"Es necesario que se pregunte para que yo siga vivo, por que yo soy tan sólo su memoria". HAROLDO CONTI. Los caminos, homenaje.




Noviembre del 2007


¡ Grande J U A N...!!!!!!!!!!

Publicado en De Otros. el 30 de Noviembre, 2007, 9:51 por MScalona

 Juan Gelman

obtuvo ayer el Premio Cervantes de Literatura.

                                                                               

Si dulcemente

                                        

                                                                             



Si dulcemente por tu cabeza pasaban las olas
del que se tiró al mar / ¿qué pasa con los hermanitos
que entierraron? / ¿hojitas les crecen de los dedos? / ¿arbolitos /
otoños que los deshojan como mudos? / en silencio

los hermanitos hablan de la vez
que estuvieron a dostres dedos de la muerte / sonrien
recordando / aquel alivio sienten todavía
como si no hubieran morido / como si

Paco brillara y Rodolfo mirase
toda la olvidadera que solía arrastrar
colgándole del hombro / o haroldo hurgando su amargura
(siempre)
sacase el as de espadas / puso su boca contra el viento /

aspiró vida / vidas / con sus ojos miró la terrible /
pero ahora están hablando de cuando
operaron con suerte / nadie mató / nadie fue muerto / el enemigo
fue burlado y un poco de la humillación general

se rescató / con corajes / con sueños / tendidos
en todo eso los compañeros / mudos /
deshuesándose en la noche de enero /
quietos por fin /solísimos / sin besos

Julio

Publicado en videos el 29 de Noviembre, 2007, 17:46 por seldonito
La Realidad / Lo Fantástico


Rayuela (Cap. 7)


Primeros Pasos

me seleccionaron un cuento

Publicado en General el 28 de Noviembre, 2007, 20:35 por negrointenso
 

GACETILLA

CONCURSOS UNR EDITORA

:

La UNR EDITORA  de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Rosario tiene el agrado de comunicar que para el VI CONCURSO PARA ESCRITORES ROSARINOS, la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y Artes ha seleccionado como Jurado del VI PARA ESCRITORES ROSARINOS


en el género POESIA:

Dra. CLAUDIA CAISSO

  Prof. SONIA CONTARDI

  Prof. DANIELA ANTUNEZ

- POETAS ROSARINOS  VI  se presentará en la Sede del Gobierno de la UNR el 27 de noviembre a las 19,30 con lectura por la Poeta Concepción Bertone


En el género CUENTO son:


Prof.GLORIA LENARDON

Prof.EDUARDO D' ANNA

Prof. MARIA INES LABORANTI


Todos ellos de la Cátedra Libre Felipe Aldana de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.


CUENTISTAS ROSARINOS VI  será presentado en la Sede del Gobierno el 5 de diciembre  a las 19,30. Con entrega de libros  y diplomas y presencia de Jurados y Autoridades.

          

          

UNR EDITORA


Fiesta Finde TERCER MUNDO

Publicado en General el 28 de Noviembre, 2007, 17:02 por MScalona

----- Original Message -----
Sent: Wednesday, November 28, 2007 3:30 PM
Subject: FW: Fiesta de cierre de Poetas del tercer mundo!!!!




Amigos mios !!! este jueves a las 21hs; en el bar, como siempre, realizaremos la fiesta del cierre del primer año de vida del ciclo!!!! Leandro y yo, estaremos muy felices de compartir tragos, bailes, poesías, junto a ustedes que nos acompañaron y apoyaron con esté proyecto, que si dios quiere, continuará el año próximo....
Haremos lecturas a micrófono abierto ,asi es que lleven sus poesías!!!!!! tambien escucharemos a "la Maderita"!
P/D: tengo problemas con la gacetilla por eso me pareció más rápida esta manera de invitación ...igual no me ganará!!! y ésta noche les llegará el arbolito azul y su sombra!!!!
los quiero y admiro. Ale.

Hoy cumple 63 años, salute Maestro!

Publicado en cumpleaños! el 26 de Noviembre, 2007, 13:15 por MScalona

y lo celebraremos en EL CAIRO, desde las 21 hs... pero

el mejor homenaje es recordarlo con un cuentito... mi preferido...

   LA TARDE DEL VIEJO MACARONI

   “El mundo ahora es mucho más pequeño, solía decir el tío Eremián, sentado a la mesa de la cocina. “Las distancias se han acortado desde la invención de la bicicleta.” Y nosotros lo escuchábamos con respeto porque tío Eremián era algo así como el filósofo de la familia. Pero más que nada, lo admirábamos por otra cosa: nunca jamás había trabajado.

      El se paseaba, ufano, por el patio, con las manos en los bolsillos y una toalla sobre el cuello, durante horas, y nosotros lo contemplábamos con arrobamiento, consientes de que estábamos mirando a un hombre que no había trabajado nunca. Lo habíamos hecho, nos confió una vez, allá en Ereván, antes de venirse. Yo creo que eso enfurecía a abuela Smenta y, mucho más, a mi padre, que se deslomaba catorce horas al día, trabajando en la imprenta.

      A la abuela solíamos escucharla despotricar contra tío Eremián cuando nosotros rondábamos la cocina prontos a adueñarnos de algún dulce, pero no era mucho el caso que hacíamos a sus palabras. Ella era enferma del corazón, porque una debilidad que contrajera cuando niña, y nuestro principal pasatiempos era asustarla, para ver si se producía el desenlace tan temido. Éramos pequeños, yo tenía ocho años, mi hermano Meshed once y mis primos oscilaban en edades entre los dos y los sesenta y siete años.

      Abuela Smenta no debía ser tan enferma como afirmaba, ya no soportaba a pie firme nuestras bromas pesadas y, a lo sumo, solía corrernos con una cadena o nos arrojaba pesadas lajas que recogía del patio.

Lo cierto es que, la familia necesitase del trabajo del tío Eremián, a quien, de tanto en tanto, se pavoneaba de saber escribir a máquina y de usar el serrucho como pocos. Éramos treinta y dos en la casa y, a pesar del recuerdo feliz que conservo de aquellos años, no puedo olvidar que más de una noche nos íbamos a dormir sin nada en el estómago, o sólo con un caldo que mi madre obtenía de hervir agua con pedazos de caño de plomo adentro.

      Pero lo cierto es que el único que el único que solía intercambiar unas palabras con el viejo Macaroni era tío Eremián. Lógicamente, tío Eremián disponía de mucho tiempo durante el día y, cuando declinaba la tarde y sacaba su silla a la vereda, era cuando pasaba el viejo Macaroni. El viejo Macaroni era un viejo algo loco que vivía de la generosidad de sus vecinos y solía pasar recitando poemas en un idioma extraño. Nadie sabía dónde vivía o donde pasaba las noches, pero su figura barbuda y delgada era habitual en aquel barrio de trabajadores. Los perros le ladraban y los pequeños, entre los cuales yo me incluía, sabíamos recibirlo con pullas, pedradas y algún intento ingenuo de prenderle fuego. 

      A mi padre no le causaba ninguna gracia regresar del trabajo y encontrar a tío Eremián conversando con el viejo Macaroni en la puerta de nuestra casa. No decía nada, pero en su rostro se leía un enojo profundo. Cuando eso ocurría, durante la cena mi padre no quitaba la vista del fondo de su plato, sus pocas palabras eran ladridos y, tras la comida, ni siquiera se sentaba junto al fuego a escuchar, al igual que nosotros, como tía Gasaní nos leía uno a uno los días de un almanaque Minute Maid, del año anterior, que había ganado en una rifa de la congregación del padre Nasir. Por eso nos sorprendió cuando aquella tarde, vísperas de noche buena, nuestro padre no pareció enfadarse al hallar, una vez más, a tío Eremián y al viejo Macaroni departiendo cordialmente sobre la las soberbias propiedades curativas del emplasto de hoja de parra, en el frescor atardecer de la vereda. No sólo no se enfadó, sino que incluso murmuró algo parecido a un saludo. Primero pensamos que nuestro padre estaba muy contento con su nueva adquisición. El nos había prometido que no pasaríamos otra Nochebuena sin un pino de Navidad, como sucediera el año anterior en que habíamos tenido que adornar con borlas brillantes, estrellas de latón y velas de sebo al abuelo Ismail, desde hacía un lustro paralítico en su silla. Y cumplió con su promesa aquella tarde, llegando con un destartalado sombrerero, rescatado de vaya a saber qué tacho de basura de la vecindad. Sin embargo, luego comprendimos que no era tan sólo eso lo que había ablandado la actitud de mi padre hacia el viejo Macaroni. Comprendimos que él estaba realmente imbuido, aquel año, de un espíritu cristiano.

      Recuerdo que, en tanto mi hermano Narsés, junto con mis primos embellecían el sombrerero con toda suerte de farolillos chinos, campanas de papel glasé, cinturones viejos y tuercas oxidadas, yo con mi prima Razmara, nos dirigimos a la cocina para ayudar a tía Farah en el amasado de panecillos de gofio. Nada nos divertía más que eso, ya que, sin que tía Farah nos viera, gustábamos de mezclar  en la masa tornillos de bronce, pequeños cromos y hasta anzuelos que, según nuestro particular entender, configurarían verdaderas sorpresas para quien luego comiese aquellas confituras. También tía Farah se especializaba en hacer un pastel inmenso que rellenaba con todo tipo de carne picada, legumbres, cáscaras de fruta y una mixtura muy sabrosa que obtenía de vincular la pasta dentífrica Eastman  con crema de maní. Era esto último lo que estaba haciendo, cuando entró en la cocina mi padre, conduciendo gentilmente al viejo Macaroni. Ahora pienso que, tal vez, mi padre hubiese deseado desde hacía tiempo invitar al viejo Macaroni y aprovechó aquella ocasión en que no estaba en la cocina abuela Smenta.

      Desde el día anterior, abuela Smenta estaba recluida en la pequeña habitación de la terraza, reponiéndose del colapso que le había producido descubrir entre las sábanas de su cama, el gato degollado que mi primo Pakravan le había deslizado. Lo suyo no fue más allá de un vahído, unos ronquidos que parecieron anteceder a la muerte y luego desplomarse, golpeando malamente con el respaldar de la cama. Pero del infarto, nada.

      Lo cierto es que mi padre entró en la cocina llevando, tomado del codo, el andrajoso viejo Macaroni, que mantenía su raído sombrero entre las manos en una actitud de prevención y defensa, conmovedora. Papá nos lo presentó como si nosotros no lo conociéramos, nos dijo que había invitado al pobre viejo a tomar una copa en celebración de la Navidad, que todos debíamos abrir nuestros corazones en ocasiones como ésa, y luego llamó a mi madre para que se uniese al festejo.

      - No sé cómo agradecerles esto que ustedes hacen por mí- recuerdo que barbotó el viejo, emocionado en tanto se sentaba en una silla que le alcanzaba uno de mis primos. –No estoy acostumbrado a esto. Hace unos 25 años que paso mis Navidades solo.

      Allí fue que Tío Artabán enjugó una  lágrima, pero mi padre se lo reprochó exigiendo que no debía haber penas y que aquella, era una fecha de júbilo. Tío Eremián se había apresurado a traer una botella de buen vino y la cara del viejo resplandecía al olfatear el aroma que los panecillos nos hacían llegar desde el horno.

      - Sólo puedo ofrecerles decir alguna poesía –nos dijo el viejo. –En agradecimiento. Yo soy  poeta.

      - ¿Es usted poeta? – se interesó mi padre, sirviendo el vino. –Juro que no lo sabía.

      - Soy poeta. Y de los buenos. De más joven solía ganarme la vida recitando. Los recitaba mientras trabajaba en la cadena de montaje de las fábricas Backer & Spielvogel, donde tenía un buen sueldo.

      - No sabía que fuese usted poeta –dijo mi madre- Parece usted, más bien, un mendigo.

      - Es que las grandes ciudades ya no parecen necesitar de poetas, señora –sonrió tristemente el viejo. –Y sin hesitar recitó, ante nuestro silencio y asombro, un corto poema bastante malo.

      Es muy bueno –aplaudió mi madre. - ¿Puede saberse quién lo ha escrito?

- Yo. Lo he escrito yo mismo.                                                 

- Nunca hubiese imaginado que usted fuese un escritor. Parece usted, más bien un pordiosero.

      Los mayores habían tomado varias copas de vino, y esto pareció animar al anciano.

      - Me resisto a recitar poemas ajenos, señores –exclamó. –Prefiero mis viejas poesías. Cosas que han salido de aquí… se señaló la calva cabeza- …y de aquí –se señaló el corazón.  –Mis primos habían acudido atraídos por el jolgorio y ya éramos como veinte en la amplitud de la cocina.

      - Les recitaré ahora –anunció el viejo- mi poema titulado Madre, dedicado a una mujer que perdí cuando era un niño, una mujer que tuvo mucho que ver con el hecho de que esté yo, ahora, aquí, frente a ustedes. A una mujer que… y no quiero prolongar vuestra curiosidad… fue quien me trajo al mundo.

      El viejo se puso de pie y, con las mejillas arreboladas por el alcohol, recitó durante tres cuartos de hora un insoportable y tedioso poema de su autoría. Apenas hubo terminado, empinó la copa que había vuelto a llenarle el tío Eremián, se trepó en la silla y anunció a voz de cuello:

      -¡Y ahora, mi estimado público, tendremos nueva oportunidad de conmovernos con las estrofas que nos pertenecen del poema titulado Patria, y para el cual pido toda vuestra atención, ya que es algo largo y…

      Recuerdo, entonces, que mi padre algo achispado por el alcohol, se puso de pie, lo tomó de un brazo y procuró convencerlo de que no recitase más.

      - ¡Es que me avergüenza no tener otra cosa con que pagarle, señor Makinistián! –protestó el viejo.

      - Nos damos por bien pagados con su presencia en nuestra casa –lo cortó mi padre, ya con cierta dureza en la voz.

      - Pues cantaré, entonces… insistió el viejo, procurando volver a treparse a la silla, cosa que mi padre impidió con energía- …puedo entonar unos villancicos que harán las delicias de los niños…

      - ¡No, señor Macaroni, ya ha pagado usted! Puede marcharse.

      - O  bien, bailaré… Solía bailar bastante bien… el viejo trató de saltar sobre la mesa, puso uno de sus embarrados zapatos sobre ella y aplastó parte del pastel de la tía Farah.

      - ¡Oh. Santo Dios, me ha arruinado el pastel…! Gimió tía Farah.

      - ¡Dile a ese sucio viejo que se marche de una vez! –Le gritó mi madre a papá.

      - ¡Dirán que no sé agradecer un vaso de vino! –argumentó el viejo.- ¡Déjeme al menos recitar Patria!

      Fue ahí cuando mi padre sacudió al viejo y lo tiró contra la pared de la cocina. Creo que fue eso lo que todos esperábamos. Nos lanzamos sobre él y juro que no recuerdo haberle propinado a alguien una paliza como aquella. Luego abrimos la puerta y lo arrojamos por las escaleras, a la calle. Cayó en el empedrado y a poco estuvo de pisarlo un tranvía. Hasta tío Eremián que, en definitiva, era quien había propiciado, con sus triviales charlas, el acercamiento con el viejo, se río como pocas veces lo hacía cuando vio aquello.            

                  - Viejo de mierda – dijo mi padre, antes de los villancicos cerrando el episodio. Y, al día siguiente cuando un cohete lanzado por mi primo Baku incendió la habitación de la abuela, abrasándola adentro, el suceso, nos produjo tal gozosa excitación que, por varios años, ni nos acordábamos de la tarde en que vino a la casa el viejo Macaroni.

 

 

              ROBERTO    FONTANARROSA  

Del  libro  UNO NUNCA SABE … Ed de la Flor

                                                                    

derechos imprescriptibles del lector...

Publicado en De Otros. el 26 de Noviembre, 2007, 10:23 por seldonito
1. El derecho a no leer.
2. El derecho a saltarnos las páginas.
3. El derecho a no terminar un libro.
4. El derecho a releer.
5. El derecho a leer cualquier cosa.
6. El derecho al bovarismo (enfermedad de transmisión textual).
7. El derecho a leer en cualquier sitio.
8. El derecho a hojear.
9. El derecho a leer en voz alta.
10. El derecho a callarnos.


Dificultad

Publicado en Poemitas. el 26 de Noviembre, 2007, 9:50 por Saty

Cuesta… arrancarme tus caricias

Despellejarme la piel de a poco

Limpiar los rastros de saliva

Cuesta… y no porque te escapes

Mirarme en el espejo tan vacía

Dejar atrás la soledad de a dos.

Duele…apretar los labios para

Sellar la carne con su jugo y

Cerrar los ojos e inventarte

Duele…transmutarme en señora

Vestirme y desvestirme sola

Levantarme y seguir estando.

La erosión pasa mas no borra

Desdibuja las arenas y las formas

Vuelve con el viento a moldearte

Y sigo estando como pocas veces

Y sigo viendo, palpitando

Aunque cuesta… y duele.

 

el asadazo 2º parte...

Publicado en Fotitos. el 25 de Noviembre, 2007, 15:33 por MScalona


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 100_4754   MAY  es la  Capitana

moresouthofborder...MURAKAMI

Publicado en De Otros. el 25 de Noviembre, 2007, 11:18 por MScalona

  Charlie Parker


                                                                                                         

                                                                                                         

     

            -Oye, Hajime. ¿Por qué los cócteles de este bar son mejores que los de los otros?

            -Porque nos esforzamos en que lo sean –dije-. Sin esfuerzo, no se llega a ninguna parte.

            -¿Qué tipo de esfuerzo?

            -Fíjate en él, por ejemplo –dije mostrándole al joven y apuesto barman que estaba picando hielo con expresión seria-. Le pago un sueldo muy alto. Tanto que los demás se quedarían sorprendidos si lo supieran. Eso lo mantengo en secreto. La razón por la que le pago únicamente a él un salario tal alto es porque tiene un talento especial para hacer los cócteles. Tal vez la mayoría de la gente no lo sepa, pero no todo el mundo puede servir buenos cócteles. Por supuesto, esforzándose, uno puede alcanzar un nivel aceptable. Tras practicar varios meses como aprendiz, será capaz de servirle uno a un cliente sin avergonzarse. Los cócteles de la mayoría de bares están a ese nivel. Y eso, por supuesto, no es criticable. Pero, si se quiere ir más lejos, hay que tener un talento especial. Igual que para tocar el piano, pintar un cuadro o correr cien metros. Yo mismo hago los cócteles bastante bien. He investigado mucho, he practicado horas y horas. Pero mis mezclas no pueden compararse a las suyas. Aunque ponga exactamente el mismo licor y agite la coctelera exactamente el mismo tiempo, el sabor es distinto. Vete a saber por qué. Es talento, sin más. Como en el arte. Existe una línea, hay quien puede cruzarla y hay quien no. Por eso, si encuentras a alguien con talento, trátalo bien para que no se vaya. Págale un buen sueldo.

            Aquel chico era homosexual y, por este motivo, a veces se reunían en la barra otros homosexuales. Pero eran personas tranquilas y a mí no me importaba. Me caían bien y él, a su vez, confiaba en mí y trabajaba de firme.

                                                           *  *  *  *  *  *  *

            Hoy en día los músicos de jazz se han vuelto muy educados –le expliqué a Shimamoto-. Cuando estudiaba, no eran así. Entonces tomaban drogas y la mitad de ellos tenían un carácter anormal. Pero a veces tocaban una música tan increíble que te caías de espaldas. Yo siempre iba a los  jazz club de Shinjuku a escuchar música. Siempre esperando que me tumbaran de espaldas.

            -Te gusta ese tipo de personas, ¿verdad?

            -Es posible –dije-. Nadie se sumerge en ninguna aventura esperando resultados mediocres. La gente, pese a tener un chasco nueve de cada diez veces, desea tener al menos una experiencia suprema, aunque sólo sea una vez. Y eso es lo que mueve el mundo. Eso es el arte, supongo.

            Volví a clavar la vista en mis manos que mantenía sobre las rodillas. Luego levanté los ojos y miré a Shimamoto. Estaba esperando a que yo prosiguiera.

            -Pero ahora las cosas son un poco distintas. Ahora soy un empresario. Invierto capital y lo recupero. Ni soy un artista ni estoy creando nada. Ni siquiera puede decirse que aquí esté fomentando el arte. Me guste o no, en un lugar como éste no se espera nada de eso. Y para quien administra es mucho más fácil tratar con tipos educados y pulcros. ¡Qué le vamos a hacer! El mundo no puede estar lleno de Charlie Parkers.


EDICIÓN CYRANO despide el 2007

Publicado en General el 25 de Noviembre, 2007, 10:33 por MScalona


                         

DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE - 22.00 HS

EDICION CYRANO

 ¡¡¡en vivo!!! FM. Universidad, 107.3

 Despedimos el año transmitiendo en directo y con público desde

Juanito Laguna Resto Bar

-San Lorenzo 1465-

 ENTRADA libre y gratuita

                                      

                            

             


Yo estaré por allí 21,30 saludando a mis amigos EDUARDO SERENELLI, DANI LETO y

LUCIANO BERTOLINO   -conductores y productores-,  es muy noble y eficaz la tarea de

divulgación literaria que hace el  programa, un clásico de las letras rosarinas ya... 

invito si alguien quiere pasar y tomamos un  aguita...

el asadazo... 1º parte

Publicado en Fotitos. el 24 de Noviembre, 2007, 17:02 por MScalona

GRUPETE 025 

GRUPETE 021

tava fresko ennoche, salí de cazapurado y kung-fundí el hasch-arpe...  ¿so what...?

GRUPETE 019 GRUPETE 022 

GRUPETE 020 GRUPETE 017

GRUPETE 024 GRUPETE 018

CHANDÓNSANTAJULIA...minimalistas, abstenerse de abstemios,

fue anoche en casa de May Barta, que no se vé en las fotos... glup...

                        GRUPETE 023                         


Qué es poesía ? -- OCTAVIO PAZ

Publicado en De Otros. el 24 de Noviembre, 2007, 15:17 por MScalona

Octavio Paz, 1914-1998, México.

La poesía                Poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la desesperación la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia. Sublimación, compensación, condensación del inconsciente. Expresión histórica de razas, naciones, clases. Niega a la historia: en su seno se resuelven todos los conflictos objetivos y el hombre adquiere al fin conciencia de ser algo más que tránsito. Experiencia, sentimiento, emoción, intuición, pensamiento no-dirigido. Hija del azar; fruto del cálculo. Arte de hablar en una forma superior; lenguaje primitivo. Obediencia a las reglas; creación de otras. Imitación de los antiguos, copia de lo real, copia de una copia de la Idea. Locura, éxtasis, logos. Regreso a la infancia, coito, nostalgia del paraíso, del infierno, del limbo. Juego, trabajo, actividad ascética. Confesión. Experiencia innata. Visión, música, símbolo. Analogía: el poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal. Enseñanza, moral, ejemplo, revelación, danza, diálogo, monólogo. Voz del pueblo, lengua de los escogidos, palabra del solitario. Pura e impura, sagrada y maldita, popular y minoritaria, colectiva y personal, desnuda y vestida, hablada, pintada, escrita, ostenta todos los rostros pero hay quien afirma que no posee ninguno: el poema es una careta que oculta el vacío, ¡prueba hermosa de la superflua grandeza de toda obra humana!

                                               ¿Cómo no reconocer en cada una de estas fórmulas al poeta que las justifica y que al encarnarlas les da vida? Expresiones de algo vivido y parecido, no tenemos más remedio que adherirnos a ellas –condenados a abandonar la primera por la segunda y a ésta por la siguiente. Su misma autenticidad muestra que la experiencia que justifica a cada uno de estos conceptos, los trasciende. Habrá, pues, que interrogar a los testimonios directos de la experiencia poética. La unidad de la poesía no puede ser asida sino a través del trato desnudo con el poema.

                                          Al preguntarle al poema por el ser de la poesía, ¿no confundimos arbitrariamente poesía y poema? Ya Aristóteles decía que "nada hay de común, excepto la métrica, entre Homero y Empédocles; y por esto con justicia se llama poeta al primero y fisiólogo al segundo". Y así es: no todo poema –o para ser exactos: no toda obra construida bajo las leyes del metro- contiene poesía. Pero esas obras métricas ¿son verdaderos poemas o artefactos artísticos, didácticos o retóricos? Un soneto no es un poema, sino una forma literaria, excepto cuando ese mecanismo retórico –estrofas, metros y rimas- ha sido tocado por la poesía. Hay máquinas de rimar pero no de poetizar. Por otra parte, hay poesía sin poemas; paisajes, personas y hechos suelen ser poéticos: son poesía sin ser poemas. Pues bien, cuando la poesía se da como una condensación del azar o es una cristalización de poderes y circunstancias ajenos a la voluntad creadora del poema, nos enfrentamos a lo poético. Cuando –pasivo o activo, despierto o sonámbulo- el poeta es el hilo conductor y transformador de la corriente poética, estamos en presencia de algo radicalmente distinto: una obra. Un poema es una obra. La poesía se polariza, se congrega y aísla en un producto humano: cuadro, canción, tragedia. Lo poético es poesía en estado amorfo; el poema es creación, poesía erguida. Sólo en el poema la poesía se aísla y revela plenamente. Es lícito preguntar al poema por el ser de la poesía si deja de concebirse a éste como una forma capaz de llenarse con cualquier contenido. El poema no es una forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre. Poema es un organismo verbal que contiene, suscita o emite poesía. Forma y substancia son lo mismo.

                                                                 

             

EL ARCO Y LA LIRA, Ed. Fondo Cult. Económica.  pag.  1

3º año empezó a despedir-PSÉHHH...

Publicado en Fotitos. el 23 de Noviembre, 2007, 12:51 por MScalona


Taller 3º-2007 (6) Taller 3º-2007 (8)

Taller 3º-2007 (4) Taller 3º-2007 (3)

PB080166 PB080164

ROBERTO y su HARÉN

¿O los ángeles de Charlie...?   El único que falta es CARLOS DESCARGA, que salió

-como corresponde- en una foto muy oscura, invisible, neblinosa...

South of border... Haruki

Publicado en De Otros. el 22 de Noviembre, 2007, 18:42 por MScalona


No cabía duda de que era una niña precoz y de que se sentía atraída por mí como representante del sexo opuesto. Y yo, por mi parte, también me sentía atraído por ella, pero no sabía que hacer con mis sentimientos. Tal vez tampoco Shimamoto lo supiera. Me tomó de la mano una sola vez. Fue un día que me llevaba a algún sitio, y el gesto decía: <<Rápido, es por aquí>>. Nuestras manos permanecieron unidas como mucho diez segundos, pero a mí me parecieron treinta minutos. Y cuando me soltó, deseé que el contacto no se hubiera interrumpido. Yo lo sabía, sabía que ella me había cogido la mano de una manera espontánea, pero que, en realidad, lo había hecho porque deseaba hacerlo. Aún hoy recuerdo el tacto de su mano aquel día. Es un tacto diferente a cualquier otro que haya experimentado después. Era simplemente la mano pequeña y cálida de una niña de doce años. Pero en aquellos cinco dedos y en aquella palma se concentraban, como en un catálogo, todas las cosas que tenía que saber. Y ella, al tomarme de la mano, me las enseñó. Me enseñó que en el mundo real existía un lugar como aquél. Durante diez segundos tuve la sensación de haberme convertido en un pajarillo perfecto. Surcaba el aire, sentía el viento. Desde las alturas, podía ver paisajes lejanos. Tan remotos que no era capaz de vislumbrar con claridad lo que había. Pero supe que existían. Y que algún día iba a visitarlos. Esa certeza me dejó sin aliento, me hizo estremecer.

            Al regresar a casa, me senté ante la mesa de mi habitación y mantuve largo rato los ojos clavados en la mano que Shimamoto había sostenido. Me sentía lleno de felicidad. Aquel dulce tacto me caldeó el corazón durante muchos días. Pero, al mismo tiempo, me turbó, me confundió, me angustió. ¿Qué diablos tenía que hacer con aquella felicidad? ¿Hacia dónde debía conducirla?

                                                           * * * * * * * * * * * *

            A la tercera cita, la besé. Aquel día, ella había venido a casa. Mi madre dijo que se iba de compras y se marchó. Nos quedamos solos. Cuando me acerqué y puse mis labios sobre los suyos, ella cerró los ojos en silencio. Tenía una docena de excusas preparadas por si se enfadaba o apartaba la cara, pero no hubo necesidad de usarlas. Con los labios pegados, la rodeé con un brazo y la atraje hacia mí. Estábamos a finales de verano y ella llevaba un vestido de algodón a rayas azules y blancas. Un lazo anudado a la cinta le colgaba por detrás, como una cola. Mi mano tocó el cierre metálico del sujetador en su espalda. Sentía su aliento en mi cuello. El corazón me empezó a latir desacompasadamente, como si fuera a salírseme del pecho. Mi pene, duro, a punto de reventar, se le clavaba en el muslo y ella se apartó un poco. Pero eso fue todo. La situación no pareció chocarle ni desagradarle. Permanecimos abrazados, inmóviles, en el sofá de la sala de estar de casa; con el gato, echado sobre una silla, como único testigo. Cuando nos abrazamos, alzó los ojos y nos dirigió una mirada rápida, pero se desperezó en silencio y se durmió. Le acaricié el pelo a Izumi, posé los labios sobre sus pequeñas orejas. Pensé que algo tendría que decirle, pero no se me ocurría ni una sola palabra. A duras penas podía respirar. Le cogí la mano y la besé otra vez. Durante largo rato no dijimos nada, ni ella ni yo.

 AL SUR DE LA FRONTERA...  p.  25-26  -  33-34

 AL SUR DE LA FRONTERA...  p.  25-26  -  33-34

La planta

Publicado en Nuestra Letra. el 22 de Noviembre, 2007, 12:12 por Saty

“Lo único que les pido es que no me corten esas flores”. Las dos se miraron y él convencido de que había sido un poco imperativo, agregó: “es que tienen su historia”. Un tutor envuelto de verde y con un par de flores color rosa. Parecía poca cosa. No cambiaría nada si alguna arrancaba alguna, tal vez él ni se daría cuenta, pero ni siquiera lo intentaron. Se quedaron mirando la planta que subía recostada en la escalera, buscando descubrir en el cielo algo de esa historia.

Las macetas, una en cada escalón, también invitaban a subir con la mirada.

No aguantó más y preguntó: ¿Qué historia? ¿Romántica?

No…sentimental. Me la regaló un amigo, era de su madre, que ahora ya no está. Y como floreció, quiero regalárselas a él.

Las mujeres quedaron sin habla. No había palabras para tal demostración de afecto.

Y volvieron a mirar hacia arriba, hacia el cielo. Era lógico.

Como también era lógico el silencio, cualquier cosa hubiera sido una violación a los recuerdos.

 

Y entonces, no sé por qué, me acordé que nunca pude escribir nada de vos, ni siquiera lo intenté. No porque no hubiera nada por contar. Quizás, como una manera de guardarte para mí sola.

 

Tampoco nunca te llevo flores al cementerio. Y no porque no me acuerde, es que no tengo ganas. No me gusta eso de limpiar la jardinera, tirar los papeles en el cesto, colocar ordenadamente los claveles y sentarme a mirar el muro de granito gris.

Alguna vez lo hice. Me dejé llevar por el qué dirán de la gente del pueblo. Tuve temor que alguno pensara que no me importabas.

Recuerdo que era un día gris y lloviznaba. Compré un ramito a la entrada y empecé a andar por ese camino interminable, afortunadamente el viento secaba mis lágrimas, porque no había llevado pañuelo.

Después del rito de colocar las flores, me senté a mirar. Pero no sentí que estabas ahí. Te juro que lo intenté, pero no pude. Y no fui más.

 

A veces sí, miro tu foto. Limpio meticulosamente el portarretrato para que nada empañe tu sonrisa, le saco brillo al marco de plata, vuelvo a colocarlo junto a las otras fotos y me doy por satisfecha. Como si de esa forma lograra borrar la melancolía que me invade cada vez que pienso en vos.

 

Casi no te menciono tampoco. Aunque la gente te recuerda mucho.

Siempre que me encuentro con algún conocido tuyo y empieza a hablarme, yo hago como que lo escucho, para no pasar por maleducada, pero en realidad trato de pensar en otra cosa. Hasta que se despide con un “Qué gran persona que era” y yo respondo que sí como una autómata.

Me enferma. Y aunque hace rato que no estás, me sigue molestando.

Invaden con sus comentarios nuestra intimidad y eso no lo soporto.

 

Me hubiera gustado que alguien tuviera una planta tuya y que florecieras en ella cada primavera. Pero nunca regalé ninguna.

Será por eso que me cuesta escribir sobre vos. Será por eso, tal vez, que mis dedos no pueden apretar las teclas que debiera y solamente intentan deslizar una caricia sobre tu rostro en el portarretrato del comedor.

 

1º año empezó a despedir el 2007

Publicado en General el 22 de Noviembre, 2007, 8:21 por MScalona


MABY, con su medalla de maratonista, trajo dos Chandon Rosé; Iberia apenas se asoma

por la izquierda. Alejandro no se ve, porque en el momento de la foto estaba levantando

el biombo que tiró Jorgelina. Nano ya se había ido, a seguir luchando contra la democracia.

Sergio ayer no vino. Los demás estamos todos... happy together...

A Beto le dura la euforia de Amsterdam...

¿Quién dice que Borges  -eso leímos anoche- es tristeeee...?

morHaruki - 2º p.

Publicado en De Otros. el 21 de Noviembre, 2007, 16:47 por MScalona

 Murakami nació en Japón en 1949

Durante el día me encargaba de diversos asuntos y, al llegar la noche, me daba una vuelta por los bares, me sentaba frente a la barra y, mientras saboreaba un cóctel, observaba las reacciones de los clientes, controlaba el trabajo de mis empleados y escuchaba música. Cada mes le devolvía a mi suegro parte del préstamo, pero, con todo, mis ingresos eran considerables. Nos compramos un apartamento de cuatro habitaciones en Aoyama y un BMW 320. Y tuvimos un segundo hijo. Otra niña. Me había convertido en padre de dos niñas.

            Al cumplir treinta y seis años, tenía un pequeño chalé en Hakone. Mi mujer se compró un  Jeep Cherokee de color rojo para ir de compras y llevar a las niñas. Los bares devengaban unas ganancias considerables y, con ese capital, podía haber abierto un tercer establecimiento, pero no tenía ninguna intención de hacerlo. Al aumentar el número de locales, dejaría de poder atender a los mínimos detalles y, sólo con administrarlos, quedaría exhausto. Además, no quería sacrificar más aún mi tiempo libre. Consulté a mi suegro y él me aconsejó invertir el dinero que me sobrara en Bolsa o en la compra de bienes inmuebles. Eso no representaría esfuerzo ni requeriría tiempo. Pero yo no sabía absolutamente nada sobre Bolsa ni sobre bienes inmuebles. Cuando se lo comenté, mi suegro repuso: <<Los detalles déjamelos a mí. Tú haz lo que te diga y todo irá bien. Estas cosas tienen su secreto>>. Invertí siguiendo sus indicaciones, y en un corto periodo de tiempo me reportó unas ganancias considerables.

            -Bueno, ya lo has visto –dijo-. Todas las cosas tienen su secreto. Puedes trabajar cien años en una empresa y no lograr nada. Para triunfar, hace falta tener suerte e inteligencia. Eso por descontado. Pero no basta. Si no tienes el capital necesario, no hay nada que hacer. Pero más importante todavía es conocer el secreto, llamémosle así. Si no lo conoces, aunque reúnas todo lo demás, no vas a ninguna parte.

            -Ya veo –dije.

            Entendía perfectamente lo que intentaba explicarme. El <<secreto>> del que hablaba era el sistema que él había credo. Un sólido y complejo sistema para captar información útil, desplegar una red de contactos, invertir y obtener beneficios. Beneficios que, a veces, se multiplicarían eludiendo hábilmente las leyes o el sistema de impuestos, o cambiando de nombre, de forma.

            Si no hubiera conocido a mi suegro, quizás aún estaría en la editorial redactando libros de texto. Viviría en aquel apartamento de mala muerte de Nishiogikubo y conduciría todavía un Toyota Corona de segunda mano con el aire acondicionado estropeado. Había sabido jugar bien mis cartas. Había abierto dos bares en un corto lapso de tiempo, había empleado a más de treinta personas y había conseguido unas ganancias muy superiores a la media. La administración era tan acertada que habría admirado a un asesor fiscal, y mis locales gozaban de buena reputación. Con todo, no era la única persona en el mundo que poseía estas capacidades. Habría otras muchas que hubieran podido lograr lo mismo. Pero, sin el capital y el <<secreto>> de mi suegro, yo solo no habría conseguido nada. Al pensarlo, sentía cierto malestar. Me daba la impresión de haber llegado adonde estaba jugando con ventaja, pasando sólo yo por atajos ilícitos. Nosotros pertenecíamos a la generación de la última mitad de los sesenta y principios de los setenta, habíamos vivido la época de las violentas luchas estudiantiles. Nos gustara o no, pertenecíamos a aquella época. La nuestra, a grandes rasgos, era la generación que había alzado un <<No>> a la lógica del neocapitalismo avanzado que había devorado los ideales surgidos en la posguerra. Como mínimo, yo me daba cuenta. Aquélla había sido la fiebre violenta que acompañaba al punto de inflexión de la sociedad. Pero el mundo en el que me encontraba se asentaba sobre la lógica de ese capitalismo avanzado. Y, sin que lo hubiera advertido, ese mundo me había absorbido por entero. <<Ésta no parece mi vida.>> Se me ocurrió de repente parado ante un semáforo en la avenida Aoyama, al volante de mi BMW mientras escuchaba Viaje de Invierno, de Schubert. Era como si estuviera viviendo una existencia que me había preparado otra persona, en el lugar dispuesto por otro. ¿Hasta qué punto la persona llamada yo era o no realmente yo? Aquellas manos que asían el volante, ¿eran las mías? El paisaje que me rodeaba, ¿hasta qué punto era real? Cuanto más pensaba en ello, menos lo sabía.

            Sin embargo, llevaba una vida feliz. No tenía ninguna queja. Amaba a mi mujer. Yukiko era serena y considerada. Después de los partos, había empezado a engordar y sus intereses principales se reducían a las dietas y la gimnasia. Pero yo la encontraba tan guapa como siempre. Me gustaba estar con ella y hacerle el amor. Poseía algo que me daba sosiego y seguridad. Y bajo ningún concepto hubiese querido volver a la vida triste y solitaria que había llevado a mis veinte años. <<Éste es mi lugar>>, pensaba. <<Aquí me siento amado y protegido. Y, al mismo tiempo, amo y protejo a mi mujer y a mis hijas. >> Era una experiencia totalmente nueva para mí y, verme en esa posición fue un descubrimiento inesperado.

            Llevaba cada día a mi hija mayor a una guardería privada y los dos cantábamos canciones infantiles, a coro, con la cinta que sonaba por el estéreo del coche. Luego volvía a casa y, antes de irme a la pequeña oficina que había alquilado cerca, jugaba con mi hija pequeña. Los fines de semana de verano íbamos al chalé de Hakone y allí mirábamos los fuegos artificiales, íbamos en bote, paseábamos por la montaña.

            Mientras mi mujer estaba encinta, tuve algunas aventuras. Pero no fueron nada serio ni tampoco duraron demasiado. Sólo me acosté una o dos veces con cada una. A lo sumo, tres veces. A decir verdad, ni siquiera tenía una conciencia clara de ser infiel. Lo único que deseaba era acostarme con alguien y a ellas les sucedía lo mismo. No pretendía ir más allá y, por este motivo, elegía a mi pareja con precaución. Quizá quería probar algo acostándome con otras mujeres. ¿Qué podía descubrir yo en ellas?, ¿qué descubrirían ellas en mí?

HARUKI  MURAKAMI

"Al Sur de la frontera, al oeste del Sol"  Ed. Tusquets.   P.  92-95

mañana jueves, PLAN "A"... (Plan B... ?)

Publicado en General el 21 de Noviembre, 2007, 11:26 por MScalona

mañana  JUEVES estoy invitado a un panel

de escritores,  lingüistas y comunicadores

para hablar sobre el tema de los cambios

de la lengua, NEOLOGISMOS, auge del

castellano, cánones, nuevos usos,

consecuencias en los discursos, etc...

 

Canal 3, de 14 a 15 hs...

...ya sé lo que quieren saber...

no sé si va Jack esta vez...

 

morotropasto... CULACIATI...

Publicado en De Otros. el 20 de Noviembre, 2007, 19:42 por MScalona

SOLEADOS

 

I

 

la protección ambarina del Sol

abre sus alas

 

 

sube

por los murmullos de la siesta

 

 

bendice

la delgadez del aire

 

 

 

II

 

sobre el disco amarillo del Sol

picotea un pájaro

 

 

desentendido

de la prepotencia de los hombres

 

 

desentendido

del tiempo

 

 

y de sí mismo

 

 

 

 

 

TERSURA DEL SUEÑO

 

 

 

todo desliza en la lisura

de la irrestricta calma que supimos conseguir

 

 

resbala

en la distención

            de gestos

             y manos

 

la ansiedad

es un animal pastando en los campos de sueño

 

 

andan los días

en su busca

            

 

 

 

 

ESTERO

 

 

esta mañana

el aire amaneció

preñado de augurios

 

 

hay un pasillo de quietud

donde flotamos

sin referencia

ni soporte

 

 

el derramar violáceo de las aguas

dicta ahora

el itinerario

de las sombras

 

                                                          

                                                                 

MIGUEL  CULACIATI, nació en Rosario en 1965. 

 en la foto de abajo, es el 1º parado a la izquierda.

TATÍN BRITOS presenta "Alexandria"

Publicado en General el 20 de Noviembre, 2007, 16:34 por MScalona


 La editorial de la Universidad Nacional del Litoral, y la editorial Ciudad
> Gótica, tienen el agrado de invitar a ud/s a la presentación del libro
> Alexandria, del autor rosarino Marcelo Britos, que se realizará el miércoles
> 21 de Noviembre, a las 19:30 hs.
> > Salón de actos de la Facultad de Humanidades y Artes
> Entre Ríos 758

                                                                                                         

                                                                                                             

Marcelo Britos tiene publicado un excelente libro de cuentos policiales,

de registro negro, con prólogo de MARIO TREJO, también por Ed. C.Gótica

que se llama  LOS DOGOS.-                                                                    

Artículos anteriores en Noviembre del 2007

  
Autores
María Paula Cerdán, Francisco Kuba, Verónica Laurino, Marcelo Scalona, Caro Musa, Claudia Malkovic, Silvina Potenza, Marcela González García, Soledad Plasenzotti, Natalia Massei, Mónica M. González, Ariel Zappa, Cintia Sartorio, Cecilia Mohni, Silvia Estévez, Julia M. Sánchez, Matías Settimo, Marisol Baltare, Maximiliano Rendo, Matías Magliano, Andrea Parnisari, Roberto Sánchez, Alina Taborda, Nicolás Foppiani, Mayra Medina, Alfredo Cherara, María B. Irusta, Ale Rodenas, Laura Rossi, Germán Caporalini, Rosana Guardala Durán, Rosario Spina, Sergio Goldberg, Luisina Bourband, Alejandra Mazitelli, Tomás Doblas, Laura Berizzo, Florencia Manasseri, Beti Toni, Nahuel Conforti, Gabriela Ovando, Diana Sanguineti, Joaquín Yañez, Joaquín Pérez, Alvaro Botta, Verónica Huck, Florencia Portella, Valeria Gianfelici, Sofía Baravalle, Rubén Leva, Marcelo Castaños, Luis Astorga, Juan Pedro Rodenas, Esteban Landucci, Dora Suárez, Laura Cossovich, Alida Konekamp, Diego Magdalena, Franco Trivisonno, Gerardo Ortega, Roberto Elías, Facundo Martínez, Ariel Navetta, Graciela Gandini, Jimena Cardozo, Soledad Cerqueira, Juan Gentiletti, Sebastián Avaca, Emi Pérez, Adriana Bruniar, Mariano Boni, Flor Said, Elina Carnevali, Roxana Chacra, Lorena Udler, Nora Zacarías.-