V e n t a n a s
Publicado en General el 18 de Octubre, 2005, 23:28 por scalona
Ventanas
“ No tener más ventanas para mirarte”. Juan Rodolfo Wilcock Persecución de las musas menores
Son dos ventanas enfrentadas. Dos vecinos calle al medio separados por el catastro el 133 el clavel del aire. o la película de Truffaut. Y se miran rabillo, casi perfil. La vio que lo vio Es popa y escondida. Tren fantasma: el amor es la infancia.
El primer eclipse es una mirada de aburrimiento, el azar, la curiosidad, la cuestión del clima, el par de piernas, o el golpe que hace el viento en las persianas de ella: ¿lloverá por fin...?
El hace un leve movimiento de cabeza, una especie de hola... pienso, luego... dijo René: Van der Kerkoff, Descartes, Pontoni. “Pica, pica...” parece gritar él pero ella le cierra los volados de tul blanco como si viniera un granizo de Jinete del Apocalipsis. ¡Que te parta un rayo...!
Otro día se hace un suspiro, una conjetura memoriza algún detalle. -Parece medio bruta... ¿nunca leerá? -Debe ser un pobre tipo, ni siquiera tiene auto... -¿Lucía...? Tiene pinta de Lucía. -Debe llamarse Bodo, como Bodo Illner, el arquero alemán. Bodo-que... ja... debiera dejar los postres. -¿A quién le dice? Acaso sea una Penélope cornuda. Pero no... parece Lucía. ¿O será porque está escuchando el disco?: “...no hay nada más bello que lo que nunca he tenido”.
Por fin llega un día cálido. Abiertas de par en par parecen dos bocas en las puntas de un callejón en el aire que invisible cruza como un tren del paraíso.
O mejor, salen a las terrazas y la vista es a cuerpo entero: -Sí... es bonita... es más bonita de lo que... -No está mal el mirón la verdá que si tuviera auto...
Un túnel imaginario un espejo imantado un lecho de rocío irresistible como la luna de la distancia, de la espera. Lo soñado.
Los ojos son planetas que hacen eclipses cuando cruzan sus fuegos en líneas paralelas: el deseo tiene la velocidad de la luz y sin recaudo entrar en el alma de otro puede desintegrarnos. Lo dijo el Comandante. Siempre lo dicen tarde: Challenger, Columbia, Cupido.
El tablero de comandos son los visillos: “me parece que se movió la cortina... de seguro está viendo qué hago...” Y las horas de los regresos en plena noche encender una luz sin hacer falta. Sólo para que el otro sepa: “llegué, llegué... y estoy pensando lo mismo”. Un código morse un secreto quita el azar la inocencia el aburrimiento.
Allí hay una historia completa. El deseo pero todavía falta entender el lenguaje de la ropa tendida: sábanas, bragas, cojines poema, cuento, película te amo, te amo, te amo no se dice nunca se dirá para que sea definitivo.
No hay que decirlo. Mirar. Avistarse. El amado es un horizonte un código morse secreto:
tres flashes son sí; dos flashes son mañana y toda la noche encendida es para siempre.
Marcelo Scalona |