27 de Agosto, 2006
Publicado en General el 27 de Agosto, 2006, 23:40
por Lorena Aguado
ABDICO MI TRONO, ME ASUMO PLEBEYA.
ESTA SÍ QUE ES UNA REINA...


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Publicado en De Otros. el 27 de Agosto, 2006, 23:36
por MScalona
Amelia
A mi madre, experta en belleza
No haber nacido doctor como nacían en tu razón los hijos, haber preferido el río a tu debido campo de alazanes y mantas, oír mejor el crujido de los muelles que la madera hablada del violín. Tu pequeño estado de la gracia ha derivado en las locas amadas, ¡oh, madre! Ahora que estás en el frío reinado de las momias, necesito entrar por un vendaje a un filo de tu amada cabeza y pedir otra vez que digas a los carros que he nacido, que sepa la luna de los campos de Tres Lomas que mido un metro sesenta y cuatro y que llevo las cejas de quien te amó. ¡Oh, madre!, ¿te acuerdas de mí? Soy el de barba.
Balada de la cárcel de Wilde
Soy Oscar, preso en Wilde. Tengo una flor en el ojal: un girasol. Me pinto la boca con un trueno. Ayer me dijeron que voy a morir de todo lo que me mata.
A veces, cuando se apagan las luces de la cárcel, me quedo con los ojos abiertos y vienen a pedirme que los cierre, que el mundo no puede dormir cuando tengo los ojos abiertos.
La fuente blanca
A la orquesta El destino
Pedí tres deseos tirando una moneda en la fuente blanca. El primero se cumplió: yo deseaba tener una moneda para arrojar en la fuente blanca. El segundo deseo también fue cumplido: yo deseaba encontrar una fuente que no fuera negra para arrojar la moneda. El tercer deseo se está cumpliendo ahora: yo quería que escucharas cuánto te deseo mientras arrojo mi moneda en la fuente blanca. |
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Publicado en General el 27 de Agosto, 2006, 17:40
por lilian
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Lavamos a mano
ojos

de tí
-espumas-,
las preguntas
y las que inventamos juntos,
aguadas...
mujeres que quisimos
la puta, la cumpa, la dama, la loca, la dichosa, la oreja, la piel, la boca
la que te espera
la que lloró con vos
¿Que hago con ellas
si aún soy las que fui?
Te las puedo mandar por mail
ó las guardo
con los cuentos
que te leí
mejor las dejo ir
con las recetas de cocina
a pasear al baldío
a regar con agua ocular
la paradoja de Olbers
¿Por que el cielo está oscuro
si hay infinidad de estrellas
para iluminarlo?
Sabes, sólo quedó
-La que hoy lava-
también volcán
que enumera
gestos de amor
devenidos piedras pómez.
El oráculo advirtió:
Castigo a los traidores
del último pacto
-no dañarnos más-
y a los mentirosos del adiós
enjuago sin suavizante
a que malgastar
contra mi aspereza primordial
se terminó el Trenet,
por frotar
ya rasgué la trama
y la espuma
no se va.
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Publicado en Nuestra Letra. el 27 de Agosto, 2006, 16:49
por pjavkin
Tenía las piernas demasiado largas para ser ciclista, pero se paseaba por París montado en una bicicleta que había bautizado con el nombre de Aleluya, por aquel París que de buena mañana, con las calles recién regadas, olía a croasán y a pan caliente. Vivía como un estudiante y no era un estudiante; daba la sensación de estar exiliado y no era un exiliado; queda por saber si Julio Cortázar era realmente argentino y no un ser desarraigado, que había convertido la literatura fantástica, el jazz, la pintura de vanguardia, el boxeo y el cine negro en su única patria y París en una metáfora, en una cartografía íntima. Si ser argentino consiste en estar triste y en estar lejos, Julio Cortázar hizo de su parte todo lo posible por responder a ese modelo, que cada lector podía armar y desarmar a su manera.
Había nacido en Bruselas, en 1914, hijo de madre francesa y de un diplomático argentino, agregado comercial de la embajada de su país en Bélgica, que los abandonó al poco tiempo. Pasó la infancia en Banfield, una barriada al sur de la capital porteña, y en la adolescencia una enfermedad le permitió comerse mil libros; luego se graduó de maestro y fue profesor en la universidad de Cuyo, en Mendoza, pero su espíritu refinado acabó por chocar contra lo más grasiento del peronismo. Hubo otros enredos. Por la pasión con una de sus alumnas, Nelly Martín, aquellos burgueses de provincias lo aislaron con un cordón sanitario, y el hecho de que un día se negara en público a besar el anillo del nuncio Serafini acabó por convertirlo en un proscrito. Estaba ya listo para decir adiós a todo aquello.
El joven Cortázar conoció a la traductora Aurora Bernárdez, hija de emigrantes gallegos, que sería su primera mujer; en 1951 consiguió una beca del gobierno francés y con ese pretexto se instaló definitivamente en París. Ya había escrito Bestiario, el primer libro de cuentos, ponderado por Borges, que se convertiría en el germen de su fama. Realmente, se sentía muy lejos. Podías imaginarlo sentado en la terraza de cualquier café del Barrio Latino midiendo con la mente la distancia que lo separaba de Buenos Aires, mientras escribía Rayuela, su obra maestra, sin ahorrarse un gramo de melancolía. Tal vez por allí cruzaban los grandes del jazz, de paso por París, que después de una noche de gloria en la sala Pleyel volvían a llenar el depósito de whisky en el mercadillo callejero de la rue de Seine, antes de irse a la cama en el hotel La Louisiane, donde se hospedaban. En esa calle empieza la acción de Rayuela, por allí va Oliveira hasta el arco del Quai de Conti para encontrarse con la Maga. En ese hotel vivieron Sartre y Simone de Beauvoir. Y también Albert Camus y Juliette Greco. Ahora, en su angosto ascensor, unas chicas molonas que soñaban con ser modelos de Yves Saint Laurent se entreveraban con Miles Davis y Charlie Parker, uno con la trompeta y otro con el saxo a cuestas.
Amar a Cortázar fue el oficio obligado de toda una generación. En él se reconoció una tribu, que a mitad de los años sesenta había descubierto con sorpresa que en castellano también se podía escribir con la misma libertad con que suena del jazz, rompiendo el principio de causalidad, o de la manera con que Duchamp cambiaba de sitio los objetos cotidianos y los colocaba en un lugar imprevisto para que una mirada nueva los convirtiera en arte. Un argentino con acento francés que arrastraba guturalmente las erres podía ser muy seductor, y si encima usaba gafas de carey negro como Roger Vadim sin necesitarlas, y aún tenía la cara de joven universitario de la Sorbona a los 50 años y el jersey de cuello vuelto le hacía juego con el mechón de pelo que le sombreaba la frente y aparecía en las fotos tocando la trompeta y se comportaba con una ética personal coherente con lo que escribía, no es extraño que produjera estragos entre los lectores libres e imaginativos de entonces. No había ninguna chica que, después de leer Rayuela, no soñara con ser la Maga.
Cuando en 1981 Mitterrand le concedió la nacionalidad francesa, en una pared de Buenos Aires apareció esta pintada: "Volvé, Julio, qué te cuesta". Cortázar volvió a Buenos Aires para visitar a su madre muy enferma y se le vio vagar por el aeropuerto de Eceiza como un extraño, sin que nadie hubiera acudido a recibirle. Nunca fue aceptado por ninguna autoridad establecida. Hoy, en el barrio de Palermo de Buenos Aires hay una plazoleta con su nombre, de la que arranca la calle dedicada a Jorge Luis Borges y muy cerca se alarga un paredón donde en la oscuridad se sacrifican los travestis.
Conoció otros amores. La lituana Unge Karvelis forzó su divorcio con Aurora y lo concienció políticamente, y a partir de entonces hubo el otro Cortázar: el que bajó de la torre de marfil al barro para comprometerse con las causas perdidas, el que firmaba manifiestos, presidía tribunales contra las tiranías de Videla y de Pinochet, el que amaba a Salvador Allende y el sandinismo de Nicaragua; esta actitud militante, unida a su estética de vanguardia, fue una mezcla explosiva para sus lectores de izquierdas, pero acabó por distanciarlo de algunos viejos amigos y colegas latinoamericanos que antepusieron su ideología a su admiración. Luego su pasión por Carol Dunlop le hizo cabalgar en otros viajes, uno de los cuales fue el que los llevó al más allá. Carol partió primero a causa de la leucemia y dos años después esta misma enfermedad acabó también con el escritor. A medida que envejecía su rostro lampiño iba recobrando las facciones de un niño, con sus mismas piernas interminables. Murió el 12 de febrero de 1984 en el hospital de St Lázare y la gallega Aurora Bernárdez, que había vuelto a su lado, lo acompañó hasta el final durmiendo en una colchoneta en el suelo.
Cortázar está enterrado en la misma tumba de Carol, en el cementerio de Montparnasse, y sus fieles, cuando la visitan, cumplen con el rito de dejar sobre la nubecilla grabada en la losa un vaso de vino y un papel con el dibujo de una rayuela, ese juego de los niños en la calle. Sin premios, ni medallas, ni academias, ni ropones severos, se fue al otro mundo sólo con la pasión de sus lectores. En Cortázar amábamos lo que París tenía de libertad y a toda una lista de amores, personajes y lugares secretos, que uno podía confeccionar en un minuto, y también a todas las chicas que pasaban en bicicleta, con la baguette y un libro en la cestilla del manillar y que podían ser la Maga.
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Publicado en De Otros. el 27 de Agosto, 2006, 15:28
por MScalona
Cuando todos se vayan
Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos amigos de escuela.
Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sis prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.
PARA UN PUEBLO FANTASMA
En el pueblo donde algunos me conocen como el poeta cuyo nombre suele aparecer en los diarios, paseo por la Calle Comercio que ahora se llama Avenida Bernardo 0'Higgins (Como en Santiago). He comulgado con la tierra. Voy a la Sidrería Allí están los parroquianos de siempre y me saludan mis viejos compañeros de curso que sueñan con ser alcaldes o regidores o comprarse una citroneta. Ha cerrado el cine. Aún quedan affiches que anuncian películas de sepia. A lo largo de los cercos las ortigas siguen hablando con su indestructible lenguaje. En el techo de mi casa se reúne el congreso de los gorriones. Pienso por primera vez que no pertenezco a ninguna parte, que ninguna parte me pertenece.
Tellier es chileno, vivió entre 1935 y 1996.-
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Publicado en De Otros. el 27 de Agosto, 2006, 12:53
por MScalona
Adiós a Jorge Göttling
"Adiós es una forma de despedir el antes, una fórmula de decir ya nunca."
Desperté el domingo, esperando leer la columna de uno de los escritores preferidos por mi familia y encuentro que ayer, 26 de agosto, Jorge Göttling, calmó su disnea, horizontalizó sus párpados, "que la tristeza orientaba hacia abajo", silenció sus "labios de luna en cuarto menguante" e inmortalizó el triste rostro, portador de "ojos celestes, por la sal del tiempo que oxida la cara y deja estigmas…" Tal vez nuestra loca necrofilia, abra la tranquera del reconocimiento, a quien describía como nadie, las infinitas tramas cotidianas. "Es la obra de un ser colectivo", diría Goethe.
Los cirujas, los niños desamparados, los desahuciados, los des-enamorados, la nocturnidad en que "la noche apura y la gente colapsa", el alma de los marginales o los "sin ángel", deberán buscar alguien que lo reemplace y desmienta lo suburbano devenido subhumano…Göttling amalgamó como nadie, los propios sentimientos, a relatos orales de refugiados que habitan " la trinchera del anonimato". Casi el mismo anonimato en que él se guarecía, por humildad y miedo a una fama que "des-inspira".
Por suerte, hace dos años, Hinde Pomeraniec, compañera colega, neutralizó la exigencia de ocupar pocas "pocas líneas" y envió sus escritos a un jurado, que por supuesto, le otorgó el galardón "Don Quijote, del Premio rey de España". La columna motivante, del merecido reconocimiento, describía a un ciruja de Plaza Francia, símbolo y emblema de sus "radiografías" de soledades extremas.
Mirta Guelman de Javkin
www.mirtaguelman.com.ar
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Publicado en De Otros. el 27 de Agosto, 2006, 12:48
por MScalona
“La espera del ciruja de plaza Francia”
Clarín del 27/6/04 - JORGE GÖTTLING, excelente periodista literario, aguafuertista, de la tradición de ARLT hasta aquí, falleció ayer en Buenos Aires.
“También él es un paisaje de la Ciudad. Con cada ocaso, con la casa puesta como un caracol, el hombre se ubica en el mismo banco de la Plaza Francia. Despliega despaciosamente sus pertenencias, comienza a construir su lecho. Ocupará caprichosamente tres o cuatro metros cuadrados de la manzana más cara de Buenos Aires hasta que el sol despunte. Es difícil que alguien conozca su nombre, pero quien lo vio alguna vez, quien se tomó tiempo para descifrarlo, sabe que es un ciruja distinto. Tampoco nadie conoce su voz: no pide, no reclama, no protesta, no acepta. Improvisa un colchón con trapos grises, ennegrecidos por la suciedad o por los años, sus frazadas son extendidas bolsas plásticas, también un cuero pesado e incoloro. No se echará hasta la medianoche. Ilumina su banco la tenue luz de una tulipa pública. Eso es su escritorio y —creemos— su sala de lectura. El hombre lee un diario con la mirada fija, sin lentes, adivinando la letra impresa, hasta que el sueño llegue en su auxilio. Tiene ojos celestes, la sal del tiempo le oxidó la cara, le dejó estigmas, hinchado por el vino o los hidratos, manos que se prolongan en dedos amorcillados, con uñas largas y negras. Viste ropa ajada, que alguna vez estuvo de moda, como él. Coloca a su lado una casilla de madera, una cucha, que invariablemente portará cuando parta, al alba, rumbo al norte o al olvido. Alguien arriesga una historia sobre este ícono de la decadencia. Alguna vez fue próspero, tuvo esposa, hijos amores tan furtivos como los sueños. Los hijos partieron, su perro se fue tras una perra y la mujer tras otro hombre. Pasó de la depresión a la locura, trató de refugiarse con sus hijos, pero no: nunca se sabe si falta una habitación o sobra un viejo. En orfandad, aprendió que la vida es una lata que hay que seguir abriendo. No hay revancha para los duros, tampoco la busca. Se oculta, entonces, en la diáfana Buenos Aires de afiche. Resignado ante la pérdida y el olvido, sólo ha guardado la casilla: él cree que su perro ha de volver.”
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Publicado en General el 27 de Agosto, 2006, 10:34
por MScalona
CHICAS -OS...
por favor chequeén sus mails, porque además de tareas y explicaciones asociadas, les acabo de avisar que, con SEGUNDO haremos otra vez -por esta semana- EL TALLER EL JUEVES A LAS 20 HS junto a los de 3º... creo que con invitado ad-hoc...
A LOS DE 1º Superior, QUE POR ESTA SEMANA, nuevamente hagamos el encuentro del viernes de 17 a 19 hs... les adjunté guías, txt y tareas por mail.-
TODO SE DEBE a que el viernes 1º de setiembre a las 20 hs debo participar de un panel sobre LA BIBLIOTECA VIGIL en el marco de la feria del Libro de Rosario, al cual, obviamente están invitados también, libremente.-
Bueno, cualquier sugerencia o duda o reclamo, me avisan... M A R C E
p.d... nomalumbré
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