Yo tenía más o menos 9
años cuando, furtivo, gustaba de deslizarme al bunker de mi hermano. En aquella
piecita, así la llamábamos, en los fondos de la casa de calle Santiago, él
armaba (con maña que hasta hoy envidio), sobre una vieja mesa de dibujo técnico,
sus maquetas de aviones y tanques de guerra. No le era fácil. Debía vencer al
clima,que allá dentro se exasperaba, y a
mi papá, que parecía seguir los caprichosos comportamientos de la atmósfera. Sin
embargo eran otras las cosas que me interesaban. El viejo armario de dos
puertas vidriadas donde guardaba sus “Mecánica Popular” y “El Grafico”.
De las primeras,
recuerdo dos tapas. Una que hablaba de las mejoras en los alertas de tornado.
Un hombre, realmente aterrorizado, miraba una TV donde mostraban un embudo gris
que, descuento, había puesto proa a su vivienda. De lo contrario no se
entendería tanto pánico. La otra que rezaba “Así ven nuestras tropas en la
noche”. Un soldado, su casco enmascarado con hojas, cuerpo a tierra entre el
follaje apuntaba a un vietnamita que se veía reflejado en su mira telescópica. Pero había un “Gráfico” que me arrebataba. Una
nota de una sola página. Una foto a color de un Shadow negro, un Fórmula Uno.
Tomado de frente. Arriba el titulo: “Morir de amor”. Más abajo: “Peter Revson
se mató en Sudáfrica corriendo tras su sueño de campeón del mundo”. Una y otra
vez volvía a aquel encabezado que, a mis nueve años, me decía dos cosas. Una,
que la muerte existía más de lo que me imaginaba. La otra, que había maneras de
morir muy distintas a las que relataba aquel cura fascista que nos adoctrinaba
para la Comunión. Algunas
de ellas, ante la inexorabilidad recién aceptada, dignas de ser vividas.
Escalones
No había cumplido los 10 años cuando mi Papá
me llevó a Buenos Aires a ver la Fórmula Uno.Fue un enero, seguramente tan calido como debía ser. Por entonces el
autodromo se llamaba “17 de Octubre” y eso, al Viejo, gorila contumaz,lo llenaba de odio y le exacerbaba el
resentimiento.Tampoco escapaba a su
conocimiento (a mis ojos nada le escapaba), quién había sido el responsable de
la construcción de aquel templo. El “Conchudo”, según su calificación y para su
gozo, hacia algunos meses ya no estaba. A mí, todo eso, desde ya, no me
interesaba. Las cuestiones que podían rozar mi confort anidaban en otra
dimensión. Alguna maestra. Algún grandote que abusaba de mi enclenque andamiaje
óseo, en exceso crecido hacia arriba violando todas las reglas de la física
respecto del centro de gravedad. Tal vez por eso mismo, al llegar a las
plateas, mi viejo me agarró de la mano para acompañarme en eso de ir trepando
los escalones hasta nuestros asientos.
Y después el tiempo
siguió contando estaciones. Y a todos nos pasaron muchas cosas. Y la Fórmula Uno no volvió
durante años. Hasta que un día sí, a un autódromo que ya no se llamaba “17 de
Octubre”. Y las cosas, por eso de haber pasado, cambiaron. Y tal vez por eso
mismo, al llegar nuevamente a las plateas, agarré la mano de mi viejo para
acompañarlo en eso de ir trepando los escalones hasta nuestros asientos.
Los hombres, que son almas simples, no la entienden. La susceptible tiene reacciones inesperadas y cambios de humor repentinos, es una mina crispada que está siempre al acecho de algo que le pueda ofender o descalificar. Todas somos susceptibles en potencia cuando estamos por menstruar. A ésta, él le ha dicho que hoy prefiere no verla, porque está cansado y un poco irritable, y cree que un baño caliente y silencio le harán bien. Ella, que siempre ha defendido esta opción de casas separadas, que le permite ver películas y leer el subtitulado tranquila mientras mancha las sábanas de helado de chocolate, cuelga y se pone a llorar. Pero rápidamente pasa de la melancolía a la ira. Y la ira es algo que una mujer no puede guardarse. Lo llama de nuevo. - Vos no me podés tratar así. - ¿Así cómo? - Yo entiendo que estés en crisis, pero no sos el único que está en crisis. - Yo no estoy en crisis. ¿Vos estás en crisis? -¡Cómo que no estás en crisis! ¿Desde cuándo preferís estar solo cuando estás cansado?. - Solamente... estoy en mi casa. - ¿ No será que te pasa otra cosa y no me lo querés decir? - Ah, ya veo. Che, me estoy haciendo un par de huevos fritos. ¿Hablamos más tarde? - No me cambies de tema. - Estoy buscando la sal. - Últimamente... no me querés ver tanto. Y... ¿cuánto hace que no me tocás? - Ayer a la tarde, Laura. Te toqué bastante ayer a la tarde. - Ay, cierto. - Preciosa, estás muy sensible. ¿Querés venirte a casa? - No, no, no. - Bueno, nos vemos mañana, entonces. - ¿Ves? Y después me decís que no te pasa nada.
Brasil: hallan cuerpo del cura que intentó volar con globos
El hombre, de 42 años, estaba desaparecido desde el 20 de abril pasado.-
El cuerpo del sacerdote Adelir Antonio de Carli, que desapareció hace más de dos meses al intentar batir un récord volando con globos, fue encontrado en alta mar, a 100 kilómetros de la costa de Río de Janeiro.
El cadáver del cura fue hallado ayer por un remolcador de la empresa brasileña Petrobras a 100 kilómetros de la costa .-