustus!
De la novela "LAS TEORÍAS SALVAJES", ed. Entropía, p. 100-103
“En su escritura habían colaborado la aplicación, la resignación y el azar; las virtudes que Daneri les atribuía eran posteriores. Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable…” J. L. B. “El Aleph”
1.- El cuento nace de una historia (la estructura de una historia) que tenía en un modesto listado de temáticas archivadas. También de algunas lecturas académicas recientes, y supongo también, de inquietudes imposibles de fechar.
En términos concretos, si se puede desconocer lo anterior, me llevó algo más de dos semanas. De todos modos, el trabajo “regular” sobre el texto fue más corto, quizás una semana, y dedicado – sobre todo – a cuestiones técnicas y estilísticas.
2.-El método de escritura fue muy parecido a un collage. El cuento se compone de historias explícitas e implícitas y, también, de muchas intertextualidades. El conflicto es del autor, cuya “participación” resuena en las voces de Lautaro y del joven aspirante de escritor. Quizás el hecho de “privilegiar” una inquietud (modesta) más epistemológica que emotiva o cautivante, conspira contra eso que llamamos “entretenimiento” (que, a mi entender, no es lo mismo que tensión, cosa que sí tiene esta historia).
El final o el comienzo no tienen demasiado sentido en esta historia, lo atrapante (o al menos la intención) es otra. Sin embargo, creo que hay dos historias dentro de la historia que sí tienen características de cuento clásico o sus variantes. Por un lado, el conflicto subjetivo del personaje a partir del relato de su novia en el encuentro con el escritor (Lautaro). Por otro lado, la historia de la vecina del perro.
Se lo di a leer a dos personas. Una no creo que lo haya leído, la otra no es imparcial en absoluto.
3.- Creo que está contestado en las anteriores respuestas.
4.- Creo que la última parte del relato “expresa” algo de esta intención:
“Y pienso. Con Lautaro y el profesional, con la negra y Olga y su hermano tal vez. Pienso en la imposibilidad de aclarar las intenciones o el sentido de los significantes proferidos por otros, incluso de volcarles el éter alquimista de una transmutación objetiva mediante el violento uso de la fuerza…
Y la guitarra balbucea…
Y las voces dicen.”
Quería jugar con los significantes.
5.- Creo que las intertextualidades, el trabajo sobre hacer una historia con una idea muy abstracta. Creo que le puse bastante trabajo en la coherencia general, en un estilo. No creo que haya logrado frases muy potentes, esa es mi principal crítica “formal” al trabajo.
6.- Creo que es un relato que puede interesar (a pesar de sus enormes deficiencias literarias) a aquellos lectores que manejen algunas lecturas previas que poco tienen que ver con la literatura (y que yo no creo manejar…).
Creo que fue una mala elección estratégica trabajar sobre esta problemática en el marco del taller (no solo del concurso). El conflicto filosófico o cualquier inquietud de esa índole, debe estar mucho más diluída en la historia. Me parece que hubiera tenido que trabajar un historia mas clásica, pensando en lectores de literatura (para lo cual, tengo que ser yo primero, un mejor lector de literatura).
7.- Ya había escrito diez páginas.
8.- Fue mi primer concurso en el taller. Con otros concursos que participé, las diferencias son enormes (partiendo de que uno no recibe devoluciones y que, en el caso del taller, uno accede, además, a la totalidad de los textos concursantes).
9.- Juzgo muy positivo el hecho de escribir. De cumplir pautas de entrega, plazo y otros formalismos.
Por otro lado, no creo que sea tan positivo para el grupo, pero no soy psicólogo social ni vidente como para legitimar algo que solo percibo…
10.- Me pareció bien. No leí todos los textos así que no puedo decir si coincido o no.
Creo que no hay ningún trabajo brillante entre los que leí y que las diferencias son escasas. Hay trabajos de poco valor argumental pero con buena escritura y otros con mejores argumentos, pero con escaso valor en cuestiones formales. Aclaro, con honestidad, que mi trabajo está más cerca de la promoción que de la lucha por el título.
Si, señalo que estimo injusto que alguien que recibió un primer lugar por parte de un jurado, comparta el tercer puesto con otras personas recibieron sólo terceros lugares (aunque este análisis no tiene que ver con méritos literarios sino matemáticos).