"Es necesario que se pregunte para que yo siga vivo, por que yo soy tan sólo su memoria". HAROLDO CONTI. Los caminos, homenaje.




Junio del 2007


Carta a Bartleby

Publicado en General el 30 de Junio, 2007, 14:22 por slb

 

Señor Bartleby:

 

Desde un lejano país del que usted escasas noticias habrá tenido, le escribo poco menos que temblando sobre el papel, intrigado por un recorte de diario que justamente conservo a mi derecha sobre el escritorio y que llegó hasta mis manos por descuido de mi madre, recién arribada de Estados Unidos. En dicho periódico se relataba de manera pormenorizada su estadía laboral en cierta oficina de Wall Street, su negativa a realizar trabajo alguno, y su posterior encierro en la cárcel. Debo confesarle que ha causado su historia en mí una identificación peculiar. Usted, como yo, sabe que los hombres siempre que sean sanos y provengan de buenas familias, no se adentran en el mundo al nacer con esta clase de corrupción moral, con este sentimiento que se apodera del alma y la carcome por años envolviéndola con un manto de tristezas. La profunda sensación de la que hablo, y a la que algunos hombres dan en llamar despectivamente “eterna melancolía”, se ha apoderado de nuestros cuerpos y tanto más de nuestros espíritus, conquistándonos día a día hasta sumergirnos en una larga tortura que ni la muerte parece librar. Pero ante todo – y ofreciendo disculpas por mis arrebatos emocionales- quisiera darme a conocer.

 

Mi nombre es Natalio Benito Ruiz y vivo con mi madre en un amplio departamento en el barrio de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires; tengo cuarenta y ocho años y di hasta poco tiempo atrás clases particulares de piano y álgebra. De niño viví en el campo en la estancia “Los Haroldos”, en la localidad de Chascomús, hasta la muerte de mi padre. En realidad solo pasaba los veranos allí; el resto del año vivía en un internado de la orden salesiana en el pueblo mismo. Y es en esta parte de la historia donde mi martirio comienza a evidenciarse. Siempre fui un pequeño retraído y solitario, y las pocas veces que intentaba relacionarme lo hacía de manera equívoca, a decir por los demás de manera egoísta y mezquina, aún contra mi voluntad. Probablemente ésta sea una característica familiar de la que no está permitido desligarse fácil.

Sufrí noche y día las burlas y los golpes de los otros pupilos, el dolor punzante de la indiferencia y los vejámenes más horrendos a los que un ser humano pueda someterse. Mis problemas respiratorios se tradujeron en severos ataques de asma y mi salud en general se fue resquebrajando. Aún así, soporté siete años de tormentos, hasta que mi madre decidió mudarse a la capital; pero comprenderá usted el daño hecho. Ya era un muchacho, pero también un espectro; me recluí por completo evitando contactos excesivos con los demás, solo salía los domingos con mi madre para ir a la catedral, y si había sol, dábamos unas vueltas alrededor de Plaza Francia. Fue en uno de esos medio días primaverales que la conocí. Habíamos cruzado miradas durante toda la misa, pero solo duraban segundos, como si el lugar sagrado nos vedara ciertos pensamientos. Sin embargo nos encontramos en las escalinatas de salida, ella del brazo de su madre y yo de la mía. Cuando cayó su pañuelo me abalancé torpe para tratar de rescatarlo del viento y devolverlo, con tal mala fortuna que el sombrero gris que llevaba tapó mi vista haciéndome trastabillar y caer. A pesar del cachetazo vergonzante de mi madre logré tenerla cerca y oler su aroma, ver sus ojos, sentir su preocupación. Mi algarabía mayor fue cuando una vez reincorporado comenzamos a caminar unos pocos metros detrás, siguiendo el mismo camino. Supe donde vivía y esa noche no dormí. En penumbras escribí infinitos versos e incursioné en la imaginación mas profunda, nos soné bailando en salones parisinos, cabalgando por estancias pampeanas y casándonos. Esperé el domingo siguiente en un estado febril, deseoso por saber su nombre, disfrutando cada día con la esperanza de sentirme un hombre nuevo. Pero llegó el día y ella no estaba, supuse que cierta minúscula enfermedad la mantenía en reposo, y hasta me alegré de continuar con mi estado fecundo cuando sobrevino la posterior semana. Pero tampoco llegó al domingo siguiente, ni al otro. Al tercer domingo la busqué atolondrado por las primeras y las últimas filas, me levanté infinitas veces con la excusa de una descompostura y hasta llegué a subir al piso donde estaba el órgano para observar mejor. Mi madre dio cuenta de que algo extraño sucedía cuando evadí el confesionario y ya en casa me reprendió duramente. Tuve la noche más insoportable del mundo, transpiré y lloré por todos los días miserables, asqueado del parásito que el espejo devolvía.

Una mañana Aurora, la mucama, me entregó una pequeña carta. Me hizo jurar por todos los santos que mi madre jamás se enteraría, pues ponía en peligro la tarea de tantos años al servicio de la familia. Me contó que una chica muy humilde la había sorprendido casi al entrar rogándole entregar el recado. En el papel se revelaba el nombre de mi amada, un lugar de encuentro y me llamaba extrañamente “ El hombrecito del sombrero gris”. Pero no moví un dedo para buscarla. El miedo es un lugar común, un hilo de fuego en el camino que divide valientes de cobardes, solo los diferencia a ambos el haberlo sorteado o no. Dejé de comer y suspendí todas mis clases. Comencé a tiritar de frío por las tardes y aumentaron mis ataques de asma. Supe que el descenso de mi alma a los avernos era el precio de mis pecados, pero que al fin Dios me rescataría. Hasta que llegaron ellos, los bárbaros, y quemaron las iglesias. Entonces mi madre me prohibió cualquier tipo de salida. Me encerraba con llave durante largas horas en mi cuarto diciéndome que en cualquier momento esa turba de delincuentes que obedecen al tirano- solo cuando se refería a ellos mamá perdía los modales- saquearía los hogares cristianos y nos mataría colgándonos de las enormes arañas. Era la única manera de estar a salvo y en ese momento así lo creí. Por eso desconfié desde el primer instante en las declaraciones de esos patanes de Turkeys y Nippers; solo las almas gemelas que han padecido el mismo dolor pueden comprenderse, amigo Bartleby. Por eso pude entender su mirada perdida en el muro, su lento caminar como de bicho rastrero, su incesante desprecio por usted mismo y su eterna culpa.. Esto solo responde a una única causa universal mi estimado, y no es otra cosa que el verdadero amor perdido por cobardía.

    

                                                                                                                   Buenos aires, 14 de diciembre de 1955

La mano de Dios

Publicado en Cuentos el 30 de Junio, 2007, 13:39 por slb

La mano de Dios

Desde la lejanía vi correr al hombrecillo con la belleza de un esteta. Lo vi perforar el aire y saltar justo debajo de mi.

Con él corrían millones; seres invisibles que apuntalaban sus pasos, flexionaban sus rodillas y limpiaban sus botines. Había mujeres que acomodaban su camiseta y pibes que lo imitaban hasta el ridículo.

Miré a todos sorprendido, pues solo yo podía verlos. El ejército rival solo seguía a ese muchacho de cabello enrulado llamado Diego que cada vez subía más al cielo.

Alguien me susurró al oído que aquella barbarie sin rostro había perdido hasta su propio país, y que ahora vagaban sin patria, incongruentes, como animales carroñeros; recordando los viejos alguna grandeza perdida, quejándose por lo que les había sido robado. Observé mejor. Eran espectros soñadores, envidiosos, melancólicos e hipócritas. Los estudié con premura. Habían sostenido tiranos a sabiendas, hurtado en los campos de sus vecinos, quemado sus propias instituciones y hasta hoy se mataban los unos a los otros. Juro que me dieron ganas de mirar para otro lado.

Sin embargo, todos aquí deseábamos ver rabiar un poco al gigante poderoso; al que se me había ido de las manos con su cara siempre prolija y sus modales señoriales, con su deseo sangriento de conquista y su aspecto de fantasma húmedo.

Fue así como decidido extendí mi brazo, acaricié el esférico de cuero y, entrelazando mis dedos con los del capitán de bandera blanquiceleste, formamos la cuchara de una catapulta e impulsamos el proyectil con energía. Alguien cercano a mí esbozó una sonrisa cómplice y guiñó un ojo.

Los británicos observaron atónitos como se derrumbaba su imperio. El arquero, último bastión de la resistencia solo atinó a mirar al cielo en mi búsqueda. Creo que nos quedamos con la vista clavada al menos un minuto. Él juró venganza mientras yo escuchaba su respiración entrecortada y los gritos de júbilo provenientes desde lejanas aldeas sometidas.

a transpirar la camiseta!

Publicado en General el 29 de Junio, 2007, 23:53 por negrointenso

Primer concurso de cuento sobre deportes - Homo Sapiens Ediciones , Sport 78 y el Diario La Capital - Auspicia: Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario – BASES

1. Podrán participar escritores mayores de 18 años, nacidos en Argentina, residentes en el país o en el exterior, y extranjeros con una residencia de más de cinco años en el país. Quedan excluidos de esta convocatoria los empleados en relación de dependencia con las empresas convocantes.

2. Se aceptarán cuentos escritos en lengua castellana, inéditos, cuyo contenido esté relacionado con el tema “Deporte” y cuya extensión sea de 8.000 a 24.000 caracteres con espacios. No se aceptarán cuentos que, aun siendo inéditos, hayan recibido premios o menciones en cualquier tipo de concurso.

3. Los concursantes deberán remitir tres ejemplares de la obra encuadernados o encarpetados o anillados, cada uno de ellos identificado únicamente por el título de la obra y el seudónimo del autor en la carátula, acompañados de un disquete que contenga el archivo y de un sobre cerrado en el cual figuren el título de la obra y el seudónimo del autor. Dentro del sobre, el autor consignará sus datos personales: nombre completo, número de documento, domicilio, teléfono y dirección de correo electrónico.

4. Los cuentos deberán presentarse en páginas numeradas, escritas a doble espacio y de un solo lado, en procesador de texto Word, Fuente Times New Roman 12, interlineado doble y márgenes de 2.5 cm (superior e inferior) y de 3 cm (izquierdo y derecho), en páginas A4 (210 x 297 mm .).

5. Sólo podrá presentarse un cuento por participante.

6. Los cuentos serán recibidos desde el 14 de junio hasta el 14 de septiembre inclusive. Podrán ser enviados por correo a Presidente Roca 848 (2000), Rosario, o entregados personalmente en la misma dirección, de lunes a viernes en el horario de 10 a 17 hs. En el caso de las obras enviadas por correo postal, se admitirán los trabajos que hayan sido enviados hasta esa misma fecha.

7. El Jurado (integrado por Humberto Lobbosco , Bigote Acosta y Jorge Salum) seleccionará diez obras ganadoras y su resolución será inapelable. La misma se dará a conocer el 15 de octubre. El Concurso no podrá declararse desierto.

8. Se otorgará un primer premio de $3000 y un segundo premio de $2000. La Edit orial Homo Sapiens editará una antología con los cuentos seleccionados por el Jurado. La edición de la misma está prevista para el 30/11. Con la publicación de los cuentos ganadores quedarán cubiertos los derechos de autor correspondientes.

9. Los ganadores del concurso serán notificados por carta, mail y/ o teléfono.

10. En ningún caso los trabajos serán devueltos.

11. El incumplimiento de cualquiera de estas bases será motivo de descalificación y la sola presentación de originales a este concurso implicará su plena aceptación. La participación en el Concurso implica la aceptación de la publicación de los cuentos seleccionados, sin que medie otro acuerdo. Cualquier cuestión no prevista en estas bases, quedará sometida al criterio de los organizadores.

Si no desea recibir la información que le enviamos,

responda este mensaje al remitente incluyendo "Remover" en el asunto.

felíz cumple Laurita Corti

Publicado en General el 29 de Junio, 2007, 16:22 por tus compañeros de taller


un beso y muchas felicidades!
nos vemos en un ratito para festejarlo.

Carta de un león a otro

Publicado en Nuestra Letra. el 29 de Junio, 2007, 13:26 por seldonito

Querido amigo:

           

            Han pasado varios años ya desde la última oportunidad en que nos vimos. En ese entonces yo era para usted un servicial muchachito que por un dólar a la semana servía y cumplía con múltiples tareas. Seguro recordará los momentos en que llegaba a la oficina para convidarle bizcochos y manzanas.

            Le escribo para anoticiarlo del fallecimiento de nuestro común amigo (y cliente de mi buffet) Turkey. Como usted bien sabe él debió sufrir una larga lucha contra el destino. La vida le convidó copa tras copa y la muerte le quitó la razón primero y el aliento después.

            El paso del tiempo permitió que valore aquellos años compartidos en la oficina de la calle X. El doctor fue la primera persona en confiar en mí y darme empleo. Usted y Turkey, siempre turnándose los humores, y Bartleby.

            Me permito hacerle una confesión. Bartleby ha sido muchas cosas para mucha gente. Para unos fue un pobre infeliz que tuvo un triste paso por el mundo. Para otros no era más que un cómodo que nunca quiso trabajar.

            Me daré el lujo de disentir y presentar a Bartleby como lo que realmente fue, un héroe.

            Amigo Nippers, no crea que he perdido la cordura, Bartleby fue un héroe, de los más grandes que he visto en mi vida.

            Y es justamente contando mi vida que usted comprenderá mi reflexión.

            A los 12 años, por mandato de mi padre, tuve mi primer empleo. Usted recordará la diversidad de tareas que debía cumplir en la oficina de Wall Street. Todas ellas para lograr la ansiada meta, graduarme y hacer una profesión en el mundo del derecho. Mi padre siempre soñó con verme en un trabajo bien pago, donde no sufra las condiciones de vida miserables que el debió soportar. Grande fue su satisfacción cuando recibí mi título de abogado, grande fue también mi alivio ya que estaba convencido que el mundo era un lugar fecundo para mis proyectos.

            Pero el mundo que germinó en mi vida fue el del ejercicio del derecho, tal como lo soñó mi padre. El compromiso con los clientes hizo que me encontrara defendiendo hombres deleznables, estafadores, asesinos, violadores. Nunca cuestioné sus actos, la ética es algo externo al ejercicio de la ley. Sin embargo, algo en mí castigaba mi conciencia. La justicia no podía ser eso en nombre de lo cual yo dejara esos personajes en libertad.

            ¿Me comprende Nippers? Una noche me encontré siendo quien no quería ser, viviendo la vida que mi padre eligió.

            Y es aquí donde debo rescatar el heroísmo de Bartleby. Su final fue trágico, es verdad, pero él así lo quiso. Bartleby siempre entendió que decidir es lo que nos hace humanos. Tomar decisiones, más allá de opiniones ajenas.

            Bartleby prefirió su destino, he allí su heroicidad y mi envidia.

            Lo saluda muy atentamente.

 

 

Ginger

FABRI GANÓ EL PREMIO ALDANA

Publicado en General el 28 de Junio, 2007, 18:08 por MScalona

FABRICIO SIMEONI nació en Rosario en 1974

nuestro amigo del alma, EL POETA FABRICIO SIMEONI

OBTUVO EL 1º PREMIO DEL CONCURSO DE

POESÍA MUNICIPAL FELIPE ALDANA en autoría conjunta con

FERNANDO MARQUÍNEZ, otro querido amigo, por el libro 

"CAVIDADES DEL RECREO"...

                                                                                                                                      

totodavía recuerdo cuando dos años atrás, con Pablo Javkin lo propusimos como

ARTISTA DISTINGUIDO DE ROSARIO, y una sarta de pelotudos que versifican,

se quejaron agriamente diciendo que nosotros confundíamos la poesía con la silla de ruedas...

Esta vez el Jurado lo presidía HÉCTOR PÍCCOLI, y los que saben...  saben qué significa...

                                                                                                                            

Modestamente, yo hace rato que tenía escrito (el prólogo

 de SUB)que FABRI es una de las voces más originales,

vanguardista, fresca, innovadora y arriesgada del panorama

poético local. 

¡  SALUTE  RENGO  PUTO.... Y NO ME SORPRENDE EL PREMIO,

 LO QUE SORPRENDE ES LA JUSTICIA, cuando llega así,

de golpe, sin aviso...  !!!!   ¡ Qué alegría.....!!!!!!

Y SALUTE AL MERQUI, obvio...  que traccionó la mitad,

no tengo dudas...  preparen el FERNUTE, malandras marihuanos...

más Bartleby, Rulfo, Monterroso, Walser y el NO

Publicado en De Otros. el 28 de Junio, 2007, 11:28 por MScalona

      "" Pero Juan Rulfo no sólo tenía la historia de su tío Celerino para justificar que no escribía. A veces recurría a los marihuanos.

      -Ahora –decía- hasta los marihuanos publican libros. Han salido muchos libros por ahí muy raros, ¿no?, y yo he preferido guardar silencio.

      Sobre el mítico silencio de Juan Rulfo escribió Monterroso, su buen amigo en la oficina de copistas mexicanos, una aguda fábula, El zorro más sabio. En ella se habla de un Zorro que escribió dos libros de éxito y se dio con razón por satisfecho y pasaron los años y no publicaba otra cosa. Los demás comenzaron a murmurar y a preguntarse qué pasaba con el Zorro y cuando le encontraban en los cócteles se le acercaban a decirle que tenía que publicar más. Pero si ya he publicado dos libros, decía con cansancio el Zorro. Y muy buenos, le contestaban, por eso mismo tienes que publicar otro. El Zorro no lo decía, pero pensaba que en realidad lo que la gente quería era que publicara un libro malo. Pero como era el Zorro no lo hizo.

      Transcribir la fábula de Monterroso me ha reconciliado ya definitivamente con la dicha del copista. Adiós para siempre al trauma que me ocasionó mi padre. Ser copista no tiene nada de horrible. Cuando uno copia algo, pertenece a la estirpe de Bouvard y Pécuchet (los personajes de Flaubert) o de Simon Tanner (con su creador Walser a contraluz) o de los funcionarios anónimos del tribunal kafkiano.

      Se copista, además, es tener el honor de pertenecer a la constelación Bartleby. Con esa alegría he bajado hace unos momentos la cabeza y me he abismado en otros pensamientos. Estaba en mi casa, pero me he quedado medio dormido y me he trasladado a una oficina de copistas de Ciudad de México. Pupitres, mesas, sillas, butacas. Al fondo, una gran ventana por donde más que verse se dejaba caer un fragmento del paisaje de Comala. Y aún más al fondo, la puerta de salida con mi jefe tendiéndome la mano. ¿Era mi jefe de México o era mi jefe real? Breve confusión. Yo, que estaba afilando lápices, me daba cuenta de que no iba a tardar nada en ocultarme detrás de una columna. Esa columna me recordaba al biombo tras el que se ocultaba Bartleby cuando habían desmantelado ya la oficina de Wall Street en la que vivía.

      Yo me decía de pronto que, si alguien me descubría tras la columna y quería averiguar qué hacía allí, diría con alegría que era el copista que trabajaba con Monterroso, que a su vez trabajaba para el Zorro.

      -¿Y ese Monterroso también es, como Rulfo, un escritor del No?

      Pensaba que en cualquier momento podían hacerme esa pregunta. Y para ella ya tenía la respuesta:

      -No. Monterroso escribe ensayos, vacas, fábulas y moscas. Escribe poco pero escribe.

      Tras decir esto, me he despertado. Unas ganas enormes de copiar mi sueño en este cuaderno se han apoderado entonces de mí. Felicidad del copista.

      Por hoy ya basta. Continuaré mañana con mis notas a pie de página. Como escribió Walser en Jacob von Gunten: <<Hoy es necesario que deje de escribir. Me excita demasiado. Y las letras arden y bailan delante de mis ojos.>>"""

                                                                                                                           

 ENRIQUE VILA MATAS... op.  cit....   p. 18-19

CARTA ABIERTA A ANÓNIMO

Publicado en General el 28 de Junio, 2007, 11:04 por Saty

Seguramente como dice Covadlo Lázaro, el destino de esta carta sea engrosar el montón de cartas muertas, que terminan en un oscuro lugar sin ser leídas por su destinatario.

En este caso particular, así lo creo.

 Mi carta está dirigida a un ser privado de nombre, de lo que no puedo inferir si se trata de hombre o mujer y por lo tanto, me es sumamente complicado escribirle.

De todas maneras Sr. O Sra. Anónimo, quería decirle que usted estuvo efectivamente acertado/a en la corrección de la palabra “Welcombe”.Como usted hiciera notar tan acertadamente, se dice “Welcome”.

Sin embargo, y por favor no tome a mal lo que voy a decirle, cometió el error de no darse a conocer. Eso resulta un desperdicio para los lectores, ya que debido a su conocimiento tan certero del idioma inglés, podríamos aprovecharlo, si supiéramos quién es, para futuras traducciones de nuestras producciones literarias.

Desconozco los motivos para querer permanecer en tal anonimato, deduzco que usted tendrá sus razones, si bien siempre pensé que los que no dan la cara lo hacen porque no les gusta la que tienen. Y bueno, usted sabrá.

Antes de terminar, quería aclararle, por si no lo sabe, que el blog es un medio espléndido de aprendizaje y comunicación, siempre que estemos dispuestos a asumir nuestra identidad y nos hagamos cargo de nuestros errores y aciertos.

Como yo no tengo problema alguno en dar la cara (estoy conforme con quién soy) me voy a despedir de usted simplemente con mi nombre

                                                                                       Silvia Tombolini

More VILA MATAS about Bartleby...

Publicado en De Otros. el 26 de Junio, 2007, 18:57 por MScalona
 Enrique Vila Matas, nació en Barcelona en 1948

                                                                                                                                            

" Y luego me da por recordar una historia de copistas en México: la de Juan Rulfo y Augusto Monterroso, que durante años fueron escribientes en una tenebrosa oficina en la que, según mis noticias, se comportaban siempre como puros bartlebys, le tenían miedo al jefe porque éste tenía la manía de estrechar la mano de sus empleados cada día al terminar la jornada. Rulfo y Monterroso, copistas en Ciudad de México, se escondían muchas veces detrás de una columna porque pensaban que el jefe no quería despedirse de ellos sino despedirles para siempre.

      Ese temor al apretón de manos me trae ahora el recuerdo de la historia de la redacción de Pedro Páramo, que Juan Rulfo, su autor, explicó así, revelando su condición humana de copista: <<En mayo de 1954 compré un cuaderno escolar y apunté el primer capítulo de una novela que durante años había ido tomado forma en mi cabeza (…). Ignoro todavía de dónde salieron las intuiciones a las que debo Pedro Páramo. Fue como si alguien me lo dictara. De pronto, a media calle, se me ocurría una idea y la anotaba en papelitos verdes y azules.>>

      Tras el éxito de la novela que escribió como si fuera un copista, ya no volvió Rulfo a escribir nada más en treinta años. Con frecuencia se ha comprado su caso con el de Rimbaud, que tras publicar su segundo libro, a los diecinueve años, lo abandonó todo y se dedicó a la aventura, hasta su muerte, dos décadas después.

      Durante un tiempo, el pánico a ser despedido por el apretón de manos de su jefe convivió con el temor a la gente que se le acercaba para decirle que tenía que publicar más. Cuando le preguntaban por qué ya no escribía, Rulfo solía contestar:

      -Es que se me murió el tío Celerino, que era el que me contaba las historias.

      Su tío Celerino no era ningún invento. Existió realmente. Era un borracho que se ganaba la vida confirmando niños. Rulfo le acompañaba muchas veces y escuchaba las fabulosas historias que éste le contaba sobre su vida, la mayoría inventadas. Los cuentos de El Llano en llamas estuvieron a punto de titularse Los cuentos del tío Celerino. Rulfo dejó de escribir poco después de que éste muriera. La excusa del tío Celerino es de las más originales que conozco de entre todas las que han creado los escritos del No para justificar su abandono de la literatura.

      -¿Qué por qué no escribo? –se le oyó decir a Juan Rulfo en Caracas, en 1974-. Pues porque se me murió el tío Celerino, que era el que me contaba las historias. Siempre andaba platicando conmigo. Pero era muy mentiroso. Todo lo que me contaba eran puras mentiras, y entonces, naturalmente, lo que escribí eran puras mentiras. Algunas de las cosas que me platicó fueron sobre la miseria en la que había vivido. Pero no era tan pobre el tío Celerino. Él, debido a que era un hombre respetable, según dijo el arzobispo de allá por su rumbo, fue nombrado para confirmar niños, de pueblo en pueblo. Porque ésas eran tierras peligrosas y los sacerdotes tenían miedo de ir por allí. Yo le acompañaba muchas veces al tío Celerino. A cada lugar donde llegábamos había que confirmar a un niño y luego cobraba por confirmarlo. Toda esa historia no la he escrito, pero algún día quizá lo haga. Es interesante cómo nos fuimos rancheando, de pueblo en pueblo, confirmando criaturas, dándoles la bendición de Dios y esas cosas, ¿no? Y él era ateo, además.

                                                                                          

op  cit.   p.  16-17

sus pedidos son órdenes

Publicado en General el 26 de Junio, 2007, 18:34 por Germán Minguei

¿Habrá algún alma noble que cuelgue

Publicado en General el 26 de Junio, 2007, 17:27 por MScalona


su cartita a BARTLEBY ,  o es que nadie va a colgar una puta carta a BART LEVY...?                            

¿O será contagiosa la masturbación no escrituraria del oficinista, a la sazón (Bart Levy) judío lavador de      jeanses...?   Una cartita, please... plísssss... aunque más no sea un cuatro de copas, una sota de bastos o un cinco de espadas, la mano completa que solía ligar Bart cuando éramos pareja de truco...                 

vías

Publicado en General el 26 de Junio, 2007, 6:11 por tomasboasso

Cinco vías que demuestran la existencia de la sociedad hipócrita


1ra vía: El juzgamiento como actuación del juzgado: Es cierto y consta en actas que en este mundo hay personas que son juzgadas. Pero todo aquel que es juzgado es juzgado por otro. Por lo tanto, si quien juzga es juzgado a su vez, ha de ser juzgado por otro, y éste por otro. Más así no se puede proceder hasta el infinito... Luego es necesario llegar a un juez que no es juzgado por nadie; y éste todos entienden que es la sociedad.

 

2da vía: Experiencia de un orden de habladurías: Vemos que en este mundo sensible existe un orden de habladurías. Pero no vemos ni es posible que alguien hable de sí mismo, porque de lo contrario no existiría el chisme, lo cual es imposible. Ahora bien, no es posible que en el orden de habladurías se proceda hasta el infinito... Luego es necesario suponer una habladuría primera, que todos llaman sociedad.

 

3ra vía: La contingencia en la libertad: Nos encontramos con personas que tienen la posibilidad de ser libres y dejar de serlo, pues algunas se liberan y se corrompen. Ahora bien, quien tiene posibilidad de no ser libre alguna vez no lo es. De ahí que si todas las personas tuviesen la posibilidad de no ser libres, alguna vez nadie habría sido libre, y por consiguiente ahora tampoco, pues de la esclavitud procede la esclavitud. Pero dado que existen personas libres, es necesario que alguien sea absolutamente libre, y esto, en última instancia es la sociedad.

 

4ta vía: Diversos grados de semejanza en las personas: Encontramos en este mundo seres más o menos hermosos, más o menos honestos, más o menos buenos, y otras cualidades así. Ahora bien, el más y el menos se dicen de cosas diversas según la diversa aproximación a lo que es máximo en ese orden. Por eso ha de haber alguien que sea hermoso, honestísimo, máximamente bueno y, por consiguiente, máximo ser. Y como lo que es máximo en un género es causa de todo lo que contiene bajo ese género, ha de haber un máximo ser causa de la hermosura, de la honestidad, de la bondad y de las demás cualidades por el estilo; y éste es la sociedad.

 

5ta vía: El gobierno de los idiotas: Vemos que la mayoría de las personas carecen de conocimiento, esto es, los idiotas, obran con intención de fin… Ahora bien, los idiotas no tienden a un fin si no son dirigidos por algún cognoscente e inteligente. Luego existe algún ser inteligente que dirige a todos los idiotas a un fin; que es lo que llamamos sociedad.

 

 

BARTLEBY y Compañía

Publicado en De Otros. el 25 de Junio, 2007, 18:02 por MScalona

Bartleby y compañía

        

 

         Nunca tuve suerte con las mujeres, soporto con resignación una penosa joroba, todos mis familiares más cercanos han muerto, soy un pobre solitario que trabaja en una oficina pavorosa. Por lo demás, soy feliz. Hoy más que nunca porque empiezo -8 de julio de 1999- este diario que va a ser al mismo tiempo un cuaderno de notas a pie de página que comentarán un texto invisible y que espero que demuestren mi solvencia como rastreador de bartlebys.

            Hace veinticinco años, cuando era muy joven, publiqué una novelita sobre la imposibilidad del amor. Desde entonces, a causa de un trauma que ya explicaré, no había vuelto a escribir, pues renuncié radicalmente a hacerlo, me volví un bartleby, y de ahí mi interés desde hace tiempo por ellos.

            Todos conocemos a los bartlebys, son esos seres en los que habita una profunda negación del mundo. Toman su nombre del escribiente Bartleby, ese oficinista de un relato de Herman Melvilla que jamás ha sido visto leyendo, ni siquiera un periódico; que, durante prolongados lapsos, se queda de pie mirando hacia fuera por la pálida ventana que hay tras un biombo, en dirección a un muro de ladrillo de Wall Street; que nunca bebe cerveza, ni té, ni café como los demás; que jamás ha ido a ninguna parte, pues vive en la oficina, incluso pasa en ella los domingos; que nunca ha dicho quién es, ni de dónde viene, ni si tiene parientes en este mundo; que, cuando se le pregunta dónde nació o se le encarga un trabajo o s ele pide que cuente algo sobre él, responde siempre diciendo:

            -Preferiría no hacerlo.

            Hace tiempo ya que rastreo el amplio espectro del síndrome de Bartleby en la literatura, hace tiempo que estudio la enfermedad, el mal endémico de las letras contemporáneas, la pulsión negativa o la atracción por la nada que hace que ciertos creadores, aun teniendo una conciencia literaria muy exigente (o quizás precisamente por eso) , no lleguen a escribir nunca; o bien escriban uno o dos libros y luego renuncien a la escritura; o bien, tras poner en marcha sin problemas una obra en progreso, queden, un día, literalmente paralizados para siempre.

            La idea de rastrear la literatura del No, la de Bartleby y compañía, nació el pasado martes en la oficina cuando me pareció que la secretaria del jefe le decía a alguien por teléfono:

            -El señor Bartleby está reunido.

            Me reí a solas. Resulta difícil imaginar a Bartleby reunido con alguien, zambullido, por ejemplo, en la cargada atmósfera de un consejo de administración. Pero no resulta tan difícil –es lo que me propongo hacer en este diario o notas a pie de página- reunir a un buen puñado de bartlebys, es decir, a un buen puñado de escritores tocados por el Mal, por la pulsión negativa.

            Por supuesto oí <<Bartleby>> donde debería haber oído el apellido, muy parecido, de mi jefe. Pero lo cierto es que este equívoco no pudo resultar más oportuno, ya que hizo que de golpe me pusiera en marcha y, después de veinticinco años de silencio, me decidiera por fina a volver a escribir, a escribir sobre los diferentes secretos últimos de algunos de los más llamativos casos de creadores que renunciaron  la escritura.

            Me dispongo de la más perturbadora y atractiva tendencia de las literaturas contemporáneas: una tendencia en la que se encuentra el único camino que queda abierto a la auténtica creación literaria, una tendencia que se pregunta qué es la escritura y dónde está y que merodea alrededor de la imposibilidad de la misma y que dice la verdad sobre el estado de pronóstico grave –pero sumamente estimulante- de la literatura de este fin de milenio.

            Sólo de la pulsión negativa, sólo del laberinto del No puede surgir la escritura por venir. ¿Pero cómo será esa literatura? Hace poco, con cierta malicia, me lo preguntó un compañero de oficina.

            -No lo sé –le dije-. Si lo supiera, la haría yo mismo.

            A ver si no soy capaz de hacerla. Estoy convencido de que sólo del rastreo del laberinto del No pueden surgir los caminos que quedan abiertos para la escritura que viene. A ver si soy capaz de sugerirlos. Escribiré notas a pie de página que comentarán un texto invisible, y no por eso inexistente, ya que muy bien podría ser que ese texto fantasma acabe quedando como en suspensión en la literatura del próximo milenio.

 

                                                                                                                     

del del libro homónimo de   ENRIQUE VILA MATAS,    Anagrama, p.  11-12

mosto JAPI Güellcom

Publicado en Fotitos. el 25 de Junio, 2007, 11:55 por MScalona


 

moscato JAPI Güellcom

Publicado en Fotitos. el 25 de Junio, 2007, 11:34 por MScalona

 

 

 

anoche 1º parte

Publicado en Fotitos. el 23 de Junio, 2007, 16:25 por MScalona

 

 

MAÑANA  SIGO  PEGANDO  EL  RESTO  DE  LAS  FOTOS...

¡Qué hermoso rato pasamos... !   Me gustó mucho la ceremonia de lectura, la variedad,

la intensidad, la calidad de los lectores, el colmado, la alegría, el silencio, la atención...

salió redondito...

Para los que esperaban los furcios de Doffo, leyó como un actor... y el resto, como si supieran

o se hubieran preparado. De verdad, como dice Barthes, QUE LA ELOCUCIÓN AL

LEER el texto, le agrega mucho en su calidad.-

Me faltó informar que los lectores de SEGUNDO fueron CELESTE GALIANO y

NICO DOFFO, acreedores a Juntacadáveres de ONETTI y Arte Menor

de BETTINA GONZÁLEZ, respectivamente.Del taller de LECTURA, leyó su carta

EDGARDO JUÁREZ, que se hará acreedor a EL ASTILLERO de Juan Carlos Onetti.-

 

 

 

Cartas a Bartleby - 3º -

Publicado en General el 21 de Junio, 2007, 19:53 por MScalona


Las cartas que prefirieron no hacerse, de TERCERO, son, de MARCELO SÁNCHEZ y ROBERTO VINCE, una en tono paródico, la otra argumentativa, introversial, sentimental, de conciencia.-  Costó elegir entre varias muy buenas...

Los elegidos se hicieron acreedores a LA VIDA BREVE,   de Juan Carlos Onetti, una para cada uno....

Mínimus

Publicado en cliché el 21 de Junio, 2007, 9:47 por Any

La tristeza es la parodia de un hombre que se ha muerto de ganas de cavar su propia fosa.

A.L.

Cartas a Bartleby - 1 -

Publicado en General el 21 de Junio, 2007, 6:34 por MScalona


en el marco del taller de PRIMERO, las cartas elegidas para leer mañana en la fiesta, fueron,

en primer lugar, UNA DE TONO PARÓDICO,DE UNA EX-AMIGA, PARTENAIRE SEXUAL,

del personaje, escrita por SILVIA TOMBOLINI. En segundo lugar, había dos con igual cantidad de votos, ambas de tono ELEGÍACO y DE CONCIENCIA, y eran las de SERGIO BALLATORE, que tiene una excelente intertextualidad con un famoso personaje de una canción muy conocida y apropiaday la de GONZALO RUZAFA, que eligió como remitente de la carta al pequño Ginger Nut, pero 15 años después y tras regresar de la guerra de Secesión.- Para desempatar se hizo un sorteo y el azar eligió el trabajo de SERGIO.-  Silvia se ganó "Zama" de Antonio Di Benedetto, y Sergio, "Boquitas pintadas" de Manuel Puig.  Los trabajon se leen mañana en la previa del happening...

women in art

Publicado en La vi y me gustó el 20 de Junio, 2007, 22:20 por lilian
http://www.youtube.com/watch?v=nUDIoN-_Hxs

Artículos anteriores en Junio del 2007

  
Autores
María Paula Cerdán, Francisco Kuba, Verónica Laurino, Marcelo Scalona, Caro Musa, Claudia Malkovic, Silvina Potenza, Marcela González García, Soledad Plasenzotti, Natalia Massei, Mónica M. González, Ariel Zappa, Cintia Sartorio, Cecilia Mohni, Silvia Estévez, Julia M. Sánchez, Matías Settimo, Marisol Baltare, Maximiliano Rendo, Matías Magliano, Andrea Parnisari, Roberto Sánchez, Alina Taborda, Nicolás Foppiani, Mayra Medina, Alfredo Cherara, María B. Irusta, Ale Rodenas, Laura Rossi, Germán Caporalini, Rosana Guardala Durán, Rosario Spina, Sergio Goldberg, Luisina Bourband, Alejandra Mazitelli, Tomás Doblas, Laura Berizzo, Florencia Manasseri, Beti Toni, Nahuel Conforti, Gabriela Ovando, Diana Sanguineti, Joaquín Yañez, Joaquín Pérez, Alvaro Botta, Verónica Huck, Florencia Portella, Valeria Gianfelici, Sofía Baravalle, Rubén Leva, Marcelo Castaños, Luis Astorga, Juan Pedro Rodenas, Esteban Landucci, Dora Suárez, Laura Cossovich, Alida Konekamp, Diego Magdalena, Franco Trivisonno, Gerardo Ortega, Roberto Elías, Facundo Martínez, Ariel Navetta, Graciela Gandini, Jimena Cardozo, Soledad Cerqueira, Juan Gentiletti, Sebastián Avaca, Emi Pérez, Adriana Bruniar, Mariano Boni, Flor Said, Elina Carnevali, Roxana Chacra, Lorena Udler, Nora Zacarías.-